Cómo hacer un genograma en psicoterapia

Esta herramienta terapéutica se utiliza para representar gráficamente las relaciones familiares.

En la práctica clínica, obtener información sobre el paciente, la problemática por la cual acude a consulta y los circunstancias que rodean dicha problemática o pueden influir en ella es una parte fundamental del proceso psicoterapéutico. El psicólogo necesita esta información para poder trabajar y contribuir a hacer frente a las cuestiones que el paciente plantea, sirviendo como guía a través del proceso.

Dentro de estas informaciones, comprender la estructura familiar y el tipo de relaciones que mantiene el sujeto con su entorno más cercano puede ayudar en gran medida a comprender la situación actual del sujeto. La obtención de dicha información se lleva a cabo a través de diversos métodos, pudiendo registrarse de forma simple y fácilmente comprensible si se elabora un genograma.

¿Qué es un genograma?

Llamamos genograma a una representación gráfica en la cual se plasma la información general sobre la constitución de una familia y las interrelaciones entre sus miembros. Se trata de una forma esquemática de visualizar patrones familiares y el tipo de relaciones que se establecen entre sus miembros. En un genograma se reflejan todas las personas que conforman la estructura familiar, tanto las que siguen con vida como las que han fallecido o se han desvinculado del núcleo familiar. Se incluyen también abortos. Si bien generalmente se remonta hasta un total de tres generaciones, esto puede variar según el tipo de problemática que motiva la consulta al psicólogo.

El genograma no solo refleja la estructura familiar, sino que sirve para visualizar la presencia de acontecimientos muy importantes y vitales para el sujeto, tales como el nacimiento de un hermano, la muerte de un familiar, una boda, un divorcio o un aborto. Este tipo de sucesos puede marcar en gran medida la psique humana y cambiar el tipo de relaciones que tiene cada individuo del sistema familiar, incluyéndose el cliente o paciente, pudiendo llegar a originar o contribuir a la presencia de trastornos o problemas vinculados al motivo de consulta del paciente. Es por ello por lo que es una herramienta ampliamente utilizada en la práctica clínica para analizar las relaciones familiares..

Así pues, aunque el resultado final parece simple y sencillo, este tipo de representaciones ofrece una gran cantidad de información al profesional a la hora de entender de dónde viene el paciente y cómo sus orígenes pueden ayudar a explicar su presente, permitiendo esbozar diferentes estrategias y vías de actuación.

Construyendo un genograma

A primera vista puede que parezca que elaborar un genograma es realmente rápido y sin ningún tipo de complicación. Sin embargo, para elaborar un genograma con sentido no basta con hacer una serie de símbolos entrelazados: hay que explorar y tener en cuenta la composición y estructura familiares mientras tenemos en cuenta el efecto que dichas relaciones pueden tener sobre el paciente. Además, si bien se trata de una representación gráfica que podría llegar a construirse de muy diversas maneras, para que sea entendible y tenga sentido práctico se han establecido una serie de símbolos y pasos.

Para empezar a construir un genograma, en primer lugar se ha de tener muy en cuenta el objetivo con el que se lleva a cabo la representación. Dado que una familia puede estar conformada por un gran número de personas, es necesario delimitar el tipo de relaciones que se han de reflejar, acotando la representación a los más cercanos o vinculados al problema. Veamos a continuación los pasos a dar en la elaboración del genograma.

1. Construcción de la estructura básica

En un primer momento se procede a esbozar la estructura básica de la familia. Así, en este punto se representa a cada uno de los miembros de la familia a través de una figura y el vínculo que les une a partir de líneas que unen a los componentes del sistema. Básicamente se hace un árbol genealógico centrado en el cliente o paciente y sus parientes más cercanos, generalmente limitándose a valorar un total de tres generaciones incluyendo la del susodicho.

Además, en un genograma no solo se indica quienes forman parte de una familia sino también qué miembros de dicha familia conviven en un mismo emplazamiento con el cliente o paciente, para lo que se rodea con una línea discontínua a todos los miembros de la familia que cohabitan con él. Esto ayuda a comprender con quién tiene mayor nivel de contacto el paciente y cómo este contacto afecta a su vida.

2. Recogida básica de datos de los sujetos

Una vez trazada la estructura del genograma y representadas las personas y relaciones principales, es necesario para comprender el funcionamiento de la familia recoger diversos datos generales

Por ejemplo la edad, nivel educativo y sociolaboral y la profesión de los seres cercanos pueden afectar al desarrollo del sujeto, con lo que contar con estos datos permite mejorar la comprensión del sistema. También resulta útil conocer la presencia de antecedentes de trastornos mentales o médicos.

3. Marcando qué tipo de relación mantienen

Además de saber quién es quién y los datos vitales más básicos, es necesario observar el tipo de relaciones y la implicación emocional que estas tienen, dado su importancia a la hora de que el cliente interprete las relaciones interpersonales e incluso la realidad. 

