Cómo saber si un Psicoterapeuta es bueno

Estas pautas te ayudarán a saber si un psicólogo es bueno cuando te plantees ir a terapia.

Cómo saber si un Psicoterapeuta es bueno

Puede que hayas decidido ir a terapia porque te cuesta gestionar tus emociones y pensamientos o te ha surgido un problema que no sabes solucionar. O tal vez ya estás precisamente en proceso de terapia desde hace unas semanas. Por suerte, cada vez está más normalizado ir a terapia psicológica y se van desmintiendo los estigmas asociados.

Hay multitud de clínicas psicológicas, tanto presencial como online, que te ofrecen distintas opciones para ir a terapia. Son muchas las variables que influyen a la hora de escoger psicólogo/a, desde su edad o género hasta su modelo terapéutico.

Al final hay tantas opciones que puede abrumar. Es difícil saber cómo escoger la opción correcta, incluso puede surgirte esta duda cuando ya has empezado la terapia. ¿Cómo saber si un psicólogo es bueno? Veámoslo.

¿Cómo saber si un psicoterapeuta es bueno?

En este artículo te describimos cómo saber que un psicólogo/a es una buena opción en función de una serie de características y factores a tener en cuenta.

1. Por las opiniones de antiguos usuarios

Lo primero de todo es escoger al terapeuta. El mejor criterio para ello es como con los productos que compras por Internet: sabiendo las opiniones de antiguos pacientes/clientes que tenga en su perfil o te hayan dicho.

Para ello, puedes mirar directorios o buscadores de psicólogos, las cuales son páginas webs en las que aparecen multitud de perfiles de psicólogos. En la búsqueda puedes poner filtros con la ciudad, precio y modalidad (online o presencial) que prefieras. En cada perfil aparece una descripción del propio terapeuta, qué problemas trata y datos de contacto.

Y lo más importante, aparecen opiniones y una valoración (lo típico de las cinco estrellitas) de personas a las que ha tratado. Puedes guiarte por estas opiniones y ver si se ajusta a tus necesidades, en función de si antiguos pacientes/clientes están contentos con esta persona y los resultados de la terapia.

Otra forma más tradicional es la opinión de tus conocidos. Puede que sepas que alguien de tu entorno ha ido o está yendo a terapia y está satisfecho/a, de manera que es buena idea preguntarle por su terapeuta para pedir cita con él/ella.

2. Una vez en terapia, te escucha activamente y no te juzga

Si ya has escogido un/a terapeuta, debes comprobar si te convence durante la propia terapia. Para saber si un psicólogo/a es bueno/a, es imprescindible detectar que tiene la habilidad de la escucha activa: la capacidad de escuchar con plena conciencia a la persona que está hablando.

La escucha activa implica que te preste atención completa, que te sientas escuchado/a y comprendido/a, que te muestre interés real sobre lo que le estás contando y en ayudarte haciéndote comentarios y más preguntas, y que sea empático/a contigo incondicionalmente. Es muy importante que no te sientas juzgado/a en ningún momento, ya que necesitas sentirte cómodo/a para abrirte y poder contarle toda la información necesaria al terapeuta.

Al mismo tiempo, a los psicólogos les permite entender eficientemente las emociones y pensamientos de los pacientes, y les facilita que los pacientes/clientes les cuente toda la información relevante para la terapia. Con estos datos, los terapeutas tienen la garantía de poder ayudarte, que al fin y al cabo es su objetivo final.

3. Mantiene una comunicación sana y explícita contigo

Es difícil saber qué se puede esperar de cada tratamiento, sobre todo si no se ha ido previamente a terapia. Para reducir la incertidumbre y evitar que se sientan perdidos, los psicólogos deben informar a los pacientes/clientes durante todo el proceso de terapia sobre lo que pueden conseguir o no, cómo va evolucionando el problema o trastorno. De hecho, ser informados sobre el estado del tratamiento es un derecho del paciente por el Código Deontológico del Psicólogo.

