La teoría de Kretschemer: la relación entre cuerpo y temperamento

Este viejo modelo de la personalidad vincula una manera de ser a cada tipo de constitución física.

En el estudio de la personalidad no siempre han reinado las explicaciones centradas en los rasgos. A principios del siglo pasado comenzaron a aparecer varias propuestas de explicaciones somáticas, como por ejemplo el biotipo de Kretschemer, que descienden de una forma de entender la psicología que se remonta a los tiempos de Hipócrates.

A continuación vemos la teoría de Kretschemer y de qué forma relaciona las distintas constituciones corporales con atributos del temperamento humano.

El modelo constitucional de Kretschemer

Desde las teorías biológicas de la personalidad se parte de la idea de que el comportamiento humano depende básicamente de las características físicas del organismo, y no tanto en las variables relacionadas con el contexto en el que se vive. Estas teorías tienen sus raíces los primeros pasos de la medicina propia del territorio griego, sí que resulta normal que sus planteamientos sean biologicistas.

Este modelo constitucional, en psiquiatría, es representado por Kretschemer. Ernst Kretschemer, psiquiatra alemán, se interesó por los problemas de constitución física y cómo los mecanismos vegetativos y endocrinales lo determinan. Teorizó que estos mantenían algún tipo de relación con la formación del temperamento de cada persona. Además, trabajó para desentrañar la relación entre el carácter de una persona, su constitución y los síndromes psiquiátricos.

El fruto de estos esfuerzos se vio reflejado en su modelo constitucional de la personalidad. Para Kretschmer, la constitución la componen todas las características con las que un individuo nace. Esto incluye el genotipo que interactúa con el entorno para producir un fenotipo. Este fenotipo se manifiesta de tres formas: constitución, carácter y temperamento. Como son manifestaciones del mismo fenotipo, se teoriza que mantienen una estrecha relación entre ellas.

Basándose en observaciones clínicas e investigaciones antropométricas, Kretschmer describe una tipología constitucional en la que defiende la existencia de cuatro tipos principales:

1. Leptosómico

La teoría de Kretschmer describe al leptosómico como una persona de brazos largos, cuello alto y mentón hundido. Una especie de Don Quijote tanto en físico como en temperamento. El leptosómico es tímido, hipersensible, excéntrico y tiende a vivir en su propio mundo de fantasía.

2. Pícnico

Este tipo es descrito como una persona rechoncha y barrigona. Tiene la cabeza esférica y una cara redonda, con el cuello y las extremidades cortas y los dedos cortos y gruesos. Retomando las características quijotescas del leptosómico, el pícnico se asemejaría a Sancho Panza: cálido, extrovertido, alegre, bueno por naturaleza, práctico y con los pies en la tierra.

3. Atlético

El atlético tiene unos músculos potentes, los huesos duros y fuertes, hombros anchos y cintura estrecha. Corresponde a un tipo de físico parecido al de Superman. El temperamento de los individuos con tipo atlético se asocia a la implacabilidad, la frialdad emocional y la agresividad. Son individuos altamente competitivos.

4. Displásico

Este es el tipo constitucional más raro. Todas las proporciones corporales están desequilibradas y, como corresponde, también lo está su temperamento. Este tipo, según las observaciones de Kretschmer, se asocia a trastornos endocrinos y, muy frecuentemente, con esquizofrenia severa.

¿Cómo interpretar esta clasificación de personalidad?

Estas constituciones no son taxonómicas, sino que deben entenderse como dimensiones. Según Kretschmer, la mayoría de personas tienen una amalgama de tipos y cada uno se sitúa más cerca de un extremo en un tipo y más lejos en otro. Por esto, no todas las personas muestran un perfil que corresponda exactamente con un tipo u otro, solo que se acercan más o menos en función de su fenotipo.

Siguiendo esta línea, investigó a través de metodología experimental qué diferencias individuales existían entre los distintos tipos. Kretschmer puso a prueba la variabilidad de características como la sensibilidad al color y la forma, la formación de conceptos o la velocidad psicomotriz en los diferentes tipos constitucionales.

Críticas al modelo de Kretschmer

Como es natural, ningún modelo queda libre de críticas y los biotipos de Kretschmer no son ninguna excepción. Es de esperar que un modelo que bebe directamente de ideas tan acientíficas como los humores de Hipócrates tenga serias carencias en su validez.

Por un lado, el modelo de Kretschmer peca de ser poco exhaustivo en su descripción. Establece cuatro categorías que describen de forma vaga e imprecisa cuatro perfiles estereotípicos. Estos perfiles son rígidos e inamovibles, generando dos problemas importantes: se deja sin explicar aquellas características que no se describen en el modelo y no ofrece una explicación flexible para aquellos casos que no se ajusten al modelo.

Esto es debido, en parte, a que la muestra que utilizó Kretschmer para elaborar su modelo fueron pacientes psiquiátricos, fundamentalmente esquizofrénicos, y varones. El modelo, ignorando los problemas de consistencia interna y coherencia, no es extrapolable a la población general.

Por otro lado, aunque los biotipos de Kretschmer constituyen un antecedente interesante de ruptura con la tradición psiquiátrica al considerar que la normalidad y la enfermedad no tienen un límite claro sino que es una cuestión de grado, ofrece una explicación de la personalidad a través de un razonamiento circular. Kretschmer no fundamenta la teoría de forma rigurosa, sino que la teoría se fundamenta a sí misma.

En resumen, aunque el esfuerzo de Kretschmer por modernizar la relación entre cuerpo y personalidad es loable y no carece de espíritu científico, su teoría queda como un vestigio de una forma anticuada de entender la personalidad.

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