Lenguaje expresivo: qué es, etapas de desarrollo y posibles problemas

El lenguaje expresivo es una de las principales capacidades del ser humano; veamos cómo surge.

Lenguaje expresivo

La comunicación implica recibir y emitir mensajes. A la hora de recibirlos, es necesario comprenderlos para poder emitir uno en forma de contestación, es decir, expresarnos.

En este sentido, podemos hablar de dos tipos de lenguaje: el expresivo, que es aquel que usamos como emisores para transmitir una información a otras personas, y el comprensivo, que hace referencia a la capacidad de comprender lo que nos dicen los demás y saberlo analizar.

A continuación vamos a ver qué es y cómo se desarrolla el lenguaje expresivo durante la infancia temprana, y qué supone presentar problemas de expresión.

¿Qué es el lenguaje expresivo?

Hablamos del lenguaje expresivo o del aspecto expresivo del lenguaje a la capacidad que tienen los seres humanos de transmitir una información a otra persona. Es decir cosas oralmente, de forma escrita o por medio de gestos y expresiones faciales. Se puede entender como la “salida” del lenguaje, en contraposición con el lenguaje comprensivo que implica la “entrada” e interpretación.

Esta habilidad ya va manifestándose en el pequeño desde que nace. A lo largo del desarrollo infantil, el lenguaje expresivo oral comienza cuando se empiezan a hacer sonidos con la boca. Aunque básicos y aparentemente carentes de significado, estos balbuceos constituyen la primera muestra de uso de expresión de los pequeños. Es su forma, todavía poco sofisticada y muy interpretativa, de comunicar sus necesidades, deseos y sentimientos.

Que no hable todavía no significa que no comunique, pues la comunicación comienza al nacimiento, incluyéndose el llanto reflexivo, apartar la vista cuando no quiere más leche materna o lanzar algo cuando no le gusta.

Características del lenguaje expresivo

El desarrollo del lenguaje expresivo en la infancia

El lenguaje expresivo no aparece de forma repentina. A lo largo del desarrollo del infante, este va pasando por varias fases en las que su capacidad expresiva se va volviendo más sofisticada para acabar hablando de forma similar a cómo lo hace un adulto cerca de los 3-4 años.

1. Primeros 9 meses

Durante los primeros 9 meses los bebés hacen experimentos con sonidos y otras formas de comunicación para expresar que sienten curiosidad e interés por su entorno, además de intentar tener influencia sobre él.

En este período vital del niño, se pueden ver las siguientes conductas:

  • El bebé llora para indicar hambre, dolor o malhumor.
  • Usa sonrisas y otras expresiones faciales para iniciar el contacto social.
  • Arrulla y hace movimientos físicos para relacionarse con personas conocidas.
  • Balbucea y experimenta con sonidos (p. ej., bilabiales: p, b, m)
  • Combina balbuceos de diferentes tipos.
  • Empieza a indicar con el dedo los objetos y personas de su entorno.

Estrategias de interacción útiles de sus cuidadores:

  • Turnarse en interacciones sencillas: arrullar después de que el bebé arrulle con un sonido similar.
  • Repetir los sonidos que hace el bebé, animarle a “hablar” más.
  • Crear un entorno rico de lenguaje: comunicarse con el niño durante el día sobre lo que está pasando.

2. De los 7 a los 18 meses

El lenguaje de los bebés va progresando, yendo desde el balbuceo hacia expresiones vocales y las primeras palabras. Los pequeños van reduciendo su balbuceo mientras que empieza a aumentar su vocabulario de manera exponencial. Sus primeras palabras tienden a ser expresiones de dos sílabas, en muchas ocasiones diminutivos de objetos de su día a día, como por ejemplo decir “bibi” para “biberón”.

En este período se pueden ver las siguientes conductas en el pequeño:

  • Balbucea usando sonidos de la lengua materna.
  • Crea frases largas balbuceando.
  • Comunicación no verbal para expresar ideas: por ejemplo, decir adiós con la mano.
  • Dice sus primeras palabras, mayormente en jerga infantil: mama, papa, tata, bibe...
  • Nombra algunos objetos conocidos de su entorno.
  • Usa una sola palabra para transmitir un mensaje: por ejemplo, dice “agua” para decir que quiere beber.

Algunas estrategias útiles de interacción para los cuidadores en esta etapa son:

  • Reconocer y responder a los intentos del pequeño de comunicarse.
  • Expandir lo que el niño está diciendo: ¿Agua? ¿Quieres beber más agua?
  • Demostrar aprecio cuando el pequeño intenta usar palabras nuevas.
  • Hablar y leer delante del pequeño.
  • Describir lo que está ocurriendo a lo largo del día: “vamos a sentarnos a comer”.

3. De 16 meses a 24 meses

Cerca de cumplir los dos años, los niños siguen haciendo experimentos con el lenguaje y expanden el vocabulario. También es a estas edades que los niños y niñas empiezan a decir oraciones de dos palabras para comunicar significados, como por ejemplo “papi fue” o “yo zumo”.

Entre las conductas que podemos observar en este período tenemos:

  • Usa más palabras que gestos al hablar.
  • Repite palabras que oye.
  • Habla telegráfica: “nene sueño”, “tata mala”, “juete roto”.

