​Los 5 tipos de alcoholismo (y trastornos asociados)

La dependencia al alcohol y los trastornos derivados de su consumo habitual.

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Alcohol. Esta palabra hace referencia a una de las sustancias psicoactivas legales más populares y consumidas en todo el mundo. Esta sustancia actúa como depresor del sistema nervioso central, desordenando las membranas neuronales y aumentando la movilidad de las moléculas presentes en el cerebro.

Se ha comprobado que la toma de pequeñas cantidades diarias mejora la salud y protege contra enfermedades cardíacas, produciendo además sensación de excitación, disminuyendo el nivel de ansiedad y las frecuencias cardíaca y respiratoria. Sin embargo, en dosis más elevadas disminuye el nivel de conciencia y la coordinación psicomotriz entre otros efectos, y de mantener un consumo continuado puede desembocar en una dependencia hacia esta sustancia, también conocida como alcoholismo, que de mantenerse a lo largo de un periodo de al menos doce meses que puede provocar lesiones en diversas áreas cerebrales.

¿Qué es la dependencia?

Se entiende por dependencia aquel cuadro caracterizado por la existencia de la adquisición de una tolerancia notable necesitando incrementar la cantidad de sustancia para conseguir los efectos deseados, la presencia de síntomas de abstinencia, el uso prolongado de la sustancia más allá de lo que pretendía el consumidor, el deseo persistente de suprimir o controlar la conducta, el deterioro de otras actividades debido a la realización continua de actividades para conseguir la sustancia y la toma de sustancia a pesar de conocer la afectación que esta provoca sobre la propia persona.

En el caso de la dependenci al alcohol, esta dinámica de toma constante de bebidas alcohólicas tiende a desembocar en una serie de lesiones a nivel neurológico.

Dichas lesiones se producen en el cuerpo calloso, la protuberancia y el sistema límbico, lo que explica la existencia de problemas de memoria y reacciones emocionales intensas. Asimismo también disminuye la densidad de las conexiones de las dendritas de las neuronas y el número de éstas en cerebelo e hipocampo, cosa que incide en la capacidad de coordinación motora y aprendizaje.

Tipos de alcoholismo según la clasificación de Jellinek

Existe un gran número de causas y pautas de consumo del alcohol en personas dependientes.

En este sentido se han establecido un gran número de clasificaciones, destacando la propuesta por Jellinek. Este autor clasifica a los bebedores y a los alcohólicos en cinco grupos distintos, con el fin de indicar los problemas sociales y terapéuticos propios de cada grupo.

1. Bebedores tipo Alpha

Este tipo de bebedor realiza un consumo exagerado y excesivo con el objetivo de mitigar los efectos de una enfermedad mental o médica. En estos bebedores no hay una verdadera dependencia, con lo que en realidad esta clasificación no entraría dentro del concepto de alcoholismo.

2. Bebedores tipo Beta

En este tipo de bebedores no existe tampoco una verdadera dependencia alcohólica. Se ven incluidos en esta clasificación los bebedores sociales, que consumen excesivamente cosa que les puede provocar una lesión somática.

3. Alcoholismo tipo Gamma

Este tipo de individuos presentan una verdadera adicción, manifestando una clara pérdida de control ante la bebida, craving o deseo desmesurado por acceder a ella, tolerancia al alcohol y adaptación a sus metabolitos. Dentro de este grupo se encontrarían los sujetos alcohólicos crónicos.

4. Alcoholismo tipo Delta

Los sujetos incluidos en esta categoría presentan también una adicción al alcohol, presentando incapacidad para mantener la abstinencia pero sin presentar una pérdida de control ante la bebida. Dicho de otro modo, necesitan beber de forma asidua, pero sin llegar a estar ebrio.

5. Alcoholismo tipo Epsilon

El llamado alcoholismo periódico se da en los sujetos que presentan pérdida de control ante la bebida y problemas conductuales, pero consumiendo de forma esporádica, pasando largos periodos entre toma y toma.

Trastornos derivados del alcoholismo

El consumo abusivo de alcohol puede provocar problemas graves en la salud física y mental de los consumidores.

Intoxicación alcohólica

Entre ellos destaca la intoxicación etílica, es causada por la ingestión reciente de una cantidad elevada de alcohol (o bien consumido con una velocidad excesiva) y se caracteriza por la presencia de cambios psíquicos y conductuales como agresividad, euforia, control muscular deficiente, enlentecimiento mental y físico, farfulleo, alteraciones de memoria, percepción y atención. Puede ir de la simple ebriedad al coma etílico y la muerte.

Síndrome de abstinencia

Otro de los trastornos relativos al consumo de alcohol es el síndrome de abstinencia. Este síndrome, que se da ante el cese o interrupción brusca en consumidores crónicos, suele iniciarse con temblores entre las siete y cuarenta y ocho horas el último consumo.

Son frecuentes la ansiedad, agitación, temblor, insomnio, náuseas e incluso las alucinaciones. Las alteraciones de este síndrome dependen en gran medida del tiempo y cantidad de consumo frecuente, pudiendo presentarse convulsiones y crisis epilépticas, alucinosis alcohólica o incluso delirium tremens como una de las manifestaciones más graves de abstinencia.

