En nuestra práctica profesional llegamos a cada encuentro con los consultantes, desde una posición de respeto, curiosidad, creatividad, aceptación y legitimación de las diferencias, abiertos a una escucha profunda; con la consciencia que cada sesión, es cada vez, como si fuese la primera vez; y mantenemos un genuino interés humano para comprender las historias de las personas, cuidando la dignidad de las relaciones.
Nuestras preguntas (la pregunta es la forma en que conversamos en terapia) buscan dar un contexto a esas descripciones, narraciones. Las personas y sus historias contextualizadas adquieren consistencia, dignidad. Nos orienta la idea de que toda relación y comunicación que no pone el diálogo en primer lugar significa maltrato y exclusión.
Preguntamos a partir de lo último que ha sido dicho por la persona y luego de realizada la pregunta, no para “sacar” u obtener información sino para comprender, escuchamos en silencio, sin interrumpir. Lo fundamental es construir la conexión con los consultantes, una conexión auténtica, basada en la confianza, la seguridad, la ausencia de prejuicios y estereotipos, dejando juicios y críticas fuera de la conversación reflexiva que se va desarrollando con su propio tiempo y ritmo. Y, como hay personas, parejas y familias diferentes en nuestra consulta, también la manera de conexión es diferente con cada una de ellas y con cada contexto relacional.
No estamos “casados” dogmáticamente con teorías, técnicas o un “deber ser” de los supuestos expertos del campo de la salud mental, de la psicología; en su lugar, partimos de la confianza en el proceso del diálogo, ponemos el foco en lo positivo para hacerlo crecer, buscamos aportar de maneras significativas para movilizar los recursos y fortalezas que tienen todos los consultantes, confiamos honestamente en sus propios recursos y fortalezas.
En este tejer relacional a través de un diálogo generativo, construimos conjuntamente (los terapeutas con los consultantes) auténticas conexiones humanas, que surgen del respeto, conexiones creadas “desde el corazón”, de ser capaces de abrazar la complejidad y la incertidumbre, de estar dispuestos a conmovernos y a no temer, bloquear o silenciar la vulnerabilidad humana. En un proceso permanente de autorreflexión responsable, basada en la ética relacional.
Postura y perspectiva socioconstruccionista/relacional para la terapia de pareja
Esta postura relacional hace énfasis en nuestra interconexión a medida que creamos y construimos conjuntamente nuevos significados. A lo largo de nuestros años de experiencia en procesos terapéuticos con parejas, hemos podido notar un sinnúmero de expectativas no dichas (“lo no dicho tiraniza la vida de las personas”) y una amplia variedad de contradicciones en las que se manifiestan.
Por ejemplo: “Venimos para que en esta terapia logren cambiarlo”. “Espero que luego de estas terapias, que es lo último que hacemos, la última oportunidad para salvar nuestra relación, y que así no nos quede la culpa de no haber intentado hasta el final, espero que seamos felices y dejemos de pelear, de vivir resentidos”. “Estamos aquí porque ya no tenemos intimidad sexual y no es que importe mucho, pero queremos ver si algo se puede hacer”. “No soporto más que su familia se meta en nuestros asuntos, que decidan por nosotros y que nunca tengamos nuestros espacios y tiempos con libertad, como pareja y como familia”. “No tengo dinero propio y me siento como que le debo mendigar el dinero y me parece algo injusto”. “No hace nada en la casa, es como un parásito, hay que servirle y pasa enojado, solo exige y los hijos le tienen miedo”. “Nuestros hijos son un desastre y la culpa es de él/ella”. “Desde que nos juntamos, la verdad, se murieron mis esperanzas de hacer realidad lo que tontamente soñé que podía hacer en pareja y ya no espero nada” “No hablamos, no tenemos de qué hablar; cuando le hablo no me escucha; no le importo; cada quién está en lo suyo”. Etcétera, etcétera.
