7 ejercicios y actividades para desarrollar tu Inteligencia Emocional

Repasamos algunos hábitos y prácticas sencillas para que mejores en tu autoconocimiento.

La Inteligencia Emocional es uno de los constructos que mayor popularidad ha ganado en las últimas décadas en el ámbito de la psicología, pues ha mostrado ser clave en el rendimiento laboral, educativo y deportivo; y es esencial para el bienestar de las personas, su felicidad y su desarrollo personal.

Fundamentalmente, se trata del conjunto de nuestras habilidades mentales orientadas a identificar y regular nuestras emociones y sentimientos, así como de reconocerlos en otras personas para empatizar mejor.

Si todavía no conoces qué es la Inteligencia Emocional y quieres saber detalladamente acerca de ella, te invito a que leas estos dos artículos:

Ejercicios y actividades para desarrollar tu Inteligencia Emocional

Si ya sabes qué es la Inteligencia Emocional y cuáles son sus beneficios, el siguiente paso es ponerla en práctica. A continuación te presentamos una lista de actividades y consejos que te permitirán desarrollar tu Inteligencia Emocional.

1. Ten tu diario de emociones

Para comenzar a practicar la Inteligencia Emocional diariamente, no hay nada mejor que tener un diario emocional. Esta actividad es simple, pues es similar al clásico diario de adolescente.

Para llevar a cabo el diario de emociones, sólo tienes que tomarte 10 o 20 minutos al día, preferiblemente antes de acostarte, para hacer un repaso de cómo ha ido tu jornada a nivel emocional. Si por ejemplo sientes que has estado experimentando estrés y te sientes triste, anótalo. Revisa cómo te has sentido durante la semana y compáralo con la semana anterior.

Es importante que añadas estrategias para sentirte mejor, es decir, tareas que puedes realizar para evitar el exceso de emociones negativas. Con el diario de las emociones es posible trabajar el autoconocimiento emocional y la regulación emocional a medida que lo vas utilizando. Esta estrategia es útil para entender tus emociones y para darte feedback sobre cómo te sientes.

2. Escucha activa: observa el lenguaje no verbal

La escucha activa es una de las habilidades sociales que todos deberíamos poseer pero que raramente ponemos en práctica. Y es que existe una gran diferencia entre escuchar y oír. La escucha activa se centra no solamente en las palabras, es decir, que tiene en cuenta el lenguaje no verbal y la comunicación de las emociones.

Para llevarlo a cabo en tu día a día, es necesario que te tomes unos minutos de tus conversaciones para, de manera voluntaria, escuchar activamente. Es posible que creas que es sencillo, pero es habitual que en vez de prestar atención plena a la comunicación de la otra persona, nuestros pensamientos y nuestras creencias contaminen nuestra comunicación interpersonal. Así que la próxima vez que estés delante de alguien, tómate unos minutos para observar su lenguaje corporal, sus gestos, sus miradas, sus expresiones y las emociones que intenta transmitir el otro interlocutor.

3. La rueda de la vida

La rueda de la vida es una de las técnicas más eficaces para conocernos a nosotros mismos y corregir aquellas áreas de nuestra vida con las que no estamos contentos. Realizar este ejercicio no lleva más de 20 minutos y su funcionamiento es muy simple. Su eficacia es tal, que incluso los expertos en desarrollo personal utilizan esta técnica.

Esta técnica nos ayuda a saber cuáles son nuestros deseos y necesidades, que muchas veces quedan ocultos por la exigencias sociales. Por tanto, es una forma de empoderarnos frente a la vida, de plasmar en un papel lo que realmente queremos y lo que es importante para nosotros. Así podemos tener una visión clara más clara de hacia dónde queremos ir, desde fuera de nuestra cabeza.

