La Dama de Elche: historia y características de esta escultura íbera

Te contamos los secretos de esta enigmática obra maestra de la cultura íbera.

La Dama de Elche

Ha aparecido en innumerables publicaciones y es reconocida a nivel internacional como la muestra “más perfecta” del arte autóctono de la Península Ibérica. Fue codiciada por los franceses, que la situaron en un lugar de honor del Louvre, mucho antes de que la Dama de Elche regresara a España. Los historiadores han creído ver en ella a una diosa, a una sacerdotisa y a una mujer noble de carne y hueso…

¿Qué es, en realidad, la Dama de Elche? ¿Quién es la misteriosa mujer que se esconde tras esta obra maestra del arte íbero? ¿Por qué su acabado es perfecto en la parte delantera, mientras que, en la parte de atrás, está sólo toscamente terminada y presenta un profundo recoveco? ¿Acaso se exhibía contra un muro? ¿Era una urna funeraria…?

En este artículo intentaremos desentrañar todos los misterios de esta enigmática dama, aunque, dadas las numerosas teorías al respecto, esta empresa sigue siendo todavía casi una misión imposible.

La Dama de Elche: características de esta obra maestra íbera

Podemos contemplarla en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), ubicado en Madrid; un testigo silencioso de una cultura más que enigmática. Y es que, a pesar de que la cultura íbera ha dejado numerosos rastros en la Península Ibérica en forma de esculturas y diversos elementos de uso cotidiano, todavía hoy nos es imposible descifrar su misteriosa lengua.

En la década de 1940, el arqueólogo Manuel Gómez-Moreno (1870-1970) logró descubrir la fonética de algunas letras del alfabeto íbero; sin embargo, a pesar de que actualmente conocemos cómo se pronuncian, seguimos sin saber qué significan las palabras que los antiguos pobladores de Hispania dejaron sobre piezas de plomo, cerámica o incluso monedas.

Cómo es la dama de Elche

De esta manera, la dama que nos mira con una expresión casi altiva desde su urna del Museo Arqueológico Nacional sigue siendo un auténtico enigma. ¿Se trata de una diosa? Su expresión hierática y majestuosa y su rostro idealizado parecen atestiguarlo. Sin embargo, el atuendo con el que está vestida remite más bien a una persona de carne y hueso, quizá una mujer aristócrata de gran importancia en la sociedad íbera. No ha faltado quienes han considerado a la Dama de Elche un hombre; en concreto, una representación del dios Apolo, tal y como sostuvo Pedro Ibarra Ruiz en el artículo que publicó en el diario La Correspondencia de Alicante a propósito del descubrimiento de la pieza, el 4 de agosto de 1897.

El descubrimiento de la “reina mora”

Este es el apodo que le pusieron los ciudadanos de Elche cuando la pieza salió a la luz, relacionándola así con el pasado árabe de la península. Tenemos que tener en cuenta que, a finales del siglo XIX, los estudios sobre la cultura íbera estaban dando sus primeros pasos, y todavía se desconocía el riquísimo patrimonio cultural que escondía esta civilización.

En el verano de 1897, un grupo de labradores que estaban realizando sus faenas en una finca propiedad del Dr. Manuel Campello, en Alcudia de Elche, notaron que sus herramientas topaban con un objeto duro. Cuál fue su sorpresa cuando, al profundizar en la tierra, descubrieron el busto de una hermosa mujer, ataviada con unos extraños ropajes.

Casualidades de la vida, resultó que el Dr. Campello era un aficionado a la recién descubierta cultura íbera, que ya tenía en su haber otras piezas de la época que habían aparecido anteriormente en su finca. Sin embargo, la calidad de la Dama resultó ser tan extraordinaria que la noticia del hallazgo corrió como la pólvora por todo Elche. Parece ser que el Dr. Campello, para satisfacer la curiosidad de los habitantes (que deseaban ver a la “reina mora”) la exhibió en el balcón de su casa, donde pudiera ser contemplada por todos.

El Louvre hacía ya años que iba en búsqueda y captura de piezas interesantes para su colección. Cuando la noticia del descubrimiento de la Dama llegó a Francia, el museo envió rápidamente a España al arqueólogo e hispanista Pierre Paris (1859-1931) para que intentara hacerse con la pieza. En aquellos años, la legislación española respecto al patrimonio era bastante difusa (cuando no prácticamente inexistente), por lo que Paris consiguió llevarse a la Dama a cambio de 4.000 francos. El Louvre se había adelantado al Museo Arqueológico Nacional, cuyos trámites iban bastante lentos, y la familia de Campello decidió vender la Dama a un comprador seguro.

Desde 1904 a 1941 la escultura presidió la sala de arte íbero del Museo del Louvre. No fue hasta la caída de Francia en manos de los nazis que la pieza pudo regresar a España; el gobierno colaboracionista de Vichy llegó a un acuerdo con Franco para devolver la tan preciada dama a su lugar de origen, como prueba de “amistad”.

La Dama de Elche: ¿Una falsificación?

