La procrastinación, en términos sencillos, es la tendencia a posponer tareas o decisiones, a menudo en detrimento de nuestros objetivos a largo plazo. Este hábito de postergar acciones críticas, aunque seamos conscientes de sus consecuencias negativas, se puede tornar en un desafío personal muy grande. Es como un círculo vicioso: hay una tarea que hacer, la evitamos y dejamos para después, logramos distraernos con otra cosa, vuelve el pensamiento de la tarea por hacer, llega la culpa, y la volvemos a postergar.
¿Por qué procrastinamos si terminamos pasándolo mal al hacerlo? La respuesta no es simple, ya que la procrastinación reside en la intrincada relación de nuestros temores y falta de confianza y por la relación que tenemos con nuestro entorno, ya sea porque no nos sentimos motivados por la tarea que hay que hacer o por el contexto que la demanda.
La procrastinación no se limita simplemente a la falta de acción, sino que refleja dinámicas profundas entre nuestras emociones y las características del contexto donde nos desenvolvemos. Para abordar la procrastinación de manera efectiva es imprescindible explorar y comprender las causas raíz que la disparan y poder implementar estrategias que aborden estos aspectos más profundos ante todo.
Causas por las que procrastinamos
Las razones principales por las que procrastinamos son:
1. Miedos y Creencias Limitantes:
La postergación surge frecuentemente como una forma de evitar enfrentarnos a nuestros miedos y creencias limitantes. Piensa en los estudiantes que postergan tareas académicas por miedo a que les vaya mal y por no creerse capaces. Esta evitación les proporciona un alivio temporario aunque luego puede tener un impacto académico negativo acompañado por un aumento en su malestar. Lo mismo le sucede al adulto que tiene que hacer una presentación en su trabajo o al creativo que tiene que exponer lo que hace, entre tantos otros ejemplos.
2. Desconexión con nuestras Necesidades y Motivación:
Cuando nuestras metas no están conectadas con nuestras necesidades o no nos motivan, la procrastinación se manifiesta como una resistencia a realizar las actividades que carecen de significado para nosotros. No todo es disciplina en la consecución de una meta, nuestro cerebro necesita sentir la recompensa que tendrá por acercarse a la tarea en cuestión. Si tomamos por ejemplo a una persona que es profundamente creativa realizando un trabajo monótono, lo más probable es que postergue realizar sus tareas por aburrimiento.
3. Auto-Sabotaje y Autocrítica:
Cuando nuestra autocrítica es excesiva, se puede convertir en un obstáculo muy grande. La procrastinación puede ser un mecanismo de defensa para evitar nuestros propios juicios negativos. Hay muchísima gente que pospone iniciar sus proyectos porque se critica constantemente o porque teme no alcanzar unas expectativas auto-impuestas súper elevadas. Las personas con tendencias perfeccionistas a menudo se auto-flagelan y postergan la acción, impidiendo así el progreso hacia sus objetivos.
Tipos de Procrastinación
Se puede clasificar de las siguientes formas:
1. Procrastinación Crónica:
Es un patrón constante de evitación que afecta múltiples áreas de la vida. La procrastinación crónica puede indicar una resistencia subconsciente a cambios significativos y transformaciones personales.
2. Procrastinación Situacional:
Ésta está relacionada con tareas específicas, la procrastinación situacional surge cuando nos sentimos incompetentes o carentes de confianza para una tarea particular. Este tipo de procrastinación se relaciona a circunstancias temporales o contextuales, en lugar de a una tendencia general a procrastinar.
3. Procrastinación por Placer Inmediato:
Ésta está relacionada a posponer tareas importantes en favor de actividades placenteras en el momento, como distraernos con nuestras redes sociales, comer o salir en exceso, por ejemplo. Este tipo de procrastinación persigue la gratificación instantánea en lugar de trabajar hacia metas a largo plazo. La falta de conexión con metas significativas puede ser la raíz de este comportamiento.
Efectos Adversos de la Procrastinación
La procrastinación no es solo una cuestión de postergación; ésta tiene efectos adversos significativos en diversos aspectos de la vida. Algunos de estos efectos son:
- Ansiedad y Estrés: La procrastinación puede generar ansiedad y estrés debido a la acumulación de tareas no realizadas. Estas emociones pueden ser señales de conflictos internos no resueltos.
- Reducción de la Productividad: La procrastinación impacta negativamente en la productividad. La falta de acción efectiva conlleva a una menor eficiencia en la consecución de nuestros objetivos.
- Impacto en la Autoestima: Cuando entramos en el bucle de la procrastinación, se puede ver afectada nuestra autoestima y nuestra percepción de lo que somos capaces de hacer. La autocrítica constante, puede convertirse en un ciclo destructivo.
4 Estrategias Profundas para un Cambio Duradero
Recomendamos las siguientes:
1. Autoconocimiento y Reflexión:
El primer paso siempre es realizar una profunda autoexploración para identificar los miedos y creencias limitantes que nos impiden lanzarnos a la acción. La reflexión consciente puede ayudar a comprender los motivos de la procrastinación. Esto ya nos permite observar lo que nos está sucediendo y le saca potencia al acto de postergar.
2. Establecer Metas Significativas:
Cuando nos ponemos en contacto con lo que nos hace felices, con lo que encontramos realmente significativo según nuestros valores y necesidades, podemos establecer metas que estén alineadas con nuestras convicciones y deseos.
3. Cambiar de Perspectiva:
Un cambio de perspectiva puede ayudar a combatir la procrastinación al enfocarnos en los aspectos positivos de las tareas y encontrar nuevas formas de abordarlas. Además, puede ayudarnos a encontrar nuevas formas de abordar las tareas, identificar posibles beneficios a largo plazo y reducir la sensación de agobio al dividir las tareas en pasos más manejables.
4. Compromiso Público:
Esto implica compartir nuestras metas y plazos con otras personas para aumentar la responsabilidad y la motivación para completar las tareas. Además de tener la motivación intrínseca de haberle dado nuestra palabra a alguien más, esa persona o círculo de apoyo puedo alentarnos y ofrecernos apoyo adicional. Un/a coach es ideal para acompañarnos en esto.
5. Dividir y conquistar:
Esta estrategia implica dividir las tareas grandes o abrumadoras en tareas más pequeñas y manejables, lo que facilita su abordaje y reduce la sensación de abrumamiento. Al subdividir las actividades en pasos más pequeños, se vuelve más fácil comenzar y mantener el impulso.
6. Busca Apoyo Profesional:
Un coach es ideal para esto. Te ayudará a establecer metas claras, superar barreras emocionales, y desarrollar planes de acción, proporcionando apoyo y rendición de cuentas. En mi práctica profesional ayudo a muchísimos clientes con este tema. Es muy importante, además, entender las razones subyacentes detrás de la procrastinación y así poder desarrollar habilidades de afrontamiento y gestión del tiempo más efectivas.
Conclusiones
En conclusión, abordar la procrastinación es una tarea más compleja que instarnos a tener más disciplina o constancia. Esta tarea implica comprender las causas subyacentes, la identificación de patrones y la implementación de estrategias concretas. Superar la procrastinación no solo conlleva cambiar hábitos, sino también explorar y transformar aspectos más profundos de la psique, permitiendo así un crecimiento personal y profesional más significativo.
