Los 6 tipos de reacciones ante un hecho traumático (y sus características)

Las personas podemos responder de distintas maneras ante un trauma.

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Todos conocemos a alguien o incluso hemos vivido nosotros mismos un evento traumático. Ya sea un accidente de coche, un desastre natural, un trauma provocado por otra persona, un incendio o un asalto, está más que estudiado que deja una huella en nuestro cerebro. De hecho, el trastorno de estrés post traumático (TEPT) está ligado a una hiperactividad en aquellas zonas del cerebro que procesan el miedo y a su vez, una hipoactividad en las áreas frontales encargadas de la toma de decisiones, solución de problemas, etc.

Quizás te preguntes: ¿Qué es el Trastorno de estrés post traumático (TEPT)? Es una enfermedad de salud mental que aparece tras una situación aterradora ya sea por que la hayas experimentado o presenciado. Los síntomas pueden comenzar dentro del mes tras la exposición al hecho traumático pero es curioso que hay veces que no aparecen hasta años después. La sintomatología interfiere por completo en la vida cotidiana de la persona afectada así como en sus relaciones interpersonales, amorosas o laborales.

Se puede llegar a intuir que el abanico de emociones, sentimientos y reacciones ante un trauma es muy amplio ya que depende mucho de la naturaleza del suceso, la edad de la persona, la cantidad de apoyo que recibe la persona después del incidente, si ha tenido alguna experiencia traumática antes y por supuesto, su salud física y mental en el momento. Por ello, es crucial no juzgar ni menospreciar los comportamientos que derivan de un trauma.

En el artículo de hoy, basándonos en evidencia científica, analizaremos las distintas reacciones que se pueden tener ante un hecho traumático. Las más comunes se pueden agrupar en una variedad de respuestas psicológicas, emocionales, físicas y de comportamiento. Queremos resaltar que son reacciones completamente normales y, en la mayoría de los casos, desaparecen como parte del proceso natural de recuperación. En aquellos casos que perduran durante años, es cuando podríamos comenzar a hablar sobre el TEPT comentado anteriormente.

¿Qué es un trauma?

Ya que vamos a mencionar el trauma durante todo el artículo, nos gustaría hacer una pausa en qué es exactamente un trauma. La palabra viene del griego y significa herida. Es decir, es una herida duradera que puede ser provocada porque has sufrido un miedo intenso o incluso porque te has sentido incapaz de manejar adecuadamente un peligro. Como mencionamos anteriormente, no todo el mundo sigue la misma línea en cuanto al comportamiento tras un trauma y de hecho, existen 3 tipos de traumas distintos que debemos mencionar:

  • Trauma agudo: Ocurre por un solo evento estresante o peligroso.
  • Trauma crónico: Surge debido a la exposición repetida y prolongada a eventos altamente estresantes. Un claro ejemplo es un abuso infantil.
  • Trauma complejo: Por la exposición a múltiples eventos traumáticos.

¿Puede una persona desarrollar los síntomas, vivir las mismas sensaciones y realizar patrones de conducta parecidas a aquellas personas que han sufrido una situación /suceso traumático? La respuesta es sí y se conoce como trauma secundario o vicario. Ocurre mucho en profesionales de servicios de atención sanitaria, emergencias, protección social o civil y en general todos aquellos puestos de trabajo que trabajan diariamente con el trauma, sufrimiento, fragilidad y vulnerabilidad.

Nos referimos a un desgaste emocional importante por parte de este colectivo de personas. Los eventos traumáticos pueden ser eventos aislados, o continuos o repetidos. No obstante, existe una organización en el Reino Unido llamada Mind que enlista las siguientes causas potenciales de trauma:

  • Acoso
  • Hostigamiento
  • Abuso físico, psicológico o sexual
  • Agresión sexual
  • Accidentes de tráfico
  • Dar a luz
  • Enfermedades que ponen en riesgo la vida
  • Pérdida repentina de un ser querido
  • Ser atacado
  • Sufrir un secuestro
  • Actos de terrorismo
  • Desastres naturales
  • La guerra

Por supuesto que queremos dejar claro que toda experiencia traumática es válida y tiene el derecho de ser abordada con empatía y cuidado. Al fin y al cabo, cualquier experiencia con una fuerza devastadora para la persona ya sea por sus valores, ideologías, principios, o significado de la vida, pueden desencadenar en un trauma.

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Reacciones ante un hecho traumático

Tal es la variedad en reacciones ante un trauma que si 4 personas pasasen por el mismo hecho, puede que las 4 reaccionen de forma completamente distinta. Dicho de otra forma, un mismo suceso es capaz de ocasionar un trauma en algunas personas y en otras no.

