Tradicionalmente, hemos idealizado las relaciones amorosas por las concepciones que el cine, la literatura y la cultura en general han creado en nosotros. Unas ideas que, al mismo tiempo, hacen que desarrollemos formas de relacionarnos con nuestras parejas que conducen a la toxicidad. Las relaciones tóxicas nos merman mentalmente y debemos saber identificarlas para actuar. Precisamente por ello nos visita el psicólogo Luis Gago.
Toxicidad, amor y parejas
Psicólogo especializado en ansiedad, depresión, duelos, traumas, problemas interpersonales, autoestima, inteligencia emocional y desarollo personal, Luis Gago Ramos visita Psicología y Mente para una entrevista en la que nos contará cómo la Psicología entiende las relaciones tóxicas.
¿Cuáles son las principales señales de alerta que ayudan a identificar las relaciones tóxicas, según tu experiencia profesional?
Antes de expresar las posibles señales de alerta que una persona puede vivir me gustaría definir lo que es una relación tóxica desde mi perspectiva. Y para ello quería comentar el porqué prefiero utilizar la palabra relaciones tóxicas antes que la famosa expresión “persona tóxica”. Y lo escribo en entrecomillado porque esto no existe. Es un concepto inventado para definir lo que nos estresa socialmente.
Pero lo que ocurre realmente es que no existe una persona tóxica, sino más bien relaciones tóxicas. Ya que para mí lo que puede ser tóxico para otro no lo es. Y esto es muy importante porque si no podemos caer en el juicio fácil, en la falta de autoconocimiento y conciencia, y colocarnos en un rol más bien de víctima al pensar que es el otro el problema. En este caso, no entrarían las relaciones donde se da el maltrato de cualquier tipo (psicológico, físico o sexual). Las señales de alerta se pueden expresar según la personalidad de formas diferentes y a través de diferentes síntomas:
- Alta ansiedad o estrés en frecuencia, duración e intensidad. En forma de preocupación, activación en el sistema nervioso o somatización en el cuerpo o cúmulo de emociones.
- Estar en la relación con una importante tendencia a un modo competitivo e inclusive confrontativo con el otro.
- Que la relación no genere un mínimo de confianza, seguridad y conexión.
- Sentir normalmente emociones y sentimientos “negativos” como culpa, tristeza, miedo, vergüenza, rabia, ira, ansiedad…
- Que la relación se base en el controlar al otro o quererlo cambiar y en la manipulación o chantaje.
- Que la comunicación se base sobretodo en una comunicación pasivo-agresiva y agresiva.
- Que no se respeten los límites de cada uno.
- Que exista un nivel de codependencia significativamente alto olvidándonos de nuestras necesidades por miedo al abandono o tratando que el otro me resuelva mis necesidades que no puede o quiere atendernos.
- Sentirnos abandonados y rechazados constantemente, o muy invadidos por el otro.
- Expectativas altas o formas de idealización.
- Baja o nula expresión emocional o expresar todo lo que se te pase por la cabeza sin ningún filtro (emoción expresada).
- Que cuando se den los conflictos en la relación no se repare el vínculo o que se acumule el malestar en uno de los dos integrantes.
- Relaciones basadas en el llamado “columpio”, dónde para sentirme por encima al otro le coloco por debajo.
Estas podrían ser algunas señales de alerta que nos pueden dar alguna pista sobre si nuestra relación es tóxica o dañina. Pero es muy importante tener en cuenta que una relación puede pasar por fases o por crisis necesarias para crecer y que simplemente necesita un cambio, o tal vez, para indicarnos que ha llegado a su fin. Cuando el malestar se alarga en el tiempo instalándose en una dinámica dañina para ambas partes sería un buen momento para buscar apoyo profesional, pedir ayuda, o buscar soluciones.
¿Cómo suelen empezar este tipo de dinámicas relacionales? ¿A través de cambios sutiles que cuesta detectar?