Luego de darles la bienvenida al espacio para su palabra verdadera no para la palabra vacía, les invitamos a hacer escuchar su propia voz, a ejercer el derecho, a autorizarse a que la voz de cada uno se escuche, sin ser interrumpidos, con respeto y de preguntarles, por turno, por ejemplo: ¿Qué es lo más importante, lo más significativo que te gustaría que sepamos sobre ti para comprender qué tipo de persona eres? O, sino: ¿Cuáles son tus mejores esperanzas para este encuentro? O, también: ¿Qué les gustaría que suceda de distinto en este encuentro, con que les gustaría irse al final de la sesión?
Luego de las 3 primeras sesiones con la pareja, solemos invitarlos a una sesión individual con cada uno y luego de esa sesión (siempre hay asuntos que prefieren comentarlos, a veces sobre si mismos, sin la presencia del otro) regresamos a las sesiones con la pareja.
En fin, después de que van describiendo lo que eligen contar o comenzar a enfrentar de los nudos relacionales, que les generan dolor, tristeza, miedos, culpas, frustración, resentimiento, desconfianza, resignación, etc. en algún punto de la sesión, solemos proponerles, de ser pertinente, si desean dialogar sobre estos 5 asuntos que producen crisis en las parejas, que hacen que las parejas implosionen o tengan una fecha de caducidad irreversible y de los que no se habla, porque casi, con un pensamiento mágico, se asume que si le importo a mi pareja, debería darse cuenta de lo que me pasa, de lo que me sucede, de lo que no está bien entre nosotros, con nuestra vida actual.
Y, no, por mucho que se quieran o se hayan querido, no existe en las relaciones de pareja ni la telepatía ni la lectura de la mente del otro. Si no le dices a tu pareja lo que piensas, quieres, necesitas, lo que ya no te gusta, etcétera, es imposible que tu pareja lo comprenda realmente.
Teniendo consciencia, que no basta que ames a tu pareja o le digas que le amas, lo que cuenta es que tu pareja se sienta amada/o de la manera que necesita ser amada/o. Y, este es un proceso que hay que actualizarlo permanentemente. La forma adulta y responsable de actuar y de ser con el otro (con pragmática reflexiva y relacional) es hablando, preguntando, diciendo, manifestando, expresando con palabras. Sin suponer o creer que el otro/a siente, piensa y necesita lo mismo que yo, todo el tiempo. Son personas distintas, con derecho a pensar, sentir y hablar diferente.
Los 5 puntos que nos interpelan
Planteamos preguntas generativas, que abran nuevas posibilidades, nuevos significados: “¿Cómo podemos hacer para no repetir lo que no ha funcionado? ¿Es posible encontrar algún camino dónde no se repita lo que no funciona?”. En una relación de pareja, siempre existen 3 protagonistas, participantes: el yo, el tú y el nosotros.
La construcción comprometida del nosotros, un sentido del nosotros, es lo que significa construir conjuntamente un proyecto de futuro; desarrollando un sentido de pertenencia, alegría, responsabilidad, libertad, placer, bienestar común. Que los dos miembros de la pareja decidan comprometerse con alegría en nutrir, alimentar cotidianamente con amor, pasión, deseo, entusiasmo, confianza, libertad, placer, sueños, fortalezas, este nosotros, es lo que da vida y sentido a una vida con el otro.
1. Sexualidad
Una pareja es pareja porque tiene vida sexual activa -sino se hermanan-; vida sexual mutuamente satisfactoria; con orgasmos también para la mujer. ¿Sabían que muchas investigaciones sobre la sexualidad femenina evidencian que la mayoría de mujeres jamás ha experimentado un orgasmo y que la mayoría de esas mujeres finge un orgasmo que nunca tiene? ¿Cómo les va con su intimidad sexual, existe, es satisfactoria? ¿Existe intimidad, conexión, creatividad, se muestran vulnerables, curiosos, exploran, hablan, dicen qué les gusta y qué no, qué les gustaría? ¿Hay algún tema tabú entre ustedes con respecto a la sexualidad? ¿Se han dado infidelidades; qué impacto y consecuencias han tenido en la relación de pareja? Podemos hablar de esto, si no les incomoda, y de lo que deseen sobre este contexto de la relación, con libertad y respeto.
