Paul Ekman: biografía y aportes de este estudioso de las emociones

Un gran psicólogo investigador que dedicó gran parte de su vida a estudiar las expresiones faciales.

Paul Ekman

Paul Ekman ha sido un pionero en el estudio de las emociones humanas y su relación con las expresiones faciales, además de ser conocido y destacado por estar entre los 100 psicólogos más influyentes del siglo.

Durante sus casi 40 años de investigación, Ekman llegó a descubrir que en nuestro repertorio gestual hay unas 10.000 expresiones faciales, pero apenas un tercio tiene significado emocional.

A continuación conoceremos la vida de este gran científico, sus colaboraciones con los medios de comunicación y sus principales estudios.

Biografía de Paul Ekman

La vida de Paul Ekman ha transcurrido en diferentes estados de los Estados Unidos y varias universidades norteamericanas de reconocimiento. Su vida dio un cambio brusco cuando realizó sus servicios en el ejército, cambiando por completo su principal interés dentro de la ciencia del comportamiento.

1. Primeros años

Paul Ekman nació el 15 de febrero de 1934 en Washington D. C., Estados Unidos, transcurriendo su infancia en diferentes estados americanos: Nueva Jersey, Washington, Oregon y California. Su padre era pediatra y su madre era abogada. Su hermana, Joyce Steingart, es una conocida psicóloga psicoanalista quien trabajó en la ciudad de Nueva York antes de jubilarse.

2. Formación académica

Aún sin siquiera haberse graduado del instituto, con tan solo 15 años Paul Ekman se enroló en la Universidad de Chicago, en donde completaría tres años de formación. Sería durante su estancia en esa ciudad donde se sentiría fascinado por la terapia grupal y las dinámicas de grupo.

Posteriormente, estudiaría dos años en la Universidad de Nueva York, finalizando estudios en 1954. La temática de su primera investigación, bajo la dirección de su profesora de la universidad, Margaret Tresselt, fue un intento por desarrollar un test para entender cómo la gente podría responder a la terapia de grupo.

Luego de esto, Ekman volvería a pisar una nueva universidad, en este caso la de Adelphi, en Garden City, Nueva York, donde estudiaría psicología clínica. Estando trabajando en su obtención del título de máster, Ekman fue galardonado con una beca universitaria del Instituto Nacional de Salud Mental norteamericano (NIMH) en 1955. La tesis de su máster se focalizó en expresión facial y movimiento corporal.

Tras obtener el doctorado, en 1958, Paul Ekman haría un año como interno en el Langley Porter Neuropsychiatric Institute.

3. Servicio militar

Aunque originalmente Ekman quiso trabajar en el ámbito de la psicoterapia este deseo cambió cuando fue enviado al ejército en 1958, una vez hubo finalizado su estancia en el Langley Porter Neuropsychiatric Institute. Sirvió en Fort Dix, Nueva Jersey, como psicólogo teniente general.

Ahí se le vino la idea de que la investigación en psicología podría ser una potente herramienta para cambiar las rutinas de entrenamiento en el cuerpo militar, haciéndolas mucho más humanas. Esta experiencia hizo que pasara de querer ser psicoterapeuta a querer ser investigador, con la intención de que sus hallazgos sirvieran para ayudar a tantas personas como le fuera posible.

4. Carrera profesional

Tras finalizar su servicio militar en 1960, Ekman aceptó el puesto de investigador asociado, junto con Leonard Krasner, en el Palo Alto Veterans Administration Hospital. Ahí trabajó con pacientes psiquiátricos, estudiando su conducta verbal.

Fue en esa época en la que tuvo la oportunidad de conocer al antropólogo Gregory Bateson, quien formaba parte del personal de ese mismo hospital. Ese contacto le serviría a Ekman para que, cinco años más tarde, Bateson le diera películas tomadas en Bali en los años 30 de sus estudios interculturales sobre las expresiones y los gestos.

Desde 1960 hasta 1963, Ekman dispuso de una beca postdoctoral del NIMH. Gracias a ello, podría trabajar en el San Francisco State College, realizando su primera investigación como investigador principal con tan solo 29 años. Del NIMH también volvería a recibir un galardón, esta vez en 1963, por sus estudios sobre la conducta no-verbal.

El dinero ofrecido por el NIMH le sería renovado de forma continuada durante los siguientes 40 años, y sería lo que le pagaría su salario hasta que en 1972 pudo ser aceptado como profesor en la Universidad de California, San Francisco.

Motivado por su amigo y profesor Silvan S. Tomkins, Ekman dejó de centrarse en el movimiento corporal y se enfocó en las expresiones faciales. Fue a partir de este cambio de objeto de estudio que daría como resultado su más famoso libro, “Telling Lies”, conocido en español con “Cómo detectar mentiras” en 1985.

Paul Ekman se retiraría en 2004 como profesor de psicología en el departamento de psiquiatría de la Universidad de California. Desde 1960 hasta 2004 no ha dejado de trabajar en el Langley Porter Psychiatric Institute, aunque de forma limitada y como consejero acerca de varios casos clínicos. Tras su jubilación, Ekman fundó el “Paul Ekman Group” y el “Paul Ekman International”.

