Vilazodona (antidepresivo) usos y efectos secundarios

Este fármaco se utiliza básicamente para intervenir farmacológicamente en síntomas de la depresión.

Vilazodona
Un fármaco de reciente creación usado en el tratamiento de la depresión.

Una de las características de los tratamientos farmacológicos es que estos no siempre actúan de la misma manera en todos los pacientes. De ahí la necesidad de poseer una gran variedad de medicamentos que se puedan ajustar a las necesidades específicas de cada persona.

En el caso de los antidepresivos, la vilazodona es uno de los fármacos que se incluyen dentro del amplio abanico de medicamentos existentes para combatir la depresión. En este artículo analizaremos sus características, forma de administración, posibles efectos secundarios y precauciones que se deben tomar durante su consumo.

¿Qué es la vilazodona?

La vilazodona, conocida comercialmente bajo el nombre de Viibryd, es un fármaco antidepresivo desarrollado y comercializado en Estados Unidos desde el año 2011, momento en el que fue aprobado por la Administración americana de alimentos y medicamentos (FDA).

Este medicamento, aprobado para su uso en el tratamiento del trastorno depresivo mayor, se caracteriza por ser una combinación de un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), un agonista parcial de los receptores serotonina, y la buspirona, un agente ansiolítico que potencia los efectos del ISRS.

La vilazodona funciona al ayudar a restaurar el equilibrio de una serie de sustancias cerebrales, entre ellas aumentando la cantidad de serotonina de nuestro cerebro. Como consecuencia, este medicamento antidepresivo favorece el mantenimiento del equilibrio mental.

De la misma manera, algunos de los principales efectos que la vilazodona ejerce sobre la salud mental de la persona incluyen la mejoría en el estado de ánimo, favorece la regulación y mejoría de los ciclos de sueño, aumenta el apetito y los niveles de energía y, finalmente, puede ayudar a restaurar el interés de la persona por las actividades de su vida diaria.

Finalmente, los estudios acerca de la efectividad de este fármaco no han mostrado resultados que favorezcan a la vilazodona frente otro tipo de antidepresivos; por lo que su administración o prescripción está sujeta a las preferencias del profesional que la recete.

¿En qué casos se administra?

Tal y como se menciona en el punto anterior, la vilazodona es utilizada como uno de los fármacos de elección para el tratamiento de la depresión mayor y síndromes depresivos. Estos trastornos se caracterizan por ser alteraciones psicológicas o mentales en las que la persona experimenta sentimientos negativos y de tristeza de manera permanente y aguda.

En un gran número de ocasiones, los síntomas emocionales de la depresión se acompañan de una baja autoestima, de una disminución o pérdida del interés por aquellas actividades o tareas que anteriormente resultaban estimulantes o atractivas, una disminución de la energía y sensación de fatiga constante y, finalmente, experimentación de dolores físicos sin causa aparente tales como dolores gástricos.

Los trastornos depresivos, así como aquellos síndromes o afecciones con sintomatología depresiva, pueden llegar a convertirse en un obstáculo para el día a día del paciente, generando interferencias en sus actividades diarias, modificando sus rutinas, así como sus hábitos alimenticios, ciclos de sueño y salud en general. Si no se trata, la sintomatología puede agravarse hasta el extremo de que, entre un 2 y un 7% de las personas con depresión llegan a recurrir al suicidio como forma de acabar con el sufrimiento experimentado.

¿Cómo se administra?

La vilazodona se comercializa en formato tableta para su administración por vía oral. La dosis habitual de este fármaco es de un comprimido al día, ingerido siempre a la misma hora y preferiblemente acompañado de comida.

No obstante, esto se trata de recomendaciones generales de administración. Habitualmente, el profesional médico ajustará la dosis de tratamiento a las necesidades del paciente, el cual deberá seguir al pie de la letra las indicaciones de este. Esto significa que bajo ningún concepto el paciente podrá modificar la dosis de vilazodona recomendada, ni por exceso ni por defecto.

