​Perfil psicológico del chantajista emocional, en 5 rasgos y hábitos

Estos manipuladores emocionales usan la dependencia como un modo de influir en los otros.

El chantajista emocional es un tipo de persona habituado a manipular a los demás para conseguir beneficios personales. Es decir, que se ha acostumbrado a utilizar métodos para limitar de poder de decisión de sus víctimas hasta conducirlas hasta una decisión determinada.

Sin embargo, hay algunas características que distinguen a los chantajistas emocionales de otra clase de manipuladores y, de hecho, en muchos aspectos son más difíciles de detectar de lo normal. Es por eso que es bueno conocer algunas señales de alerta para identificar los patrones de comportamiento que delatan a estas personas.

El perfil del chantajista emocional

No todos los chantajistas emocionales tienen por qué presentar todas estas características, aunque tienden a presentar una buena parte de ellas. Hay que tener en cuenta que el chantajismo emocional no es un rasgo de personalidad, sino un modo de relacionarse, o dinámica relacional, que ha sido aprendida e interiorizada, muchas veces incluso de forma casi inconsciente.

Eso significa que el rango de tipos de personalidad que hay detrás de los chantajistas emocionales puede variar, aunque hay algunos más propensos que otros a caer en este tipo de comportamiento. Así pues, para reconocer a los chantajistas emocionales no es tan importante estudiar la personalidad del otro, sino ver en tiempo real cómo interactúa con los demás.

Pasemos ya a los rasgos y hábitos propios del chantajista emocional.

1. Muestran vulnerabilidades de forma artificial

Es muy típico de los chantajistas emocionales hablar de o referirse tácitamente a sus propias debilidades incluso cuando eso no encaja bien con el tema del que se está hablando.

Resulta relativamente normal hablar de forma disruptiva sobre aquello que nos pone tristes o que nos hace sentirnos "débiles", ya que muchas veces necesitamos aprovechar cualquier momento de interacción social para expresar nuestros sentimientos. Sin embargo, en los chantajistas emocionales esto se ha transformado en un hábito y ocurre con una frecuencia mayor de la habitual.

Normalmente, esta clase de comentarios "gratuitos" y fuera de contexto pueden ser interpretados como una señal de alerta de que la otra persona se siente muy mal, en vez de reconocer en ellos una estrategia para manipular. El siguiente hábito permite distinguir mejor lo que está ocurriendo realmente.

2. Los comentarios victimistas van orientados a unas pocas personas

Los chantajistas emocionales no realizan esta clase de comentarios pesimistas ante cualquier persona con la que tienen confianza, sino solo ante aquellas a las que se quiere manipular. 

Esto es algo que revela el afán instrumental de este comportamiento; no se trata simplemente de pedir ayuda, sino de hacer que alguien en concreto haga algo determinado.

3. El uso instrumental de indirectas

Los chantajistas emocionales utilizan la ambigüedad a su favor para hacer que determinadas personas empiecen a pensar que tienen motivos para sentirse culpables. Es por eso que suelen recurrir a indirectas publicadas en redes sociales de forma pública o casi pública, textos relativamente cortos (para asegurarse de que sean leídos en su totalidad).

Ante la incertidumbre de si el mensaje va dirigido a uno mismo y la tensión que esto produce, tendemos a abandonar el estilo de pensamiento lógico y pasamos a utilizar el pensamiento blando, es decir, intuitivo y basado en lo emocional.

De esta forma, los chantajistas emocionales consiguen un efecto muy curioso; como notamos que nos sentimos mal ante la incertidumbre, interpretamos ese malestar producida por la propia ambigüedad del mensaje como una señal de nuestra culpabilidad.

4. La difusión del rumor del conflicto

Los chantajistas emocionales rara vez expresarán señales de enfado o enemistad ante las personas a las que quieren manipular, pero pueden inocular la idea de tensión no resuelta esparciendo rumores a través del círculo social de la persona.

Por ejemplo, ante los demás, y de forma privada, pueden realizar declaraciones que muestren una cierta tristeza por el alejamiento o la supuesta indiferencia que supuestamente está haciendo de la víctima una persona más fría, individualista y egocéntrica. Todo esto, por supuesto, no se explica de forma directa, sino mediante insinuaciones.

Cuando unas cuantas personas de nuestro círculo social han percibido esta idea, es más fácil llegar a suponer que todos los demás están en lo cierto y que uno mismo está equivocado. Si analizásemos más lo que los demás creen sobre nosotros llegaríamos a la conclusión de que también ellos han sido manipulados como estrategia para afectarnos de forma indirecta. Sin embargo, la "ley del silencio" y las convenciones sociales hacen que investigar sobre el asunto sea complicado.

5. Actitud pasivo-agresiva desconcertante

Los chantajistas emocionales no utilizan la actitud pasivo-agresiva constantemente, pero sí en momentos clave, para que su uso tenga unos efectos más potentes.

Esto significa que en ciertas ocasiones la otra persona actuará como si no esperase nada de la víctima, de un modo tan teatral que parece querer decir lo contrario: "podrías estar haciendo mucho más por mí".

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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