1. Reacciones emocionales

La reacción emocional más común al trauma es el miedo y la ansiedad. Es completamente normal sentir miedo al vivir algo aterrador y de hecho, los expertos afirman que el miedo después de un trauma puede ser incluso peor que en el momento del trauma, e innegablemente dura más tiempo. Puede que sientas que finalmente el miedo está disminuyendo pero algo activa un recordatorio del trauma y vuelve el miedo intenso. Afortunadamente, para la mayoría de la gente el miedo va disminuyendo con el tiempo.

Puede que aparezcan sentimientos de ira después de un trauma. Ira hacia la persona que nos ha provocado el momento complicado o incluso nos sentimos enfadados con nosotros mismos por lo que ha ocurrido. También es común encontrarse más irritable de lo normal y que nos cueste comprender el por qué estamos explotando con las personas de nuestro alrededor.

Llorar y sentirse triste es otra reacción emocional. Es normal sentirse abrumado por un mundo en el cual todo nos parece terriblemente amenazador. Además, el duelo es totalmente común cuando hablamos sobre traumas donde se involucra la pérdida de alguien cercano.

Culparse a uno mismo por no haber reaccionado de otra forma o por ciertas acciones que realizamos es una respuesta emocional ante un trauma. Hay personas que se sienten responsables por lo que les ha ocurrido, como si en cierto modo lo hubieran provocado.

Finalmente, sentirse apagado emocionalmente, como si no tuviéramos emociones positivas y sentimos que todo va más lento. Es parte del proceso de adormecimiento que ciertas personas sufren por vivir una experiencia difícil, que al fin y al cabo, forma parte de los mecanismos de defensa que emplean nuestro cerebro y cuerpo.

2. Reacciones físicas

Malestar estomacal y problemas para comer. Problemas para dormir y sentirse muy cansado. Corazón palpitante, respiración rápida, sudoración, tensión muscular, fatiga, sentirse nervioso constantemente, entre otras muchas.

3. Reacción de congelación

Es una forma de reaccionar que opta nuestro cerebro ante situaciones de amenaza extrema. Damos por sentado que no podemos hacer nada, que no podemos escapar, y por consiguiente, no encontramos estrategias para defendernos del peligro. Es como si el miedo nos paraliza y nuestro cuerpo y mente son absolutamente incapaces de reaccionar ante la situación.

Cuando pasan unas horas o días, es habitual que nos preguntemos porque reaccionamos así y como no hicimos nada en el momento. Este es un momento peligroso ya que emergen sentimientos negativos tales como la culpa, la ira, la rabia, la tristeza e incluso hasta la vergüenza que comentamos anteriormente.

4. Reacción de huida

Otra respuesta ante un daño es huir. Tal y como dice la palabra, supone escapar de una situación. Son personas que no consiguen mantenerse quietas y emplean todas sus fuerzas en evitar y fugarse de la situación.

5. Reacción de lucha

Es la actitud a luchar y defenderse tanto a uno mismo como a las personas que tiene a su alrededor. Se vuelven violentos, agresivos y en definitiva buscan luchar contra lo que les está ocurriendo.

6. Reacciones conductuales

Puede haber cambios en el comportamiento luego de un trauma. En primer lugar, muchas personas comienzan a no confiar en la gente de su alrededor. Al vivir una experiencia aterradora, resulta difícil saber en quién podemos confiar y quién no. Puede que empecemos a sospechar de todo el mundo ya que, si una persona pudo hacerme daño, ¿por qué esta otra no?

Estar observando nuestro alrededor constantemente en busca de amenazas es habitual ya que estas personas no quieren que el dolor les pille desprevenidos de nuevo. Por tanto, se encuentran en un estado de hipervigilancia constante que les impide llevar una vida plena. Se sienten como al borde todo el rato.

El aislamiento social, laboral, amoroso, la irritabilidad, el insomnio son otros claros ejemplos de reacciones conductuales ante un evento traumático.

Conclusiones

Si te has sentido identificado con el artículo y recientemente has pasado por un evento traumático, te aconsejamos hablar con alguien de confianza de tu entorno a quien puedas contar tus experiencias, reacciones, emociones y pensamientos. Por supuesto, si sientes que la situación te está superando, acude a un profesional para que puedas volver a una vida satisfactoria y plena.

Además, si alguien cercano a ti recientemente ha atravesado un momento aterrador, te aconsejamos ofrecerle tu apoyo o recomendarle acudir a terapia psicológica. Recuerda que en los peores momentos de nuestra vida, nos salva el apoyo incondicional de los demás.

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Psicóloga

Chiara Fabian es neuropsicóloga clínica especializada en trastornos del neurodesarrollo con especial inclinación hacia la divulgación sobre temas relacionados con la psicología. Sus intereses se centran en la investigación sobre las relaciones entre el cerebro y la conducta en sujetos con trastorno mental grave, trastornos de conducta y daño cerebral. Es una persona con muchas ganas de aprender y seguir creciendo tanto personal como profesionalmente.

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