Además, es relevante que se mantenga todo el tiempo una comunicación abierta por ambas partes para evitar que surjan conflictos o, en su caso, que se puedan solucionar. Para que sea un/a buen(a) psicólogo/a, este/a debe ser capaz de hablar explícitamente sobre los problemas que hayan podido surgir dentro de la relación terapeuta-paciente, ya que es necesario que te sientas a gusto con tu psicólogo/a, para que la terapia funcione.

4. Hay una buena conexión

Hasta ahora te hemos hablado de las capacidades del terapeuta. Estas habilidades se pueden entrenar, y la formación de cualquier psicólogo/a incluye este entrenamiento, así que es fácil en realidad encontrar a cualquier psicólogo/a capacitado/a.

Por eso te recomendamos que priorices encontrar un psicólogo/a con quien te sientas cómodo/a, y puedas sentir la confianza suficiente para hablarle de tus intimidades y para probar las soluciones que te sugiera. Para lograr esa comodidad, ya no solo depende de las capacidades del terapeuta de escucha activa, sino también que exista por parte de ambos cierto feeling.

Puede ocurrir que por vuestra forma de ser, percibas que no hay una conexión entre vosotros, de la misma manera que nos puede pasar con cualquier persona. Esto en realidad no quiere decir que el/la terapeuta no sea bueno/a en su trabajo, sino que simplemente no es bueno/a para ti. Para que la terapia funcione, necesitas confiar en él/ella casi desde el principio.

Si te pasa que no consigues crear esa conexión a pesar de dejarle un margen de tiempo, no abandones la idea de ir a terapia. Busca otro/a psicólogo/a, seguro que lograrás encontrar alguien que sí sea adecuado/a para tu forma de ser. Por suerte para ti, hay muchos peces en el mar.

5. Es profesional a la vez que cercano/a

Los psicólogos son expertos en la salud mental, es decir, tienen las experiencias, habilidades y conocimientos suficientes para poder ayudarte a resolver problemas. Por eso, una forma de saber si un/a psicólogo/a es bueno/a o no, es su nivel de profesionalidad. Esta se puede detectar si el/la terapeuta muestra seguridad a la hora de hablar y aplicar técnicas psicológicas, y si tú estás consiguiendo avances cuando realizas las tareas y recomendaciones que te sugiere.

Además de mostrarse profesional, es importante que el/la terapeuta se muestre auténtico/a y cercano/a. La autenticidad se refiere a que los psicólogos se muestran naturales, de manera que existe una congruencia entre cómo son como personas y cómo son como terapeutas. Esta característica es detectable aunque parezca difícil de creer, porque si los psicólogos no fueran auténticos, se les notaría incómodos e inseguros durante la sesión.

Por eso, la autenticidad permite a los pacientes notar a los terapeutas seguros a la hora de aplicar técnicas o dar explicaciones, y verles como personas cercanas, con las que pueden establecer conexión y sentir confianza para hablar abiertamente. Algunas maneras de mostrar autenticidad y cercanía es mostrar sus propias emociones en sesión en momentos adecuados, contar cosas de sus propias vidas que tengan relación con el tema que se esté tratando, o incluso usar el sentido del humor.

6. Se adapta a tus necesidades siendo también persuasivo/a

De la misma manera que es relevante que el/la psicólogo/a adapte la terapia a su propia forma de ser para mostrarse natural, es aún más importante que se adecúe a tus necesidades. El tratamiento tiene que estar adaptado a tu manera de ser, pensar y sentir, y a la velocidad y tiempo que necesitas para dar cada paso, ya que cada persona tiene su propia idiosincrasia. Esto es fundamental para saber si un psicólogo/a es bueno/a o no.

Sin embargo, los psicólogos también deben tener la capacidad de ser persuasivos a la hora de explicarte las tareas y recomendaciones que tienes que seguir, sin llegar a ser demasiado insistentes. Una insistencia excesiva puede provocar la reacción contraria a la deseada por parte del paciente. Tú siempre vas a tener la última palabra.

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  • Norcross, J. C. (2011). Psychotherapy relationships that work: Evidence-based responsiveness (2.ª ed.) University Press.
  • Rodríguez, A. (2019). Manual de psicoterapias: Teoría y técnicas. Herder Editorial.

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