Influencia y colaboración con los medios

En 2001 Paul Ekman colaboró con John Cleese de la BBC para el documental “The Human Face”. A partir de su salto a la pequeña pantalla como voz experta en la expresión de las emociones humanas, Ekman sería constantemente referenciado en otra serie de televisión, “Lie to Me” (“Miénteme”), cuyo protagonista, el doctor Lightman está inspirado en Ekman. De hecho, el mismo Ekman sirvió como consejero científico para la serie, incluso dando indicaciones a los actores sobre cómo imitar las expresiones faciales.

Pese a que ya estaba jubilado, Ekman no perdió la ocasión de colaborar con la película de Pixar “Inside Out”, también conocida en el mundo hispano como “Del revés”, del 2015. De hecho, Ekman incluso redactó una guía para hacer que la película sirviera como guía para los padres a la hora de hablar sobre emociones con sus hijos.

Lo que sí debe quedar claro de la figura de Ekman es que, ya sea por sus investigaciones, por los 15 libros que ha escrito o por haber colaborado en los proyectos que acabamos de observar, este psicólogo es considerado un gran referente. De hecho, salió entre los 100 personajes más influyentes en la edición de mayo de la revista Time de 2009. También ocupa la posición número 50 en la lista de los psicólogos más influyentes del siglo XXI, de acuerdo a la revista Archives of Scientific Psychology en 2014.

Investigaciones

Entre las principales investigaciones en las que Paul Ekman se ha implicado o bien ha sido el investigador principal podemos destacar las siguientes:

1. La comunicación no verbal y su medición empírica

El interés por la comunicación no verbal fue lo que llevó a Paul Ekman a presentar su primera publicación en 1957. En esta investigación destacó la dificultad existente a la hora de desarrollar herramientas para medir la comunicación no verbal de forma empírica.

Fue entonces que Ekman se centró en desarrollar técnicas para poder medir de forma objetiva y precisa la comunicación no verbal. En base a estos estudios, Ekman observó que los movimientos musculares faciales crean expresiones faciales que pueden ser identificadas por medio de la investigación empírica. De hecho, vio que los seres humanos somos capaces de realizar cerca de 10.000 expresiones faciales, pero siendo solamente una tercera parte de ellas relevantes en la expresión e interpretación de emociones.

2. Emociones universales

La idea de que las emociones son rasgos evolutivos que se dan de manera universal en todos los seres humanos no es algo nuevo. Ya el mismo Charles Darwin, en su libro “The Expression of the Emotions in Man and Animals published” de 1872 planteaba esta idea.

Sin embargo, en la década de los cincuenta se tuvo una concepción más o menos contraria, sobre todo entre antropólogos. La creencia era que las expresiones faciales y sus significados atribuidos eran determinados por medio de aprendizaje conductual. Una de las figuras más relevantes de esta creencia fue la antropóloga Margaret Mead, quien había viajado a diferentes países y había observado cómo de diferente era la comunicación no verbal de cultura en cultura.

Mediante varios estudios, Paul Ekman observó que habían emociones que se podrían considerar universales, observando culturas alfabetizadas tanto occidentales como orientales. Entre las emociones que observó que se manifestaban en todas las culturas fueron: ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa. Otra emoción, la del desprecio, no quedó tan clara que fuera universal, aunque estudios posteriores parecían indicar que así era.

Trabajando con Wallace V. Friesen pudo demostrar que estos hallazgos eran también atribuibles a las tribus preliterarias de Papúa Nueva Guinea, culturas que no habían podido aprender las expresiones a través de los medios de comunicación modernos, dado que carecían de ellos. Lo que Friesen y Ekman observaron en base a estos estudios fue que habían ciertas emociones que se exhibían de forma muy específica, muy influidas por normas culturales. Serían estas reglas específicas las que permitirían explicar la existencia de diferencias a la hora de expresar las emociones universales entre las culturas.

Durante la década de los noventa, Ekman propuso una lista expandida de las emociones básicas, tanto positivas como negativas y que no todas son codificadas por medio de movimientos faciales. Estas “nuevas” emociones eran: alivio, bochorno, contento, culpa, diversión, desprecio, entusiasmo, felicidad, ira, miedo, tristeza, orgullo, placer sensorial, repugnancia, satisfacción, sorpresa y vergüenza.

Referencias bibliográficas:

  • Ekman, P. (2009). Telling Lies: Clues to Deceit in the Marketplace, Politics, and Marriage (Cómo detectar mentiras)
  • Ekman, P. (2008). Emotional Awareness: Overcoming the Obstacles to Psychological Balance and Compassion
  • Ekman, P.; Cohen, L.; Moos, R.; Raine, W.; Schlesinger, M.; Stone, G. (1963). Divergent Reactions to the Threat of War. Science. 139 (3550): 88–94.
  • Ekman, P. (1957). "A methodological discussion of nonverbal behavior". Journal of Psychology. 43: 141–49.

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