Cómo saber si tengo una obsesión por alguien: 4 señales de alerta

Estar obsesionado por una persona puede desgastar tanto nuestra calidad de vida como la suya.

Cómo saber si tengo una obsesión por alguien
Síntomas típicos de esta clase de dinámicas emocionales.Unsplash.

Las relaciones afectivas se basan en el hecho de preocuparse por otra persona, de modo que sentir que alguien nos gusta tanto que nuestra atención se suele centrar en ella es natural.

Sin embargo, a veces esa atracción va más allá de lo que puede considerarse positivo para la salud mental. Por eso, muchas personas se preguntan… ¿cómo saber si tengo una obsesión por alguien?

Veamos cuáles son las señales o síntomas de que se está desarrollando un vínculo emocional insano que nos vuelve dependientes de la atención y el cariño de otra persona.

Cómo saber si tienes una obsesión por alguien

La obsesión por una persona se manifiesta de muchas maneras diferentes, y todas ellas se asocian a síntomas cognitivos (de pensamientos y creencias distorsionadas) y emocionales. Veamos cuáles son esos síntomas típicos que surgen en estas ocasiones.

1. Todo te recuerda a ella

En el enamoramiento es normal que muchas de las cosas que vemos nos recuerden a la persona amada, pero en los casos en los que alguien siente obsesión por otra persona, estas asociaciones entre el estímulo y el recuerdo (normalmente, imágenes de la persona por la que sentimos atracción) son más extravagantes.

A causa de esta facilidad a la hora de establecer relaciones entre lo que vemos y la imagen de la otra persona, prácticamente todo nos recuerda a ella, lo cual hace que nuestro día a día gire alrededor de ella.

2. Surgen las ganas de estar siempre cerca de ella

Quien siente obsesión por otra persona no necesariamente busca llamar su atención, ya que esto depende mucho del tipo de personalidad que se tiene y del nivel de autoestima del que se dispone (alguien que no se valore, posiblemente tendrá miedo de exponer sus imperfecciones ante ese sujeto por el que siente atracción).

Sin embargo, lo que sí suele ocurrir es que aparece un intenso deseo de estar cerca de ella, a veces incluso si no es consciente de ello. Esta última situación puede hacer que la intimidad de quien genera atracción se vea comprometida, al tener a alguien que la sigue de cerca tanto física como virtualmente, a través de las nuevas tecnologías y concretamente mediante Internet.

En los casos más extremos en los que hay acoso, puede ser incluso que quien está siendo seguido se considere en peligro al percibir que hay alguien que se entromete demasiado en su vida o que incluso puede llegar a recibir ataques físicos; independientemente de si esto se produce o no, es un desgaste de su calidad de vida que genera sufrimiento desde el primer momento.

3. Frustración

Normalmente, quien siente obsesión por una persona sufre porque sus expectativas de estar con ese sujeto no se ven satisfechas por la realidad. Eso se debe a que en la mayoría de las ocasiones alguien que ha entrado en esa dinámica emocional demanda un grado de implicación en la relación que pocas personas están dispuestas a ofrecer. Incluso en las relaciones amorosas.

Esto hace que sienta un cierto nivel de angustia, no ya por si la otra persona accederá a relacionarse más con ella en el futuro, sino por la situación presente, que es percibida como una etapa de estancamiento. Por un lado, todo lo que importa es estar con esa persona; por el otro, ese “proyecto” no progresa demasiado.

4. Momentos para fantasear

Tal y como hemos visto, la obsesión suele llevar a la frustración. Como consecuencia, es muy común fantasear con una realidad alternativa en la que todo va mucho mejor y la relación progresa.

Estas fantasías son recurrentes y no surgen solo justo antes de conciliar el sueño, sino en muchos momentos de tiempo libre en los que no hay mucho que hacer.

¿Qué hacer?

Hasta ahora hemos visto los síntomas que indican que puedes tener una obsesión por otra persona, pero… ¿qué se puede hacer al respecto? ¿Cómo lidiar con este fenómeno psicológico?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que las decisiones de la otra persona siempre prevalecen sobre su vida, y por consiguiente no podemos tratarla como si fuese alguien sin capacidad de gestionar su propio día a día. Si ha elegido no involucrarse en una relación tal y como nos gustaría, hay que aceptarlo, y si eso nos produce mucho malestar, lo mejor es cortar por completo el contacto.

Por otro lado, en los casos en los que tener un cierto contacto con la persona por la que sentimos obsesión no es un problema, hay que saber que buena parte de estos casos de obsesión se suelen deber a un exceso de idealización.

Analizar las imperfecciones que presenta (o que nosotros podríamos interpretar como tal en cualquier otra persona) es útil, pero, por supuesto, no hay que ofenderla confrontándola con estos hechos.

Referencias bibliográficas:

  • Fehr, B., Russell, J. (1991). The Concept of Love Viewed From a Prototype Perspective. Journal of Personality and Social Psychology.
  • Lewis, Thomas; Amini, F., & Lannon, R. (2000). A General Theory of Love. Random House.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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