Debido a que la vilazodona pertenece a la categoría de medicación psiquiátrica, es muy posible que el tratamiento de inicie de manera gradual, comenzando con dosis más reducidas las cuales se van aumentando según pasan las primeras semanas de tratamiento.

Los efectos de la vilazodona pueden tardar hasta ocho semanas en ser percibidos por lo paciente, por lo que, tanto si este no experimenta mejoría como si percibe algún efecto secundario, el paciente nunca deberá dejar de tomar la medicación o alterar la dosis sin consultar antes con su médico. Las consecuencias asociadas a la retirada brusca de la vilazodona pueden incluir dolores de cabeza graves, alteraciones del estado de ánimo, fuertes arranques de ira, vértigos, agitación, aumento de la sudoración o episodios convulsivos, entre muchos otros.

¿Qué efectos secundarios presenta?

Al igual que ocurre con cualquier tipo de medicación, tanto psiquiátrica como de otra índole, la administración de vilazodona puede acarrear una serie de efectos secundarios no deseados que, según la intensidad y duración con la que se experimentes, pueden llegar a ser sustancialmente molestos.

Los efectos secundarios de la vilazodona pueden clasificarse entre aquellos que no son considerados como graves, por lo que no requieren atención médica inmediata y aquellos otros, de mayor gravedad, en los que sí resulta necesario consultar al médico de manera urgente.

1. Efectos secundarios no graves

Los efectos secundarios de menor gravedad son los siguientes.

  • Mareos.
  • Sequedad bucal.
  • Aumento del apetito.
  • Gases y flatulencias.
  • Acidez estomacal.
  • Sensación de dolor u hormigueo en manos o pies.
  • Dolor articular.
  • Sacudidas o temblores incontrolables.
  • Sueños de contenido extraño.
  • Alteraciones en el deseo y la capacidad sexual.

2. Efectos secundarios graves

Entre los efectos secundarios de la vilazodona que tienen una mayor gravedad, destacan los siguientes.

  • Alteraciones cutáneas como sarpullidos, urticarias o manchas en la piel.
  • Inflamación.
  • Problemas respiratorios.
  • Desvanecimientos y pérdidas del conocimiento.
  • Convulsiones.
  • Fiebre.
  • Alteraciones cardíacas como latidos rápidos e irregulares.
  • Rigidez muscular intensa.
  • Diarrea.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Sangrado nasal.
  • Sangrados o moretones sin causa aparente.
  • Alucinaciones.
  • Cefaleas.
  • Problemas de memoria, concentración o coordinación.
  • Debilidad muscular.
  • Movimientos torpes y caídas.

¿Qué precauciones se deben tomar con su consumo?

Es necesario que, antes de iniciar el tratamiento de vilazodona, el paciente informe al profesional médico de cualquier condición especial de salud en la que se encuentre, así como el consumo de cualquier otro tipo de fármaco, con o sin receta. Esta precaución es especialmente importante en los casos de tratamientos con inhibidores de la monoaminooxidasa (MAO).

Además, el paciente también deberá poner en conocimiento del especialista si este sufre de alguna alergia o de si se encuentra tomando cualquier tipo de suplemento vitamínico o complejos de hierbas naturales, ya que estos pueden provocar interferencias con la acción de la vilazodona.

Por lo que respecta a pacientes embarazadas o que planean un embarazo durante el tiempo de dura el tratamiento, se desaconseja la administración de vilazodona en estos momentos, sobre todo en los últimos meses de embarazo, puesto que se ha demostrado que puede provocar problemas en los recién nacidos.

Finalmente, la vilazodona puede ocasionar sensación de somnolencia, por lo aquellos pacientes que en su rutina diaria se incluya la conducción o manejo de maquinaria pesada deberán prestar especial atención a estos síntomas y, en la medida de lo posible, cesar estas actividades durante el tratamiento.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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