En el caso del delirium tremens, es muy importante recurrir a ayuda médica con urgencia, ya que un 20% de los casos son mortales en caso de no acudir al hospital, e incluso contando con intervención de especialistas, un 5% de las personas mueren. Este cuadro clínico aparece en 3 fases:

  • Primera fase: ansiedad, taquicardia, insomnio y mareos.
  • Segunda fase: 24 horas después, los síntomas anteriores se agravan y aparecen temblores y abundante sudoración.
  • Tercera fase: alucinaciones, desorientación, taquicardia, delirios y estupor.

Amnesias inducidas por alcohol

También son conocidos los blackout, o amnesias parciales, que se pueden clasificar en amnesia dependiente del estado (en que se olvidan acciones realizadas durante la ebriedad que solo se recuerdan en estado de embriaguez), fragmentaria (amnesia de lo ocurrido durante la embriaguez con algunos momentos intermedios preservados) o en bloque (olvido total de lo ocurrido durante la borrachera).

El abuso habitual del alcohol hace que mueran muchas neuronas del hipocampo, y como consecuencia aparecen problemas a la hora de crear recuerdos sobre lo que ocurre cuando el nivel de alcohol en sangre es alto. A la vez, los problemas de memoria declarativa pueden permanecer en el largo plazo.

Trastornos del sueño

Se producen también dificultades de sueño, disminuyéndose el sueño REM e incrementándose las fases 2 y 3 del sueño no REM para producirse en la segunda mitad de la noche un repunte del sueño REM que puede despertar al individuo.

Trastornos crónicos

Al margen de estos trastornos de carácter agudo, también pueden presentarse trastornos crónicos tales como el Síndrome de Wernicke-Korsakoff, alteraciones cognitivas (pérdida de memoria, disminución de capacidad de juicio y planificación o deterioro de la atención entre otras) o disfunciones sexuales, de personalidad (incluyendo celos patológicos en las relaciones de pareja) y otros trastornos neurológicos y hepáticos.

Tratamientos eficaces establecidos

A nivel farmacológico, se emplean distintos medicamentos para tratar la dependencia al alcohol. Destaca el uso de disulfiram para producir una respuesta aversiva a tomar alcohol y la naltrexona para frenar el craving o deseo de consumo.

Respecto al tratamiento psicológico, a lo largo del tiempo se han creado múltiples programas y tratamientos con el fin de combatir el alcoholismo. De entre ellos algunos de los más eficaces en la actualidad son la aproximación al refuerzo comunitario, la terapia cognitivo-conductual y la terapia familiar y de pareja.

1. Aproximación al refuerzo comunitario o "Community Reinforcement Approach" (CRA)

Programa ideado teniendo en cuenta la importancia de la familia y la sociedad a la hora de reforzar la sobriedad del alcohólico. Se emplean en él técnicas motivacionales y refuerzo positivo. El objetivo principal del programa es reducir el consumo y aumentar el comportamiento funcional.

Se emplea disulfiram, entrenamiento en habilidades de comunicación, entrenamiento en técnicas de búsqueda de empleo, actividades lúdicas no compatibles con el alcohol y entrenamiento en manejo de contingencias para resistir la presión social a beber mediante sensibilización encubierta. Se trata del programa con el mayor nivel de eficacia comprobado.

2. Terapia cognitivo-conductual

Incluye entrenamiento en habilidades sociales y afrontamiento y prevención de recaídas.

En el primer paso se pretende producir un aumento de la capacidad de manejo de las situaciones que desencadenan el deseo de beber, preparando para el cambio, enseñando habilidades de afrontamiento y generalizándolas a la vida cotidiana.

Respecto a prevención de recaídas, se incide en la posibilidad de que el sujeto vuelva a beber en una ocasión (caída), diferenciándolo de la recaída (reinstauración del hábito) para que no se dé un efecto de la violación de la abstinencia (creando disonancia cognitiva y auto atribución personal de la adicción, cosa que a la larga provoca una culpabilidad que facilita la recaída).

3. Terapia familiar y de pareja

Componente esencial en los programas de tratamiento. Por sí solo también resulta de una gran efectividad. Al margen del propio problema, se focaliza en cómo éste afecta a la relación de pareja y refuerza la comunicación, negociación y actividades que facilitan mantener la relación de forma correcta.

En conclusión

A pesar de que el alcoholismo es un problema crónico, en un gran número de casos el pronóstico una vez normalizada la conducta es positivo: se ha observado que se ha logrado en más de un 65% de los casos tratados mantener controlada la abstinencia. Sin embargo, es necesario detectar el problema a tiempo e iniciar un tratamiento lo más rápidamente posible para evitar que el sistema nervioso quede muy dañado.

En algunos casos, además, la retirada del consumo de alcohol debe hacerse de manera controlada y supervisada por médicos, ya que el síndrome de abstinencia puede dar pie a muchos problemas o incluso llevar a la muerte.

Referencias bibliográficas:

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  • Hunt, G.M. y Azrin, N.H. (1973). A community-reinforcement approach to alcoholism. Behaviour Research and Therapy,11, 91-104

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  • Santos, J.L; García, L.I.; Calderón, M.A.; Sanz, L.J.; de los Ríos, P.; Izquierdo, S.; Román, P.; Hernangómez, L.; Navas, E.; Ladrón, A y Álvarez-Cienfuegos, L. (2012). Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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