Arte del diálogo amistoso y mediación

Una reflexión sobre cómo sustentar filosóficamente el concepto de la mediación.

Arte del diálogo amistoso y mediación

La enseñanza programada en la línea de Sócrates y Skinner se expone en El libro de los nuevos métodos de enseñanza, de W.R. Fuchs (1689). Es interesante advertir, como muestra este libro de Fuchs –nos dice Pérez Álvarez , 1996- que el diálogo socrático viene a ser un antecedente de la instrucción programada y del moldeamiento verbal (es interesante advertirlo, porque todos los enfoques psicológicos –psicoanalítico, adleriano, fenomenológico y existencial, humanista en psicoterapia, cognitivo, cognitivo-conductual y el enfoque contextual- gustan de filiarse en Sócrates, pero ninguno muestra cómo, y Fuchs en su libro –pág. 55 a 68- lo demuestra).

Algo similar pretende el autor con la mediación: rescatar el concepto filosófico existencial de “Vida dialógica” de Martín Buber (1878-1965) como modelo teórico en el que sustentar la mediación.

La razón de ser de la mediación

El diálogo ha sido con frecuencia una forma de expresión filosófica o científico-filosófica; ejemplos al respecto hallamos en Platón, San Agustín, Cicerón, Galileo, Berkeley, Hume y, como ya hemos mencionado, Sócrates (a través de Platón).

La mediación trata de corregir y restaurar el discurso continuo de las personas que necesitan mediar que es una forma de diálogo oculta. Así se ve en Plotino, que se pregunta y se responde a sí mismo con frecuencia en forma “dialógica: comienza por plantear una cuestión de un problema tradicional, sigue luego con un desarrollo científico del tema, y se pasa por último a una llamada a la persuasión mediante imágenes y metáforas, que terminan -en Plotino- en una exhortación a elevarse hacia lo más espiritual, pero que, –en los mediados-, la exhortación es terrenal.

“Arte del diálogo amistoso”, feliz expresión del matemático suizo A. Speiser en simpatía con el filósofo Sócrates que nos sirve para introducir el brillante y con todo amable, método dialéctico de la mediación que sin obviar su imparcialidad, neutralidad, libertad y voluntariedad, lo que corrobora a la perfección el hecho de que, en la seriedad dialéctica que le precede, el que media se ve impulsado a adoptar una actitud que los mediados pueden casi experimentar como de amistad y camaradería. El mediador actúa de interlocutor amigo no como un técnico –que lo es, sin duda-, y mucho menos como su adversario con aires de superioridad. La forma en que se comporta el mediador durante la sesión con los mediados da lugar a una buena “atmósfera” de diálogo.

“Abro mi ojo o mi oído, extiendo mi mano, y siento inseparablemente en el mismo instante: Tú y Yo, Yo y Tú” (Jacobi, Ueber Recht und Gewalt, 1781), y a partir de entonces se abre un fecundo camino que va de Feuerbach y Kierkegaard a Cohen, Rosenzweig, Rosenstock, Ehrenberg, Gagarten, Marcel, etc. siendo Martín Buber quien de forma más brillante, concisa y profunda sistematizó aquella intuición, donde confluyen fenomenología y personalismo y se abre paso el “nuevo pensamiento”: frente a la puerta de la sesión informativa, y una vezatravesado el lintel, comienza la mediación.

Ahora, Tu y Yo, Yo y Tú, “nosotros” –en el sentido de Kunkel, 1940- estamos aquí, en la sala de la mediación. Es, en ese momento y, estando “todos Presentes”, cuando comienza el “Diálogo amistoso” que persigue corregir la “dualidad” de nuestros invitados: la alteración del tiempo Vivenciado y del espacio Vivido. Temporalidad fracasada y espacialidad incapacitada. Dualidad, que superando las distancias y reduciendo la temporalidad del proceso, quiere “llegar” a una solución fecunda y reparadora.

