Efecto raza cruzada: qué es y cómo afecta a la percepción

Los miembros de una raza suelen tener dificultades para distinguir entre los miembros de otra.

Efecto raza cruzada

Todos los chinos son iguales, y los negros, y los latinos, y los hindúes, ¡y los blancos! ¿Cuántas veces hemos oído esta frase tan estereotípica pero, irónicamente, tan dicha sea de la raza que se sea?

Este fenómeno tiene nombre: es el efecto raza cruzada. Es el sesgo que mostramos las personas cuando vemos a gente de otra raza. Nos da la sensación de que son todos iguales, pese a que seamos conscientes de que en algo se deben diferenciar.

Este efecto tan compartido entre culturas ha sido investigado por la psicología social y se ha tratado de entender por qué y cómo se da, además de comprender sus consecuencias. Veamos más a fondo en qué consiste.

¿Qué es el efecto raza cruzada?

El efecto raza cruzada, también llamado sesgo de raza cruzada, es la tendencia a reconocer con mayor facilidad las caras que son familiares en comparación con aquellas que no lo son tanto, y hace especial referencia cuando esta familiaridad se debe a que se está observando una cara de una persona de la raza propia.

El primer investigador en abordar este fenómeno fue Feingold en 1914, quien observó cómo el ciudadano norteamericano medio tenía dificultades para ver diferencias entre personas de raza negra ni tampoco asiática. Básicamente, sostuvo que se tiende a ver a personas de otra raza como todas iguales mientras que las personas de la misma raza se vuelven, subjetivamente hablando, más diferenciables las unas de las otras.

Se ha intentado explicar cuál podría ser la utilidad de este fenómeno. Desde la psicología social se ha defendido la idea de que este efecto es una ventaja endogrupal, muy relacionada con el discernir diferencias en el endogrupo, es decir, ver a los miembros del grupo propio como más diferentes en términos de personalidad, comportamiento y físico en comparación con personas pertenecientes a un grupo ajeno (efecto de homogeneidad del exogrupo).

La investigación acerca de este efecto ha sugerido que detrás de reconocer caras en función de su raza habían dos tipos de procesamientos: en base a los rasgos y en base a la totalidad de la cara (holística).

Se ha observado que el procesamiento holístico se usa más con caras de la misma raza, pero se da un efecto por experiencia, dado que la persona está tan acostumbrada a ver ese tipo de cara que reconoce diferencias o rasgos distintivos rápidamente. En cambio, el procesamiento en base a rasgos se da con caras que no son familiares, haciendo un esfuerzo cognitivo mayor tratando de encontrar rasgos diferentes, los cuales pueden verse como simples matices o diferencias muy sutiles.

Enfoques teóricos

Son varias las investigaciones que han tratado entender por qué las personas que pertenecemos a una raza vemos a los miembros de otras razas como gente prácticamente igual o con muy pocas diferencias en cuanto a sus rasgos físicos.

Ventaja endogrupal

Se ha planteado que el efecto raza cruzada podría tener una fuerte relación con la ventaja endogrupal. Este tipo de ventaja se da cuando los miembros de un mismo grupo, sea ese étnico, racial, cultural o de cualquier otro tipo, tienden a evaluar de forma más beneficiosa a los miembros pertenecientes a ese grupo y, consecuentemente, juzgar de forma menos benévola a quienes pertenecen a otros grupos (desventaja exogrupal).

Se ha visto, desde el campo de la psicología social, que el más mínimo aspecto que suponga una división entre personas induce a este tipo de ventaja y desventaja.

Este aspecto diferenciador puede ser algo tan banal como el gusto por un determinado sabor de helado, el haberse sentado en las primeras filas de la clase en la escuela o ser alto. El efecto raza cruzada aparece si el aspecto diferenciador es la raza, un aspecto que, ya de por sí, es bastante llamativo.

Influencia sobre el reconocimiento de emociones

Se ha visto que las personas somos más eficientes reconociendo las emociones de personas de nuestra misma raza antes que aquellas de caras de otras razas. Esto se da en todas las razas de forma más o menos igual, es decir, las personas asiáticas tienden a ver a las personas blancas como todas iguales y con poca expresividad gestual de la misma manera que las personas blancas suelen considerar a los asiáticos como poco expresivos.