Para realizar este ejercicio, necesitamos una hoja de papel que contenga un círculo para que podamos poner qué áreas de nuestra vida son importantes para nosotros y queremos trabajar. Por ejemplo, trabajo, amistades, pareja, familia, ocio… Después, es necesario evaluar cada variable con una puntuación que muestre nuestra preferencia. Por ejemplo, si el trabajo es lo más importante, pondremos el número “1”. Una vez tengamos claro el orden de preferencia, es necesario anotar diferentes acciones para mejorar nuestra vida.

4. Meditación vipassana

Existen diferentes tipos de meditación, y aunque muchas personas piensen que esta técnica solamente sirve para calmarnos, algunas de estas prácticas meditativas son realmente útiles para mejorar la Inteligencia Emocional. Una de las más conocidas es la meditación vipassana. De hecho, vipassana es un término del idioma Pali que significa “observación” o “visión clara”.

La meditación vipassana pone énfasis en la conciencia y la atención en la respiración, focalizando la mente en el aire que entra y sale por la nariz. Cuando la mente comienza a rumiar, es necesario etiquetar los pensamientos y las emociones, observarlos y dejarlos ir, aceptándolos.

5. Detente un minuto

La regulación emocional también es una de las claves de la Inteligencia Emocional y de las relaciones interpersonales. Pero no siempre es posible detenerse un minuto de nuestra vida para analizar el momento presente. Imagínate que estás en una negociación colectiva en el trabajo y las cosas se van de las manos. El ambiente se ha vuelto tenso y no estáis llegando a un acuerdo porque existe un cierto tono de crispación. Es posible que desees pararte un momento, aclarar la mente y responder y negociar con la cabeza más que con el corazón.

Puedes aprender a relajarte y controlar tus emociones con la meditación de un minuto. Una vez que la hayas perfeccionado, puedes usarla en cualquier momento y en cualquier lugar. En el ejemplo anterior (el de la negociación colectiva), si las cosas se van de las manos, siempre es mejor tomarse 5 minutos de descanso para que las aguas vuelvan a su cauce y la negociación pueda retomarse con serenidad. En esa situación podrías aprovechar ese descanso para practicar este ejercicio.

5. Lee un libro

Las habilidades de Inteligencia Emocional es posible trabajarlas y mejorarlas con el tiempo. Si quieres gozar de sus beneficios, es una buena opción leer algún libro de esta temática de los muchos que hay en el mercado. Estos textos son una buena manera de adquirir conocimiento tanto teórico como práctico, y seguro que notarás la diferencia. La variedad de libros es tal, que incluso podrás ayudar a tus hijos a desarrollar la Inteligencia Emocional si es que lo deseas.

En el siguiente artículo podrás encontrar una lista de obras editoriales que seguro que te serán de utilidad: “10 libros sobre inteligencia emocional que necesitas leer”.

6. Apúntate a un taller

Si leer un libro sobre Inteligencia Emocional es una gran opción para mejorar tus habilidades emocionales y de relación con los demás, mejor aún es apuntarte a un curso de crecimiento personal sobre esta temática de los muchos que hay disponibles. Lo cierto es que ésta es una buena manera de realizar prácticas grupales de tipo experiencial y vivencial.

Además, también puedes optar, por ejemplo, por cualquiera de los cursos en Inteligencia Emocional que imparten centros especializados, los cuales permiten recibir formación de calidad en formato online y desde cualquier lugar con conexión a Internet. Así, las personas interesadas en perfeccionar las habilidades mentales vinculadas a la Inteligencia Emocional pueden involucrarse en un programa de entrenamiento muy accesible y de calidad.

7. Asiste a sesiones de coaching

Además de estas últimas dos opciones, es posible asistir a sesiones de coaching para desarrollar tu Inteligencia Emocional. Un coach es un experto en desarrollo personal que te ayudará a conocerte mejor y a desarrollar tus habilidades emocionales, además de acompañarte en el proceso de cambio para que mejores tu bienestar y superes tus creencias limitantes.

El coach te facilitará herramientas que te ayudarán a mejorar tu Inteligencia Emocional y, además, lograr tus metas y objetivos. Si el coach tiene formación universitaria como psicólogo, mucho mejor.

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