Ferrater Mora (2001), nos enseña que el concepto de mediación fue usado, explícita o implícitamente, por varios filósofos antiguos cuando tuvieron necesidad de encontrar un modo de relacionar dos elementos –“dualidad” en el sentido de Buber-; en este sentido la mediación fue entendida como la actividad propia de un agente mediador que era a la vez una realidad “intermedia”: El controvertido obrero demiurgo de Platón, la concepción de que hay intermediarios entre lo Uno y el Alma, son ejemplos de mediación como también lo fue en el cristianismo Jesús –concebido como perfecto mediador –Rodríguez M., 1984- y María –Alonso, 1984-.

El problema de la comunicación

En el centro de la exposición detallada de la filosofía existencialista de Martín Buber se encuentran sus dos escritos principales Daniel –Gespräche von der Verwirklichung (aparecido en 1913) e Ich und Du (aparecido en 1923). Con ambos textos comienza la exposición de la filosofía dialógica del “Yo y Tú” de Buber (2013).

Martín Buber destaca, en la época contemporánea, por el interés manifestados por las cuestiones de índole “dialógica”, al preocuparse por el problema de la comunicación en sentido existencial y del llamado “problema del otro”. El silencio puede formar parte del diálogo. Pero hay que distinguir entre el diálogo auténtico y el falso –esencial para un buen mediador-. “El diálogo auténtico –nos dice Ferrater Mora- (implique o no comunicación por medio de palabras) es aquel en el cual se establece una relación viva entre personas como personas”. El diálogo falso (calificado de “monólogo”) es aquel en el cual las personas creen que se comunican mutuamente, cuando lo único que hacen en verdad es alejarse uno de otros. “Una forma de diálogo no auténtico –según Ferrater-, pero admisible, es el “diálogo técnico” –como por ejemplo, el judicializado-, en el cual hay solamente comunicación de conocimiento objetivo” (en el mundo del “Ello”).

Leemos en Ferrater Mora: “Buber se ha referido a la cuestión del diálogo en muchas de sus obras, pero es especialmente apropiado a este respecto el tomo titulado Dialogisches Leben, 1947 (Vida dialógica), que incluye Yo y Tú y varios escritores menores. Maurice S. Friedman –escribe- en el libro Martin Buber: The Life of Dialogue (1955), cap. XIV:“existe para Buber una esfera del –entre- (de lo –entrehumano- o inter-humano”. La participación de ambos miembros –mediados a nuestro propósito- es el principio indispensable para esta esfera, tanto si la reciprocidad es completamente efectiva como si es directamente capaz de ser realizada mediante complementación o intensificación –en nuestro caso, con la participación de los mediadores-. El desarrollo de esta esfera del “entre” es lo que Buber llama precisamente “lo dialógico”.

El terreno de la mediación, entendida metafísicamente, resulta de una idea de la realidad social contemporánea y de las “relaciones concretas” que se manifiestan en las personas como proceso dialéctico racionalmente articulable y explicable y lo “dialógico” –de la mano de Buber-, el ejercicio de ese diálogo propio de la relación entre el yo y el , deja de ser una doctrina puramente dialéctica y resuena como un salmo de dolor y de esperanza.

  • Alonso Antona, J.M. (1984). La mediación mariana en las Sagradas Escrituras. Gran Enciclopedia Rialp. Madrid Ediciones Rialp, S.A.
  • Buber, M. (2006). Yo y Tú, y otros ensayos. Ediciones Lilmod.
  • Ferrater Mora, J. (2001). Diccionario de Filosofía. Ariel Referencia
  • Fuchs, W.R., & Bitzer, D. (1973). El libro de los nuevos métodos de enseñanza. Ediciones Omega.
  • Kunkel, F. (1940). Del Yo al Nosotros. Miracle.
  • Pérez Álvarez, M. (1996). Tratamientos psicológicos. Editorial Universitas, S.A.
  • Rodríguez Martínez, M.J. (1984). La mediación de Cristo. Gran Enciclopedia Rialp. Madrid Ediciones Rialp, S.A.

Doctor en Psicología

Murcia
Terapia online

Juan José Regadera es Doctor en Psicología con el Titulo Oficial de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica y Psicólogo Especialista EuroPsy en Psicoterapia, además de Psicoterapeuta Acreditado por la FEAP. Especialista con 38 años de trabajo y más de 2.950 personas atendidas.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese