Descubre los 3 errores garrafales que cometen los entrenadores deportivos

En este artículo hablaré sobre tres errores en la gestión de los equipos deportivos

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Errores más comunes de los entrenadores

El deporte colectivo en edad de formación tiene una importancia fundamental en el desarrollo físico y psicosocial de la persona. La práctica competitiva bien puede ser un estímulo para que el niño crezca de la mano de valores como el esfuerzo, la amistad o la superación personal, bien puede resultar un elemento limitante si los métodos de entrenamiento no son los adecuados. 

Tanto en el deporte de cantera como en la etapa de madurez, el estilo y técnicas empleadas por el entrenador afectan tanto al propio rendimiento deportivo como a ámbitos personales como la autoestima, la pertenencia al grupo o la autopercepción de competencias. En consecuencia, uno de los objetivos principales de la Psicología del deporte es detectar qué prácticas son positivas o negativas para los deportistas para poder modularlas y obtener un mejor rendimiento.

En este artículo detallaré un total de tres errores en la gestión de los equipos deportivos que suelen observarse en la práctica deportiva de competición. Estos errores suelen estar fundamentados en estrategias y metodologías que no comprenden la realidad psicológica de los deportistas en determinadas circunstancias de juego. Gracias al estudio continuado en este ámbito de la psicología deportiva los profesionales del deporte tenemos ya las pautas para lograr reorientar las estrategias de entrenamiento en búsqueda de los mejores resultados, tanto deportivos como en la cohesión grupal.


1. Hot Hand / Cold Hand

Muy estudiado en deportes colectivos como el baloncesto, el Efecto Hot Hand (mano caliente) es la vertiente deportiva de la Falacia del Jugador en juegos de azar y cartas. 

¿De qué se trata el Efecto Hot Hand? Cuando un jugador lleva una racha de tres lanzamientos anotados de forma consecutiva, el entrenador tiende a dar instrucciones a los demás jugadores para que sea el jugador racheado quien se dispute el siguiente tiro. Se trata de un error común pues, aunque resulte contraintuitivo, las probabilidades de acierto en el lanzamiento presente no se ven incrementadas por los eventos pasados. 

Más allá de una racha positiva de anotación, el reto para el entrenador es mantener la cabeza fría y comprender hasta qué punto el jugador racheado puede mantener ese nivel de acierto, ya sea por una capacidad de éste para crecerse ante la presión o, por contra, puede éste verse afectado por un exceso de presión y euforia, llegando a forzar lanzamientos con el hándicap añadido de unos defensores más atentos a sus movimientos.

En resumen, el Efecto Hot Hand no es más que una falacia cognitiva. La decisión de seguir apostando por el jugador racheado no debería basarse en el aval que, engañosamente, brindan los eventos pasados.


2. Refuerzo positivo

Muchos de los deportistas que lean este segundo punto se sentirán identificados con la frase siguiente: "Chicos, si ganamos los tres próximos partidos os invito a cenar". Este ofrecimiento, pronunciado por el entrenador, puede tener un nimio efecto positivo en la motivación extrínseca de los jugadores. No obstante, acaba por menguar la motivación intrínseca, debido a dos razones:

a) El premio por el cual se refuerza las victorias no realza el valor del proceso de crecimiento deportivo y grupal sino la simple consecución de unos fines. Esto es interpretado por el deportista de la siguiente manera: "No importa aprender a jugar, no importa la ética, no importa el respeto a mis compañeros y rivales. Sólo importa ganar". En consecuencia, el marcador final (dependiente también de circunstancias externas como la calidad de los rivales) se ve priorizado respecto al proceso de perfeccionamiento técnico, táctico, psicológico y a la cohesión del grupo.

b) Se muestra el premio como algo ajeno al deporte; se interpreta el deporte no como un fin sino como un medio. Esta circunstancia también produce el efecto de reducir la motivación intrínseca de los jugadores.

El refuerzo positivo, como vemos, debería aplicarse como extra, y tomando el propio deporte como motivación. Por ejemplo, se puede tratar de aumentar la motivación extrínseca de grupo invitándolo a presenciar un partido de un equipo de primera línea de ese mismo deporte (premio no externo al deporte) si logran entrenar con buena intensidad y realizar una jugada en aprendizaje durante los partidos (se premia el proceso, no el resultado).


3. Entrenador autoritario

Existe un perfil de entrenador que apenas concede feedback a sus jugadores; si acaso solo al jugador estrella. Únicamente es capaz de ofrecer refuerzos negativos cuando los jugadores fallan o no entienden un concepto táctico, pero es difícil verles en la tarea de corregir con instrucciones precisas y sosegadas.

Estas prácticas provocan al equipo desde confusiones tácticas (como no saber por qué se usa una jugada concreta en una circunstancia determinada del partido), hasta problemas de falta de confianza, que a la postre generan que el potencial de los jugadores se vea notablemente mermado.

¿Cómo puede el entrenador anticiparse a estas problemáticas? Estableciendo un clima de confianza y comunicación con los jugadores; procurando emplear correcciones en un tono positivo si alguien comete un error, sin señalar culpables y en general manteniendo una dinámica de grupo igualitaria y constructiva.

Licenciado en ciencias de la actividad física

Técnico superior deportivo, licenciado de Ciencias de la Actividad Fisica y Deportiva en la Universitat de Girona. Competidor de BodyClassic en IFBB, Preparador físico especializado en deportes de fuerza.

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