​El Modelo Transteórico del Cambio de Prochaska y Diclemente

Los procesos de cambio personales, analizados con lupa mediante la teoría de Prochaska.

El cambio es un proceso individual y personal, y nadie puede cambiar a otra persona si ésta no quiere cambiar. Es por eso que el coaching tiene la compleja misión de empoderar a las personas para que sean conscientes de su propia capacidad para conseguir sus objetivos y lograr cambios positivos y duraderos en sus vidas.

Desde hace varias décadas, un modelo teórico del cambio se ha aplicado en muchos ámbitos (adicciones, cambios de estilo de vida poco saludables, etc.) para ayudar a entender por qué los individuos muchas veces fracasan pese a querer poner en marcha un cambio en su vida.

El proceso de cambio personal visto desde la Psicología

Ha existido poco trabajo en la literatura en relación con cambio específico en al ámbito del coaching, pero una teoría psicoterapéutica se ha mostrado muy eficaz en este aspecto, pues propone no solamente una descripción de las fases o etapas del cambio, sino que aporta también un marco propicio la correcta intervención. Esta teoría fue propuesta por James Prochaska (en la imagen) y Carlo Diclemente y recibe el nombre de Modelo Transteórico del Cambio.

Dicho modelo explica las fases que una persona necesita superar en el proceso de cambio de una conducta problemática (o conducta que se pretende cambiar) a una que no lo es, considerando la motivación como un factor importante en este cambio, y asignándole al sujeto un rol activo, pues éste es concebido como el principal actor en su cambio de comportamiento.

El modelo, además, tiene en cuenta otras variables a parte de la motivación, que a opinión de los autores influyen en el cambio de conducta. Dichos elementos son: las etapas de cambio, el proceso de cambio, el balance decisional (pros y contras) y la autoconfianza (o autoeficacia).

Puesto que cualquier cambio personal exige compromiso, tiempo, energía y estrategias claras y realistas, es importante reconocer que este proceso puede implicar dificultades. Esta teoría advierte que es probable sufrir recaídas y volver a las etapas anteriores. Por tanto, aporta esperanza para los individuos, ya que aceptar como normales los fracasos afecta positivamente a la percepción de autoconfianza (autoeficacia). 

Los coaches deberían hacer a los clientes conocedores de este aspecto de la teoría, ya que es una herramienta útil para empoderar a éstos frente al cambio.

Las etapas del modelo de cambio de Prochaska y Diclemente

Este modelo nos brinda la oportunidad de comprender que el desarrollo humano no es lineal sino más bien circular y que los seres humanos podemos pasar por diversas fases, e incluso estancarnos y retroceder en el camino del cambio.

A continuación se muestran las distintas etapas del modelo Prochaska y Diclemente, y para el mejor entendimiento, vamos a usar como ejemplo a un individuo que quiere empezar a hacer ejercicio físico para mejorar su salud y dejar atrás la vida sedentaria a la que estaba acostumbrado:

  • Precontemplación: en esta etapa la persona no es consciente de tener un problema, y es frecuente que haya mecanismos de defensa como la negación o la racionalización. En nuestro ejemplo, el individuo no tendría conciencia de los efectos negativos de una vida sedentaria o se repetiría a sí mismo “de algo hay que morir”.
  • Preparación: la persona ya ha tomado la decisión de hacer algo al respecto y empieza a dar algunos pequeños pasos. En nuestro ejemplo sería una persona que acude a comprarse ropa de deporte o se inscribe en la piscina municipal.
  • Acción: la persona toma ya los pasos necesarios, sin excusas, ni demoras. En nuestro ejemplo la persona comienza a hacer ejercicio físico.
  • Mantenimiento: la nueva conducta está instaurada, empieza a ser un nuevo hábito. En nuestro ejemplo la persona lleva más de seis meses acudiendo frecuentemente a nadar o practica “running” de manera habitual.

Fase de mantenimiento

En la fase de mantenimiento, la persona puede pasar a la fase de “terminación” en la que el nuevo hábito es ya sólido y es difícil abandonarlo, ya que forma parte de su vida; o puede recaer (aunque puede recaer en cualquier etapa), pero nunca volviendo a la etapa de “precontemplación”.

Recaídas

En caso de recaída, la persona puede:

  • Volver a engancharse al cambio, reconocer su progreso, aprender de la experiencia e intentar no cometer el mismo error otra vez.
  • Ver la recaída como un fracaso y estancarse eternamente sin cambiar.

Por tanto, en caso de recaída el coach debe hacerle ver al cliente que no es un fracaso y debe alentarle a que siga adelante con el cambio.

Las fases y los niveles de cambio

Esta dimensión del Modelo Transteórico de Prochaska y Diclemente nos explica qué cambios se necesitan para abandonar una conducta problemática y nos indican el contenido de este cambio. Toda conducta se da un contexto y condicionada por determinados factores ambientales. 