La Dama de Elche es un busto de piedra caliza de unos 56 cm, datado entre los siglos V y III a.C. Sin embargo, no todos los expertos creen en la autenticidad de la pieza. El hispanista norteamericano John Moffitt (1940-2008) defendió hasta su muerte la teoría de que la Dama era una falsificación del siglo XIX, hecha precisamente para “colar” la pieza al Museo del Louvre y sacar una buena suma por ello.

Entre los argumentos que Moffitt presentaba para afirmar tal cosa estaba el hecho de que era prácticamente imposible que la Dama hubiera estado más de dos milenios enterrada a tan sólo un metro de profundidad en una zona de huertos y que nadie hubiera dado con ella con anterioridad. Es más, según el hispanista, es poco creíble que en una zona de trabajo diario y riego continuo la Dama no sufriera prácticamente ningún daño.

En 2005, un equipo de investigación liderado por María Pilar Luxán, del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, consiguió datar los pigmentos de la policromía de la Dama; estos se fecharon entre finales del siglo V y principios del IV a.C., lo que desechaba definitivamente la teoría de la falsificación.

¿Quién era la Dama de Elche?

Pero, si bien el equipo de Luxán demostró que la Dama era una pieza íbera auténtica, seguimos sin tener ninguna certeza sobre quién era o a quién representa. Existen diversas teorías al respecto: una diosa, una sacerdotisa, o quizá, simplemente, una mujer noble con cierto estatus en la comunidad. Durante la investigación de María Pilar Luxán se descubrió, además de la antigüedad de los pigmentos, restos de fragmentos de calcio y fósforo que, según el equipo, pertenecerían a cenizas de huesos, lo que evidenciaría que la Dama de Elche habría sido una urna funeraria. Esto explicaría la extraña oquedad de su espalda, que ha hecho correr ríos de tinta entre los historiadores.

Rafael Ramos Fernández (1942-2021), director del Museo Arqueológico y de Historia de Elche y especialista en la cultura íbera de la localidad, en un artículo publicado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (2006), defendía la imposibilidad de que la Dama hubiera ejercido como urna para cenizas. Según el Dr. Ramos, el hueco de la parte trasera de la escultura carece de las dimensiones necesarias para esta función, y comparaba los 2.571 cm3 de la cavidad de la Dama de Elche con los 9.316 cm3 de los de la Dama de Baza, otra insigne escultura íbera que sí se sabe que perteneció a una tumba y tuvo un uso funerario.

Si la Dama de Elche es una urna funeraria, estaríamos ante la representación de un “ideal”; una diosa o una sacerdotisa. En cambio, si la escultura no ejerció como receptáculo de cenizas, podría ser simplemente la representación de una mujer de alto estatus dentro de la sociedad íbera.Para otorgar mayor misterio al asunto, el busto presenta signos de mutilación en su parte inferior, como si, en un principio, la Dama hubiera sido una escultura de cuerpo entero.

La mujer en la sociedad íbera

La indumentaria de la Dama de Elche es rica, variada y está extraordinariamente ejecutada. Carmen María Ruiz Vivas (Universidad de Granada), en su excelente estudio acerca de la mujer íbera (ver bibliografía), detalla las tres etapas fundamentales de la vida de cualquier mujer de esta sociedad, basándose en las representaciones que nos han llegado. Primero, tendríamos la etapa de “doncella”, en la que las niñas y las adolescentes irían con el cabello sin cubrir.

Este sería, posiblemente, uno de los indicadores de que la mujer no había contraído todavía matrimonio. Más tarde, durante el segundo estadio (e inmediatamente después de las nupcias), la mujer íbera se cubriría el pelo con una especie de cofia. Y, finalmente, la tercera etapa sería la de madurez, que coincidiría con un mayor peso de la mujer en la sociedad. En este último estadio incluiríamos a las llamadas “Damas”, como la de Elche, representaciones de mujeres con cierto poder en la comunidad, veladas y con profusión de joyas.

El elevado estatus de la mujer íbera en su periodo de madurez enlaza con la teoría de que la Dama de Elche pueda representar a una sacerdotisa. En un anillo-sello de plata encontrado en Santiago de la Espada (Jaén), se puede advertir a una mujer con un peinado de roleos muy parecido al que porta la Dama de Elche. Para Ruiz Vivas, este es un posible testimonio de que sí existió un sacerdocio femenino en la cultura íbera, por lo que no podríamos descartar que la Dama perteneciera a la casta sacerdotal.

Hasta ahora, la identidad de la Dama de Elche sigue resistiéndose. Por el momento, tendremos que conformarnos con dejar volar la imaginación y deleitarnos con su espléndida belleza, que nos mira desde su urna del Museo Arqueológico de Madrid.

  • Elvira Barba, M.A. Dama de Elche, Museo del Prado.
  • Olmos, R.; Tortosa, T. (1997). La Dama de Elche, lecturas desde la diversidad, Ed. Agepasa.
  • Ramos Fernández, R. (2006). La Dama de Elche, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
  • Ruiz Vivas, C.M. (2019). Las mujeres iberas. Análisis de su representación en cerámicas y relieves del levante peninsular, dentro de Astarté, estudios del Oriente Próximo y el Mediterráneo: pp. 1 - 19.

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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