Con esto podemos observar, entre otras cosas, si hay relaciones conflictivas o muy cercanas que sirvan de apoyo o de factor de riesgo para promover una mejoría o empeoramiento de la situación del paciente.

Simbología y su significado

Al margen del proceso que se sigue durante la construcción del genograma, es importante para su comprensión conocer qué símbolos se emplean en cada situación. 

Se ha de tener en cuenta que lo que se simboliza no es únicamente a cada uno de los miembros de la familia, sino también el tipo de vínculo que lo une al resto de componentes.

Simbolizando a las personas

A la hora de analizar o crear un genograma hemos de tener en cuenta qué o a quién se está representando con cado uno de los símbolos. Cada individuo de la familia es representado con un único símbolo. Concretamente, emplearemos el contorno de un cuadrado cuando nos refiramos a un hombre y el de un círculo cuando estemos representando a una mujer. Dentro del símbolo aparecerá la edad actual del sujeto si se encuentra con vida, encima de él el año de nacimiento y justo debajo del símbolo el nombre del individuo. A la hora de representar al cliente o paciente, la figura que lo representa es doble (es decir, un cuadrado o círculo centro de otro). Si la persona que se está representando es alguien que ya ha fallecido, encontraremos que el símbolo aparece tachado, con una X encima.

Otros símbolos a tener son los referidos a la presencia de abortos. En este aspecto encontramos dos símbolos en función de si la interrupción del embarazo ha sido voluntaria o accidental: en el primer caso se va a utilizar una pequeña equis sin que esta esté tachando ningún símbolo, mientras que en caso de aborto espontáneo se emplea un pequeño círculo totalmente pintado.

En el caso de que sea necesario valorar la orientación sexual de uno de los miembros de la familia para comprender el motivo de consulta del paciente (por ejemplo, si acude a consulta un sujeto con problemas para aceptar la orientación sexual de un familiar), puede indicarse si el sujeto pertenece al colectivo LGTB con un triángulo invertido en el interior del símbolo que indica su sexo.

El hecho de que los símbolos sean únicamente un contorno o se encuentren más o menos rellenos tiene también ciertas implicaciones. Sujetos que consumen y abusan de sustancias como alcohol y drogas tendrán la mitad de su símbolo pintado, de manera horizontal. Si el individuo padece problemas mentales, el símbolo tendrá la mitad pintada, pero en este caso de forma vertical. Si se suman ambos, problemas psiquiátricos y abuso de sustancias, serán tres cuartos del símbolo los que estarán pintados.

Representando relaciones familiares

Al margen de los sujetos, en el genograma también se reflejan el tipo de relación que tiene cada componente con el resto. En este sentido nos encontramos también con diferentes representaciones en las conexiones entre sujetos.

La unión marital entre dos personas se simboliza con una línea recta y continua, estando los dos individuos a la misma altura. Si dos personas tienen una relación pero no están casadas, dicha relación se va a representar con una línea discontínua, estando también a la misma altura. Si la pareja se separa, una barra diagonal cortará la línea que los une, marcándose el año de la ruptura. En el caso de un divorcio nos encontraremos con dos barras diagonales. En el supuesto de que una pareja divorciada o separada volviese a unirse posteriormente, se tacharán las barras que marcan su separación.

La presencia de hijos se simboliza con líneas que surgen de la unión de dos personas, siendo la línea contínua en el caso de hijos biológicos y discontínua si nos encontramos ante una hijo adoptado. Si se trata de más de un retoño, se ordenarán de izquierda a derecha en función de la edad.

La presencia de hermanos presenta algunas características a tener en cuenta. Si estamos ante gemelos, las líneas que representan la unión con los padres surgirán de un mismo punto. En caso contrario, la líneas nacerán en puntos diferentes a partir de la que indica la vinculación entre ambos progenitores.

Indicando el tipo de relación

Se ha indicado hasta el momento el tipo de vinculación estructural que mantienen los miembros de la familia, pero también es posible indicar cómo es dicha vinculación a nivel emocional.

Relaciones positivas y normativas se marcarán estando ambos sujetos a exactamente la misma altura. Una relación distante puede marcarse estando ambos sujetos a alturas diferentes, no estando ambos símbolos vinculados en el mismo punto. Relaciones conflictivas se indicarán con líneas zigzagueantes, y en caso de la presencia de abusos físicos o psíquicos dicha situación será representada con una línea zigzagueante que terminará en una flecha que marcará en qué dirección va el abuso.

Una relación íntima se puede indicar a partir de dos líneas en lugar de una. mientras que relaciones fusionadas se marcarán con tres líneas. A partir de estas construcciones pueden hacerse combinaciones.

Referencias bibliográficas:

  • Compañ, V.; Feixas, G.; Muñoz, D. y Montesano, A. (2012)- El genograma en teraìa familiar sistémica. Universitat de Barcelona. Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològics. Facultat de Psicología.
  • McGoldrick, M. y Gerson, R. (1985) Genogramas en la evaluación familiar. Barcelona: Gedisa (3ª ed. 2000). 

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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