Los distintos condicionantes se organizan en cinco niveles interrelacionados, sobre los cuales interviene el coach siguiendo un orden jerárquico, de más superficial a más profundo. Al estar relacionados, el cambio de un nivel puede provocar un cambio en otro y también es posible que no sea necesario una intervención en todos los niveles, puesto que no todos los niveles tienen por qué afectar a la conducta que se pretende cambiar.

Los cinco niveles del cambio son:

  • Síntoma/situacional (patrón de hábitos nocivos, síntomas, etc.).
  • Cogniciones desadaptadas (expectativas, creencias, autoevaluaciones, etc.).
  • Conflictos interpersonales actuales (interacciones diádicas, hostilidad, asertividad, etc.).
  • Conflictos sistémicos/familiares (familia de origen, problemas legales, red de apoyo social, empleo, etc.).

El coaching aplicado a los procesos de cambio personal

Normalmente la intervención comienza en el nivel más superficial, y a medida que se avanza, es posible intervenir sobre niveles más profundos. Las razones por las que se suele iniciar la intervención en la situación más superficial son:

  • El cambio tiende a suceder con más facilidad en este nivel más manifiesto y observable.
  • Este nivel generalmente representa el motivo principal por el que se acude a la sesión de coaching.
  • Puesto que el nivel es el más consciente y actual, el grado de interferencia necesaria para una evaluación e intervención es menor.
  • Dado que estos niveles no son independientes, el cambio en uno de ellos probablemente provoca cambios en otros.

Balance decisional

El balance decisional es el peso relativo entre los pros y contras de cambiar la conducta, que cada individuo asigna en su proceso de toma de conciencia. El modelo predice que para los individuos en la etapa de precontemplación, los contra del cambio serán más evidentes que los pros y que este balance decisional se irá gradualmente reversando en la medida que los individuos se muevan a través del resto de las etapas. 

Para los individuos en las etapas de acción y mantención, los pros del cambio serán más importantes que los contras.

Otra clave: la Autoeficacia

La Autoeficacia son los juicios y creencias que posee una persona sobre sus capacidades para ejecutar con éxito una determinada tarea y, por tanto, dirige el curso de su acción. Ayuda a enfrentar diferentes situaciones difíciles, sin tener recaídas. Por tanto, es positivo para afrontar las diversas situaciones problemáticas que se pueden presentar durante el proceso de cambio y es positivo para mantener la conducta deseada. 

El modelo predice que la autoeficacia aumentará a medida que los individuos se muevan a través de las etapas de cambio.

Si quieres saber más sobre el concepto de autoeficacia, te invitamos a leer el siguiente post:

"La Autoeficacia de Albert Bandura: ¿crees en ti mismo?"

Estrategias de cambio

Dentro del Modelo Transteórico del Cambio, las etapas son útiles para ayudar a situar al cliente en un punto determinado. Sin embargo, poco se lograría sabiendo esto y desconociendo las estrategias que se podrían implementar para propiciar que el sujeto pueda avanzar.

Los procesos de cambio son las actividades que propician que el individuo se movilice hacia un nuevo estadio, pero hay que mencionar que no están restringidos al coaching. De hecho, esta teoría proviene de la psicoterapia, pues este modelo es resultado de un análisis comparativo de teorías que lideraban la terapia psicológica y el cambio conductual en la década de los 80.

Como resultado del trabajo, Prochaska identificó 10 procesos que se dan en los sujetos que están cambiando su conducta, como el “aumento de conciencia” proveniente de la tradición freudiana, el “manejo de contingencias” del conductismo de Skinner, y el establecimiento de “relaciones de ayuda” del humanista Carl Rogers. 

Procesos vinculados al cambio

Los procesos que se muestran a continuación caracterizan a las personas en etapas de cambio, y cada uno funciona mejor en una etapa determinada:

  • Aumento de conciencia: tiene que ver con los esfuerzos individuales en la búsqueda de información y su correspondiente entendimiento en relación con un determinado problema.
  • Reevaluación del ambiente: es una evaluación por parte del sujeto de la conducta a cambiar y su efecto sobre el comportamiento interpersonal y sobre las personas cercanas a él. Reconocimiento de los beneficios para dichas relaciones derivados de la modificación de la conducta.
  • Alivio dramático: Experimentación y expresión de relaciones emocionales provocadas por la observación y/o advertencia de los aspectos negativos asociados a la conducta modificar.
  • Autoevaluación: Valoración afectiva y cognitiva del impacto de la conducta a cambiar en los valores y el autoconcepto del individuo. Reconocimiento de los beneficios que cambio de conducta representa para su vida.
  • Liberación social: conciencia, disponibilidad y aceptación por el sujeto de alternativas.
  • Contracondicionamiento: es la sustitución de conductas alternativas a la conducta a cambiar.
  • Relaciones de ayuda: es la utilización de apoyo social para facilitar el cambio.
  • Administración de los refuerzos: cambia la estructura que le da sostén al problema.
  • Autoliberación: compromiso del individuo para cambiar la conducta, incluyendo la idea de que uno es dueño de su cambio
  • Control del estímulo: es el control de situaciones y la evitación de las situaciones inician la conducta no deseada.