Algunas estrategias de interacción para los cuidadores son:

  • Seguir hablando con el pequeño sobre temas de su día a día.
  • Animar al niño a hablar y expandir sobre lo que está diciendo.
  • Reconocer y expandir lo que el niño expresa: “sí, veo que papá se fue”.

3. De 21 meses a 36 meses

Los pequeños ya son capaces de comunicarse sobre temas actuales y empiezan a combinar algunas palabras en oraciones breves para expresar de forma más clara cuáles son sus necesidades y deseos, sobre todo al acercarse los 3 años. En este período, inicia el uso de modos y tiempos verbales, aunque todavía en frases simples. Sigue habiendo un notorio aumento del vocabulario, combinado con el uso de artículos, pronombres y adverbios.

Algunos comportamientos que podemos observar en esta etapa son:

  • Dice frases de tres palabras: “quiero comer manzana”.
  • Uso de pronombres y preposiciones: “Me quitó pelota”, “en la silla”.
  • Hace errores de conjugación de verbos irregulares (“hacido”, “dició”, “tene”). Esto es indicativo de que entiende reglas complejas de la gramática.
  • Usa cada vez más adjetivos: “muñeca rosa”.

Algunas recomendaciones de interacción para adultos cuidadores:

  • Dar un modelo de habla correcta, pero sin corregir al niño cuando está hablando.

  • Usar frases sencillas al hablar con el pequeño.

  • Dejar que los niños jueguen y experimenten con el lenguaje cantando o haciendo rimas.

  • Artículo relacionado: "Psicología del Desarrollo: principales teorías y autores"

Problemas de lenguaje expresivo

Si bien no siempre es así, los niños que tienen dificultades con el lenguaje expresivo lo suelen tener también con el comprensivo. Muchos de los síntomas asociados a los trastornos de la expresión y la comprensión son similares, como los déficits de atención. En el caso particular de los problemas expresivos tenemos algunos síntomas como el uso de jerga muy infantil para su edad (por ejemplo, "bibi", "aga"), uso de oraciones con pocas palabras y verbos simples, oraciones con un orden de palabras incorrecto, además de una severa dificultad para dominar la lectoescritura y expresión escrita.

Los problemas del lenguaje expresivo limitan la capacidad de las personas para comunicar sus pensamientos e ideas. Si no hay un problema del lenguaje receptivo o comprensivo pero sí del tipo expresivo, el paciente entiende lo que se le dice, pero lucha por verbalizar, escribir y expresar físicamente sus pensamientos e ideas.

Entre otros problemas, los niños con un trastorno del lenguaje expresivo pueden manifestar las siguientes problemáticas.

  • Dificultad para juntar las palabras al hablar.
  • Dificultad para encontrar las palabras correctas al hablar.
  • Tener vocabulario por debajo del nivel de sus iguales.
  • Emplear los tiempos de forma incorrecta.

En estos pequeños también podemos observar comportamientos como los siguientes:

  • Contesta a preguntas directas con respuestas de una o dos palabras.
  • Rara vez elaboran una idea o proporcionan una descripción detallada de sus vivencias.
  • Su elección de vocabulario es limitada y poco sofisticada.
  • Su expresión escrita es tediosa y resultar en un texto muy poco desarrollado.
  • Su lenguaje corporal no se corresponde con lo que siente en una situación determinada.

Los niños y niñas con problemas de expresión pueden ser ayudados si se les aplica diversas estrategias. En contexto de aula, puede ser útil promover la participación activa de este tipo de alumnado en discusiones de clase y en las actividades de lápiz y papel. Además, se pueden incluir ayudas visuales para aumentar el uso del vocabulario, como por ejemplo dibujar una imagen o gesto y debajo la palabra escrita. Los organizadores gráficos visuales son también una herramienta útil en el desarrollo de la producción del lenguaje expresivo.

En casa, también se pueden usar varias herramientas para ayudar a los pequeños. Es aconsejable que los padres usen las preguntas de quién, qué, cuándo, por qué, dónde y cómo al hablar con su hijo, y que se eviten las preguntas de sí y no. Estas preguntas se pueden usar como expansores de oraciones para mejorar la expresión escrita.

Cada niño es único y puede presentar diferentes signos de problemas de desarrollo del lenguaje. Estos síntomas y signos deben ser evaluados para averiguar si hay o no un problema del lenguaje expresivo. Lo mejor es acudir a un profesional autorizado que pueda determinar realmente si tiene o no estos problemas el pequeño. Entre los profesionales que pueden tratar este problema del aprendizaje encontramos terapeutas del habla y el lenguaje como logopedas, psicólogos infantiles y profesores de refuerzo.

Dada las limitaciones que supone no poder expresarse bien, es muy importante que de tener la sospecha de que nuestro hijo o alumno pueda presentar este tipo de problema, se le ayude, se inicie un protocolo de diagnóstico y se refuerce en la medida de lo posible y necesario. Como siempre, la detección e intervención temprana es la mejor estrategia de prevención. Cuanto más pronto se actúe, menos graves serán los problemas de aprendizaje y más fácilmente se podrá mejorar su situación.

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Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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