Las dinámicas relacionales se fundamentan en 3 pilares que hacen que las relaciones se puedan con el tiempo convertir en dañinas. Los 3 pilares serían el manejo del estrés por ambas partes, el manejo del conflicto por ambos, y el manejo de la pérdida, es decir, cuando el otro no te cubre la necesidad que tienes y tú no sabes cómo cubrírtela.
Estos 3 grandes pilares son claves para cualquier tipo de relación, ya que si estamos estresados vamos a estar en un modo competitivo y egoísta; y si no sabemos manejar el conflicto no vamos a poder comunicarnos, negociar y llegar a acuerdos; y si no sabemos calmar y atender nuestras necesidades nos volveremos más codependientes de los demás o manipuladores para conseguir a través del otro mi necesidad.
Dependiendo de la persona le puede costar detectar más o menos la dinámica dañina en la que está instalada la relación. Esto dependerá de factores como el Apego que ha desarrollado en la infancia y el nivel de Trauma del desarrollo que hace que nuestro sistema nervioso autónomo le cueste diferenciar entre las relaciones seguras de las que no lo son.
¿Cuesta mucho llegar a reconocer que se ha estado durante muchos años en una relación tóxica, y dar el paso de buscar ayuda profesional para superarlo?
Lo que va a hacer que una persona se dé cuenta de que ha estado o está en una relación de este tipo, o incluso que busque ayuda profesional, es básicamente el autoconocimiento y la conciencia. Es decir, el conocerse desde una perspectiva profunda y sensible a lo emocional.
Si nosotros nos conocemos profundamente vamos a observar una serie de patrones que vienen de la infancia-adolescencia y esto lo vamos a seguir repitiendo. Pues bien, algunos de estos patrones van a estar implicados en la relación tóxica. Y desde esta perspectiva podemos tomar conciencia, empezar a elegir y a tomar decisiones diferentes para cambiar el patrón y no caer en lo mismo.
¿Es común que quienes más sufren por la relación tóxica experimenten a la vez un sentimiento de culpa por cómo se está desarrollando esta?
Todos tenemos esa parte de crítico interno que nos puede llevar a sentirnos culpables, con miedo y con pocos recursos. Aunque esta parte, tiene un lado amable que es el señalar qué necesitamos mejorar o aprender. Dependiendo de cómo manejemos nuestro crítico interior al volverse feroz con nosotros podría hacer que sintiéramos mayor culpa y responsabilidad de lo que muchas veces no controlamos.
¿Por qué hay gente que se mantiene durante años dentro de relaciones tóxicas?
La diferencia lo marca el tipo de Apego y el nivel de trauma durante la infancia- adolescencia con nuestros cuidadores. Si hemos tenido vínculos que nos han generados confianza y seguridad nuestro sistema nervioso (sensación sentida en el cuerpo y emoción) nos va a indicar con mayor certeza en qué punto está cada relación. Mientras que si no ha sido así, nos costará darnos cuenta de este tipo de relaciones ya que las vivimos como familiares y las normalizamos. En este caso, nos tocará aprender de todas estas relaciones para generar el cambio.
¿Cómo se puede trabajar desde la psicoterapia para dejar atrás las relaciones disfuncionales de este tipo?
En psicoterapia habría que tomar conciencia de si existe algún patrón que se repite en las relaciones y esto nos conecta con la historia de la persona y sus vínculos de apego. Una vez que se indague es muy importante aprender a vivirlo desde la autocompasión y la aceptación, ya que si rechazamos algo de nosotros, esta falta de contacto nos aleja de integrar las partes de nuestra historia implicadas interiormente y no vamos a poder avanzar.
El siguiente paso es el cambio o vivir el cambio. Dependiendo el caso, habrá que ver qué necesita la persona para generar el cambio. A veces se trata de procesar unos recuerdos con técnicas, manejar emociones y pensamientos, desarrollar habilidades como poner límites y mejorar la comunicación, etc.