Estrategias aplicadas al coaching

La intervención que la persona necesita para tener un cambio efectivo depende de la etapa en la que se encuentre. En cada etapa hay intervenciones y técnicas específicas que tienen un mayor impacto para ayudar a la persona a avanzar a las siguientes etapas de cambio de comportamiento. A continuación se muestran algunas estrategias que el coach puede utilizar en cada fase:

Precontemplación

  • Cuando el cliente no tiene conciencia de los efectos negativos del cambio, es necesario aportar información apropiada sobre los beneficios del cambio, es decir, por qué realizar el cambio puede ser beneficioso para la persona. Es importante que la información sea proporcionada de manera no autoritaria.

Contemplación

  • Ayudar a visualizar los argumentos a favor y en contra del cambio.
  • Favorecer la reflexión sobre las diferentes opciones para el cambio y el efecto positivo de ellos.
  • Alentar en la consideración de los primeros pasos para empezar a realizar el cambio, de manera racional y realista.

Preparación

  • Planificar conjuntamente el cambio de manera cuidadosa, antes que tomar decisiones de manera visceral.
  • Fraccionar el plan de acción en objetivos alcanzables.
  • Emplear un contrato de compromiso con el cambio.
  • Ayudar a pensar en las maneras de seguir con el plan de acción.

Acción

  • Seguir el plan, monitorea el progreso.
  • Recompensar y felicitar por los éxitos conseguidos (incluso los más pequeños).
  • Recordar a los beneficios que se producirán si se logran los objetivos.
  • Ayudar a identificar los beneficios cuando suceden.
  • Ayudar a que el cliente se mantenga en un estado de motivación idóneo.
  • Ayudar a que aprenda de las cosas que no salen como se esperaba.

Mantenimiento

  • Mantener y revisar los planes hasta estar absolutamente seguro de que ya no son necesarios.
  • En caso de recaída, intentar no volver al punto de partida. En cambio, ayudar a reconocer el progreso y favorece el aprendizaje de los fracasos para que no vuelvan a ocurrir.
  • Ayudar a reflexionar sobre si es posible ayudar a otros a hacer cambios positivos en base a la experiencia del cambio.

A modo de conclusión

Desde esta perspectiva, se explica el cambio conductual a partir de sus estadios (el cuándo), los procesos (el cómo) y los niveles (el qué). También se presta atención a la autoeficacia y a la motivación, entendiendo que esta última varía en función del estadio en que la persona se encuentra, y entendiendo que ésta está mediada por múltiples aspectos del sujeto (el deseo de evitar el fracaso o mantener el control de su vida), que hacen que la motivación deba ser abordada desde el punto de vista global, entendiéndola como un proceso.

En el coaching, este modelo de intervención puede ser de utilidad, pues aporta conocimiento sobre el estadio en el que se encuentra el coachee y facilita información sobre los procesos de cambio adecuados para cada etapa, sobre el nivel o los niveles afectados. Por tanto, produce un cambio progresivo en la persona que pretende cambiar, abordando primero los aspectos más superficiales, para ir tratando progresivamente los aspectos más profundos.

Para saber en qué etapa se encuentra el individuo existen distintos cuestionarios que aportan esta información, pero el coach puede emplear preguntas verbales con la misma finalidad.

Una teoría que dota de herramientas al coach

Por último, en esta teoría también hay algunos aspectos que son de gran importancia para el coach:

  • El coach no debe tratar a todas las personas como si estuvieran en la etapa de acción.
  • Es más probable que las personas que se encuentran en la fase de acción logren resultados mejores y más rápidos que aquellas que se encuentran en contemplación o preparación.
  • El coach debe facilitar el paso de la introspección y acción.
  • El coach debe anticiparse a las recaídas, y hacerle entender al cliente que son parte del cambio.
  • El coach debe fomentar la autorregulación de los planes de acción por parte del coachee.

Psicólogo | Director de comunicación de Psicología y Mente

Barcelona
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Jonathan García-Allen (Reus, 1983) es Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona, y cuenta con distintas especialidades. Ha cursado varios posgrados, entre los que destacan el de Gestión de Recursos Humanos por la Universitat Rovira i Virgili, el postgrado en Psicología del Deporte por la UNED y el de Mindfulness e Inteligencia Emocional por la Universidad de Málaga. Experto universitario en Coaching por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Es fundador y Director de comunicación de la web Psicología y Mente, la mayor comunidad en el ámbito de la psicología y las neurociencias.

También ha participado en distintos proyectos: Psicólogo en Meyo App; creador, Director técnico y formador en el Star Camp de la cadena hotelera Iberostar, un programa de animación infantil y juvenil basado en las Inteligencias Múltiples, el Teambuilding y la Educación en valores; y en la actualidad es profesor de Coaching Educativo en la Universidad Libertadores (Colombia).

Autor de dos libros de divulgación científica:

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