¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

El Amor desinteresado no es Amor

Una reflexión sobre las dinámicas de pareja en las que hay desigualdad.

El Amor desinteresado no es Amor

A diario escucho a personas definir a sus ex parejas o ex amigos como “psicópatas narcisistas”. Este diagnóstico visto a posteriori solo instala a quien lo enuncia en una posición de víctima.

Ser una víctima es ser miembro de una relación violenta. Cuando dicha relación ya se terminó, hay que empezar por pensar en qué aspectos de uno mismo se sostuvo dicho vínculo. A eso se le llama “responsabilidad afectiva”. La implicación en las situaciones en las que se está involucrado es el primer punto que habilita a realizar un cambio.

El “amor desinteresado” vinculado al rol de víctima

En primer lugar, salir del papel de la víctima. Porque el lugar de la víctima es un lugar “sin salida”. No hay víctima sin victimario. Por tanto, dejar de ser víctima desarma al victimario. Lo destituye.

Para que alguien nos lastime hay que darle lugar de poder sobre nosotros. Por ejemplo, poder de hacernos sufrir. Hay algo de la reciprocidad que funciona fuera de las formas en que esperamos que se produzca. El circuito sería algo así.

  • Yo lo amo, él me lastima.
  • Yo insisto amándolo más, él insiste lastimando más.
  • Yo insisto con mi respuesta, él me insiste con la suya.

De esto se puede concluir que lo que se está sosteniendo es una “relación recíproca de daño”.

En ambos se logra un beneficio. Beneficio que mantiene la relación más allá de lo que sus miembros dicen sobre la misma.

También debemos reconocer que hay mucho de “conmigo va a ser diferente”, “yo lo voy a cambiar” en la apuesta de una persona que, aun conociendo a una persona que es comúnmente infiel en su vida, un mujeriego, por ejemplo, acepta formar una pareja con él.

Toda pareja es de a tres: uno, su ilusión y su partenaire

A veces, esa ilusión obtura toda visión del otro. Hasta que ya es demasiado tarde. Ya estamos en una relación tóxica. Hay personas especializadas en mantener “a solas” relaciones de pareja. Algo paradójico, en apariencia, pero bastante más común de lo que se pueda pensar.

Sobrellevar en sus hombros todas las vicisitudes e inconvenientes, hacer todos los esfuerzos sin recibir "nada a cambio. En realidad, se recibe la confirmación de la propia omnipotencia. Hasta que la persona revienta. Problemas cardíacos, enfermedades psicosomáticas, etc.

En el ámbito laboral es muy frecuente ver con carpetas psiquiátricas a personas abnegadas que dan la vida por su actividad laboral. Quien realiza esta elección quizás lo hace de manera inconsciente. Pero hay un beneficio. Y es la terapia la que permitirá descubrir cuál es ese beneficio.

Se me podría preguntar cómo se puede hablar de una “elección inconsciente”. Y allí tengo que aclarar que lo inconsciente está determinado. El deseo, que comanda nuestras elecciones amorosas, es inconsciente.

La pulsión más cruda que nos habita es desconocida muchas veces por el sujeto. Pero ese “desconocer” es fruto de un trabajo de represión. Desconocer esos aspectos que no nos gustan de nosotros mismos. Y enojarnos cuando los vemos en otra persona. Con esa otra persona podemos cortar trato, y así evitamos el reconocernos.

Si nos detenemos a pensar esto, como dije más arriba, las parejas son de a tres o de a uno. Nunca de a dos.

No hay dos sin tres

Por otro lado, hay un punto clave a tener en cuenta. El beneficio que sostiene una pareja. Todo se sostiene por algún beneficio o ventaja. El término “ventaja” resulta muy molesto para ciertas personas.

El desinterés, en lo amoroso, tiene buena prensa. Pero quien no reconoce su interés no sabe hacia dónde se está dirigiendo y cuál es el costo afectivo de su apuesta. Pareciera que buscar un beneficio en una relación fuera algo poco ético e inadecuado.

Y lo cierto es que siempre hay un interés en juego. Ya sea el de compañía, o el de sexo, o bien el de un rédito social o económico. Cuando no se trata del deseo no reconocido, malsano, de repetir una historia de vida y buscar alguien que siga maltratándonos o abandonándonos.

Marta Giralt

Marta Giralt

psicóloga clínica

Profesional verificado
San Francisco
Terapia online

Amamos como fuimos amados

Si una persona no tiene en claro que en cada vinculación se corren riesgos, se ponen en juego estas cuestiones, anda por el mundo a ciegas. Y eso es muy habitual.

El precepto de “hacer el bien sin mirar a quién” y el de “dar todo sin esperar nada a cambio” justifican, muchas veces, los vínculos más enfermos y perniciosos. La terapia es el dispositivo que permite, si todo sale bien, encontrar el interés comprometido tras las huellas del dolor compartido. Y hacer de ello algo diferente a sufrir.

Psicóloga

San Francisco

Marta Giralt es Psicóloga con más de 30 años de experiencia; atiende a personas de todas las edades, así como a familias y parejas, mediante sesiones presenciales o de terapia online.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese