Aprender a gestionar las críticas: ¿cómo puede lograrse?

Las críticas forman parte de la vida; por ello es tan importante aprender a gestionarlas.

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Los seres humanos somos seres eminentemente sociales. La visión que tenemos de nosotros mismos, es en cierta medida, un reflejo de lo que los ojos de otros nos revelan, y ésta es la razón principal por la que las críticas pueden afectar tanto.

Esto puede jugar en nuestra contra si no disponemos de herramientas que nos ayuden a poner los juicios ajenos en su debido lugar. En este artículo repasaremos las técnicas que nos ayudan a limitar el poder y la influencia de las críticas a los que nos vemos sometidos. El objetivo no es que no afecten, es que no nos perturben. Y por qué no, fortalecernos ante ellas.

¿Por qué nos afectan las críticas?

Estamos predeterminados por naturaleza a que nos importe lo que otros piensan, de hecho, establecemos parte de nuestro valor en función de las opiniones ajenas. Nuestro autoconcepto se conforma en cierta medida por lo que otros ven y expresan de nosotros mismos, lo que era de suma utilidad en el pasado, donde nuestra supervivencia dependía de ser aceptado y valorado por los miembros de la comunidad, pocos individuos lograban vivir aislados.

Hoy día, sin embargo, no necesitamos la validación ajena para asegurar nuestra supervivencia y en una sociedad tan globalizada e hiperconectada como la nuestra, tener acceso a lo que otros piensan puede generar conflictos. Es conveniente aprender a ganar perspectiva para lidiar con esas críticas.

Una verdad un tanto dura es que las críticas de los demás nos afectarán en la medida en que percibamos cierta verdad en ellas. Si ante una crítica sientes el irrefrenable impulso de reaccionar es porque ésta ha dado en la diana de una potencial fuente de inseguridad. Por ejemplo, si tienes tu casa sumamente limpia y ordenada y alguien comenta que eres un vago desorganizado, no le darás la más mínima relevancia.

Es cuando tienes dudas respecto a algo, cuando las críticas más se sienten. Quizás te desencadenen emociones negativas, algo normal que nos pasa a todos. Pero si quieres dejar de ser tan reactivo, pregúntate: ¿Si algo me escuece por qué es? Es fundamental que trabajes este aspecto sobre ti para sentirte bien contigo mismo, porque cuando llegas a ese punto, las críticas pierden todo su poder. No puedes cambiar el entorno, no depende de tí que las críticas dejen de existir.

Lo que sí puedes cambiar es la relación que tienes con las ellas viéndolas como oportunidades de mejora. Para esto has de saber que tú eres tu propio juez, lo que pienses de ti mismo (sin autoengaños) es lo que definirá tu nivel de serenidad. Si una crítica se siente como especialmente desagradable, dirige la mirada hacia ese aspecto de ti o de tu vida que hasta ahora no te habías parado a mirar.

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¿Qué podemos hacer ante las críticas para aprender a gestionarlas?

Las opciones son: ceder, esto es llevar una existencia discreta, en base a lo que otros esperan y renunciar a deseos propios por miedo a las críticas (con la consecuente merma de tu autoestima), o aprender a sacarles partido, más deseable.

Lo primero cuando nos enfrentamos a una crítica es pararnos a pensar; ¿Quién la emite? No es lo mismo que la crítica venga de tu madre o un profesor que te corrige para enseñarte, que de alguien que quiere herirte deliberadamente.

Si viene de un ser querido que quiere lo mejor para ti pero a ti no te atrae la vida que esta persona ha elegido vivir, no asumas ese correctivo sin reflexionar puesto que casi con total seguridad te llevará hacia esa misma vida o similar.

Esto también sirve para cuando recibes un consejo, piénsalo antes de seguir las recomendaciones de alguien cuya vida no quieres para ti. Si proviene de alguien carente de herramientas comunicativas, simplemente, considera que la crítica no tiene más fin que llenar un espacio vacío y está tan carente de base como aquel que la arroja. Alguien que no tiene nada propio de valor que aportar en un grupo y se dedica a llenar el tiempo hablando de otros, no es una buena guía a considerar.

Si proviene de alguien que lo hace desde la intención de hacer daño o controlar, entiende que es una persona en general descontenta y que ese malestar que siente ha de drenarlo, por lo que más que reflejar algo de ti, saca a relucir su convulso estado interno. Entender esto, les resta mucho poder a los juicios ajenos. Puede que juzguen a quien consideren diferente, y esto, para ti es hasta positivo por lo que, usando el pensamiento crítico, descubres que no hay porqué enfadarse.

