​Soberbia: los 6 rasgos en común de las personas vanidosas

¿Cuáles son los puntos en común entre las personas que creen ser mejores que las demás?

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Los rasgos de personalidad forman uno de los campos de estudio más interesantes en el ámbito de la psicología. Sin embargo, muchos de los adjetivos que utilizamos normalmente para referirnos al modo de ser de la gente que nos rodea no se corresponden con una categoría creada científicamente.

Sin embargo, eso no quiere decir que no haya ciertos matices en la personalidad que no puedan resultar de interés. Este es el caso de la soberbia, un término que se acostumbra a utilizar para designar a las personas vanidosas y algo arrogantes. Sin embargo, las implicaciones psicológicas de este rasgo van mucho más allá de la mala imagen que socialmente se le ha dado.

Rasgos de personalidad asociados a la soberbia

Los rasgos de personalidad que definen a las personas soberbias están especialmente relacionadas con dos características: el narcisismo y una tendencia a la megalomanía. Ambas dimensiones psicológicas están muy vinculadas, y nos hablan de una necesidad por mantener una autoimagen muy idealizada que sirve para justificar una serie de creencias irracionales (es decir, que no encajan con lo que se va comprobando acerca de la realidad). Entre estas creencias está la de que se tiene el control de prácticamente todos los aspectos de la vida diaria-

¿Qué es el narcisismo?

El narcisismo es una propensión a los sentimientos de grandiosidad a la hora de evaluarse a uno mismo.

Las personas narcisistas están siempre pendientes de lo que opinan los demás acerca de ellas, pero a la vez, creen que tienen más valor que la mayoría. Aunque parezca paradójico, están obsesionadas con hacer que todo el mundo se comporte como si ellas fuesen personas muy especiales y de gran relevancia a la vez que se infravalora a los otros.

Además, consideran que su punto de vista es el más correcto y tienden a tratar a los demás con un cierto paternalismo por este motivo: tratan de enseñarles que se equivocan, sin plantearse antes si son ellos los que han caído en el error. Por lo general, no empalizan con tanta facilidad como las personas no narcisistas. No suelen ser personas con demasiado tacto ni deferencia hacia las demás.

¿Qué es la megalomanía?

La megalomanía es un concepto muy similar al de narcisismo, aunque tiene un matiz algo más patológico porque incluye una relación con las ideas delirantes que sostiene una persona para poder creer que es capaz de hacer cosas que, realmente, difícilmente puede conseguir.

Las personas megalómanas sobrestiman mucho sus capacidades y, como consecuencia, tienden a querer tomar el control de todo lo que ocurre en su vida: incluyendo los proyectos que otras personas llevan entre manos. Por ejemplo, pueden creer que pueden conseguir que una gran empresa contrate a un familiar a pesar de no conocer a nadie que trabaje allí, o asumir que recibirán un trato especial por parte de los policías si cometen una infracción.

Las características de las personas soberbias

Ahora que ya nos hemos hecho una idea sobre cómo se definen, en general, las personas soberbias, podemos pasar a explorar más en detalle su personalidad. Estas son algunas de las características concretas que acostumbran a presentar las personas vanidosas.

1. Creen que por defecto están casi siempre en lo cierto

Como hemos visto, la soberbia toma del narcisismo esta creencia irracional de que uno mismo está siempre en lo cierto por el simple hecho de ser quien se es. Es por eso que, en ocasiones, las personas marcadamente soberbias tratan de argumentar y defender su punto de vista utilizando la falacia de autoridad.

2. Están pendientes de su imagen pública, aunque sin que se note

Las personas vanidosas necesitan tener un feedback constante acerca de la imagen que dan ante los otros, aunque intentan aparentar indiferencia acerca de eso. El motivo es que saben que la naturalidad y la espontaneidad se valoran positivamente.

3. Enfados producidos por soberbia

El hecho de tener que acarrear con una versión tan idealizada de ellos mismos hace que a la hora de relacionarse con este tipo de personas puedan saltar chispas con facilidad. Es decir, que pueden llegar a enfadarse por detalles nimios. Por ejemplo, cuando creen que no se les presta la atención suficiente, puede ser que de manera inconsciente tiendan a buscar una excusa para enfrentarse con la otra persona.

4. Teatralidad en su manera de presentarse

Las personas que destacan en soberbia llaman la atención de unos modos que a veces parecen pertenecer más bien a las artes escénicas, especialmente si quieren destacar ante un grupo de personas. Es decir, tienen cierta tendencia a teatralizar y a espectacularizar algunos momentos de su vida cotidiana.

5. La importancia de las redes sociales

La eclosión del uso masivo de las redes sociales como Facebook y Twitter hace que muchos jóvenes adopten dinámicas de comportamiento que definen a las personas soberbias, aunque de un modo nuevo.

Se crea rivalidad por el número de seguidores, se crean estrategias para tener más visibilidad en Internet y en ocasiones solo se utilizan estos perfiles virtuales para intentar dar esta imagen deseada de uno mismo, y no tanto para comunicarse de verdad con los demás, tal y como lo haría una persona famosa.

Para muestra, un botón: chicos y chicas adolescentes de Barcelona que acuden a una discoteca de moda (interesante a partir del minuto 0:57):

6. La instrumentalización de los demás

Si el narcisismo tiene una relación clara con la psicopatía es porque desde estas dos características de la personalidad se cosifica al resto de seres humanos con los que se tiene un trato directo; es decir, se los trata como objetos.

Las personas vanidosas pueden llegar a dedicarle tanta atención a su imagen que no pueden evitar ver a los demás como un medio para hacer que su "grandiosidad" se expanda, alcanzando mayores cotas de poder (económico o social) a través de ellos.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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