2. Dinero
El manejo del dinero en la relación: ¿Quién maneja el dinero?, ¿quién decide sobre su uso? ¿Quién tiene más o menos poder en relación al dinero en la pareja? ¿Quién elige que se compra, para quién, donde vacacionar y cómo pagar? ¿Tienen cuentas conjuntas, separadas; comparten gastos? ¿Quién decide si se ahorra o no, qué prioridades existen para los gastos? ¿Es un fondo común y los 2 tienen el mismo derecho de disponer de ese dinero? ¿Se informan mutuamente, se consultan, se apoyan financieramente? ¿Tienen una sensación de democracia, de justicia en el manejo del dinero dentro de la relación de pareja y familia? ¿Son un equipo, existe solidaridad, se cuidan en este plano?
3. La familia de origen de cada uno
¿Cómo se han diferenciado de sus respectivas familias de origen? ¿Hay límites recíprocos de respeto con y entre estas familias? ¿Se sienten aceptados/as y respetados/as por la familia de su pareja? ¿Mantienen una vida autónoma e independiente de la familia de su pareja? ¿Cómo manejan y resuelven los conflictos familiares, cuán invasivos son de su propia familia actual?
4. Educación de los hijos
No se refiere a la elección de las escuelas, colegios, universidades. Sino al tipo de principios de valores con los que queremos que nuestros hijos/as crezcan, se desarrollen y los sostengan en su devenir. Suele dar se esta paradoja, él o ella, dicen: “a mis hijos los quiero educar con los valores que me educaron a mí, no como te educaron a ti, no quiero que salgan como tú”. ¿Cuáles son los 3 o 5 principios que te gustaría que tu hijo/hija elija como norte en su existencia? ¿Qué significa cada uno de estos principios? ¿Cuáles los encarnas?
5. Sueños
¿Qué sueños propios les nutren? ¿Su relación de pareja es el lugar para la realización de los sueños propios de cada uno? ¿Y para la realización de los sueños comunes de pareja? ¿El otro les permite realizarse, florecer, transformarse concretando sueños y alegrándose con ustedes de esos logros personales y compartidos? ¿Tu pareja conoce -le has dicho los tuyos, le has preguntado los suyos- cuáles son tus sueños personales, académicos, profesionales, artísticos, etc. más importantes? ¿Le importan? ¿Son interlocutores, al mismo nivel, el uno con el otro?
Conclusiones
Uno de los más importantes escritores en lengua española, Javier Marías, escribió en una de sus obras maestras “Corazón tan blanco”, haciendo reflexionar a su protagonista sobre lo que significa tener pareja, estar con una pareja, contar con alguien que te ama y respeta y a quien amas y respetas; esto pasa cuando duermes junto a tu pareja: “…solo nos sentimos respaldados cuando hay alguien detrás, a nuestras espaldas…a veces, incluso, ese alguien nos pone una mano en el hombro con la que nos apacigua y también nos sujeta.
Así duermen o creen que duermen la mayoría de matrimonios y de las parejas…de manera que uno le da al otro la espalda a lo largo de la noche entera y se sabe respaldado por él o ella, por ese otro…”. Tener pareja es y significa sentir y saber que alguien -tu pareja, ese otro- te cuida las espaldas, en esa circunstancia -que es la vida- en la que estás vulnerable. Está contigo, cuentas con esa persona. Esta relación con el otro es un lugar seguro, confiable; tu lugar.
De estos y otros infinitos temas (creando el espacio para la expresión de las múltiples voces presentes en los protagonistas de la relación) se reflexiona con inteligencia emocional, con ética relacional, estando presentes con el otro -íntegramente y con integridad- en ese diálogo transformador llamado terapia. Sean bienvenidas/os a estos procesos generativos que abren posibilidades de futuros.
- Diego Tapia Figueroa y Maritza Crespo Balderrama.