Cuando una persona mejora en ciertos aspectos, siempre hay personas que la apoyarán. Otras se verán inspiradas intentando avanzar a su lado. Pero en ocasiones, cuando tras partir de una base de igualdad, una de las dos personas crece, la distancia entre ellas aumenta. Si el que se ha quedado atrás no quiere hacer el trabajo que supone reducir dicha distancia y esto le genera insatisfacción, puede que desmerezca los logros del otro intentando cambiar su propia percepción de sí mismo de forma indirecta.

Es un fenómeno normal, identifícalo como lo que es; un intento desesperado por parte de quien critica para no sentirse inferior. Visto así, parece más una llamada de auxilio que un ataque. Como segundo paso, es razonable pensar sobre el contenido de la crítica. Determinar si hay algo de real en ella que nos cause fricción y si es así, ponerle remedio.

  • Podemos aceptar la crítica y establecer un plan de acción para mejorar aquel aspecto que nos ha generado disconfort.
  • Podemos pedir disculpas y agradecer el aprendizaje que nos presenta haber tomado consciencia de algo que no habíamos sabido ver.
  • Podemos reubicarla mediante un análisis estructurado que nos ayude a esclarecer nuestras ideas.

Conclusiones

En resumen:

  • Identifica las críticas que te generen malestar.
  • Analiza la veracidad de lo dicho.
  • Saca a la luz aquella parte de verdad que te molesta y define cómo lo vas a mejorar. Si la crítica no es verdadera, la lógica dicta que no deberíamos enfadarnos ya que no hay ninguna relación entre lo que se dice y nosotros. Por otro lado, si es verdad, ¿para qué enfadarnos? es más la exposición de un hecho que una crítica.
  • Fíjate en quien te hace la crítica.
  • No busques dejar en evidencia al otro. Sólo empeorará la percepción que tienes de ti mismo. Céntrate en tus actos y cómo mejorar.
  • Si la persona te importa, no entres al trapo en público y opta por una conversación tranquila en privado. Los malos entendidos se arreglan con respeto y hablando.
  • No pidas disculpas si consideras que has actuado de forma correcta. Falsear una conducta de conciliación a costa de lo que realmente piensas es una actitud deshonesta que no va a mejorar como te relacionas contigo. Opta por un dialogo sosegado y sincero en el que te sientas libre de mostrar tus vulnerabilidades. * No busques venganza, no malgastes energía. Está mejor invertida en actos que te produzcan mejoras y te hagan sentir mayor bienestar con tu propia vida.
  • Pide asesoramiento si te sientes sobrepasado.

Si hiciéramos una analogía y la crítica fuera la flecha de quien dispara, la reacción desproporcionada sería la prueba de que ha dado en la diana. El fin sería responder de forma consciente y no movidos por impulsos irracionales.

Analiza tu situación mediante el uso de la razón y en pro de liberar tensión, sírvete del sentido del humor. Es un signo de inteligencia emocional saber reírse de uno mismo. Por último, ten presente estas bases antes de reaccionar precipitadamente a comentarios hirientes:

  • No puedes caer bien a todo el mundo.
  • La envidia no es más que admiración mal gestionada.
  • El problema no son las críticas, sino la interpretación que haces de las mismas y las decisiones que tomas al respecto.
  • No es más importante lo que otro piense de ti que la opinión sincera que tienes tú sobre ti mismo.
  • Actúa acorde a tus valores.
  • Sé coherente y si no te gusta que hablen sobre ti, no emitas juicios.
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Psicóloga General Sanitaria

Sevilla
Terapia online

Zaira León, Psicóloga General Sanitaria con Mención en Psicología de la salud e intervención en trastornos mentales y del comportamiento, Máster en trastornos de la conducta alimentaria y obesidad, y Máster en nutrición y dietética; especializada además en psicología forense para violencia de género, experta en duelo, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés postraumático y deseo sexual hipoactivo entre otros; dirige una consulta presencial y online en Sevilla donde recibir sus servicios. Esta profesional cuenta con experiencia en el campo de las adicciones, la depresión y ansiedad. Aplica técnicas de terapias de 3° generación, ACT y FAP.

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