Cognición social

Desde la psicología social se ha defendido el hecho de que las personas tendemos a pensar de forma más categórica cuando vemos a personas que pertenecen de otros grupos, es decir, que somos víctimas de lo que se conoce como efecto de homogeneidad del exogrupo.

Este efecto es aquello que contribuye a que se formen estereotipos con respecto a aspectos como la cultura, la etnia y, como no, la raza. Es por este motivo que, al ver personas de otras razas, pese a que puedan haber diferencias físicas entre ellas, como pueden ser el tono de piel, el tamaño de la nariz, el color de sus ojos o el tipo de cabello, nos cuesta reconocer estos sutiles rasgos diferenciadores.

Hipótesis del contacto

Se ha sugerido que el efecto raza cruzada es reducible, es decir, hacer que una persona de una determinada raza, pongamos blanca, sea capaz de distinguir entre personas de otra, pongamos asiáticos o negros.

Esto se podría conseguir haciendo que la persona mantuviera contacto frecuente con personas de la raza a diferenciar; mediante aprendizaje sería capaz de identificar con rapidez rasgos físicos que supongan diferencias interindividuales entre los miembros de esa raza en concreto.

Es decir, al estar en continuo contacto con personas, en este caso, asiáticas, es posible ver que, si bien hay rasgos compartidos por la inmensa mayoría, como puede ser el tener los ojos rasgados o una tonalidad de piel clara, hay otros rasgos diferenciables, como el tamaño de la nariz, el color del cabello, el tono de voz, la altura…

Es mediante esta estrategia que el individuo será capaz de observar una mayor heterogeneidad en personas de esa raza.

Consecuencias

El efecto raza cruzada puede tener consecuencias especialmente graves en el ámbito de la criminología, sobre todo en situaciones en las que la víctima tiene que reconocer a su agresor. Por ejemplo, en situaciones en las que se tiene que reconocer a un sospechoso, no es poco común el ponerlos juntos uno al lado del otro mientras que la víctima o un testimonio trata de indicar quién fue el responsable del delito.

Esto es especialmente delicado cuando quien ha cometido el delito era de una raza diferente a la de la víctima. La víctima, sesgada por el efecto, puede ver a todas las personas colocadas al otro lado de la pantalla unidireccional como iguales o muy parecidos, pudiendo darse el caso de que culpe a alguien que es inocente.

La selección surcoreana y el mundial de Rusia

En el año 2018 se celebró el mundial de Rusia, y el entrenador de la selección de Corea del Sur, Taeguk Shin Tae-Yong, harto de los espías del equipo sueco, quienes trataban de ver los puntos fuertes y débiles de cada jugador, urdió un sencillo pero efectivo plan: intercambiar las camisetas de los jugadores durante el entrenamiento, aprovechando que los espías suecos, blancos y poco dados a ver caras asiáticas, no notarían el engaño. Básicamente el entrenador surcoreano hizo una aplicación práctica del efecto raza cruzada.

Lo curioso de esto son dos cosas. La primera es que hasta que el entrenador no confesó su curiosa estrategia, nadie se había dado cuenta del engaño. Ya fueran los suecos o fuera cualquier otro equipo occidental, Taeguk Shin Tae-Yong sabía que su plan pasaría, seguramente, desapercibido a ojos de cualquier persona blanca. Sin embargo, y es aquí donde entramos en el segundo dato curioso, la estrategia no le sirvió para ganar frente al contendiente escandinavo, quedando el partido Suecia-Corea del Sur a 1-0.

Referencias bibliográficas:

  • Quattrone, G. A.; Jones, E. E. (1980). The perception of variability within in-groups and out-groups: Implications for the law of small numbers. Journal of Personality and Social Psychology. 38 (1): 141–152. doi:10.1037/0022-3514.38.1.141.
  • Behrman, Bruce W.; Davey, Sherrie L. (2001). Eyewitness identification in actual criminal cases: An archival analysis. Law and Human Behavior. 25 (5): 475–491. doi:10.1023/a:1012840831846.
  • Tanaka, J. W., Kiefer, M., & Bukach, C. M. (2003). A holistic account of the own-race effect in face recognition: evidence from a cross-cultural study. Elsevier
  • Feingold, CA (1914). The influence of environment on identification of persons and things. Journal of Criminal Law and Police Science. 5 (1): 39 - 51.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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