​¿Qué ocurre en tu cerebro cuando tomas café?

La cafeína desencadena una serie de procesos neuroquímicos. ¿Cómo nos afecta?

Muchas personas empiezan el día con una buena taza de café. Esta sustancia ha alcanzado a lo largo de la historia un muy elevado nivel de popularidad, siendo tomada por alrededor del 80% de la población adulta y siendo un elemento ampliamente presente en la vida cotidiana, utilizándose su consumo incluso como pretexto en el momento de socializar.

El café ayuda a despejarse, aumentar el nivel de activación y mejorar la capacidad atencional. Pero, ¿cómo puede el café afectarnos de esta manera? ¿qué ocurre en tu cerebro cuando tomas café?

La cafeína, una sustancia excitadora

La cafeína, uno de los principales componentes del café, tiene como ya sabemos efectos psicoactivos en nuestro cerebro. Debido al efecto que producen sobre el sistema nervioso forman parte de las sustancias psicoestimulantes o psicoanalépticos, sustancias caracterizadas por producir un aumento de la activación y el metabolismo cerebral, consiguiendo por lo general aumentar el nivel de actividad del organismo.

Sin embargo, dentro de este grupo la cafeína se considera un activador menor, formando junto a la teofilina y la teobromina el grupo de sustancias conocidas como xantinas. Dicho grupo, si bien presenta efectos activadores en el organismo, tienen una actuación mucho menos potente que el de otras sustancias excitadoras y muchos menos efectos secundarios, no siendo frecuente que presenten efectos adversos graves.

La cafeína tarda unos pocos minutos en llegar al cerebro, y sus efectos tienden a durar alrededor de entre cuatro y seis horas. No es raro que se consuma varias veces al día, sin que esto tenga porqué ser peligroso debido a su bajo potencial adictivo. A pesar de ello, su consumo habitual termina por producir ciertos niveles de tolerancia, siendo necesaria cada vez una mayor cantidad o frecuencia de la sustancia para llegar a provocar los mismos efectos que al principio.

Actuación a nivel cerebral: mecanismos de acción

Alrededor de cinco minutos después de tomarse una taza de café, la cafeína empieza a ejercer sus efectos sobre el sistema nervioso. Esta sustancia actúa de manera diversa a lo largo del sistema nervioso, interactuando y provocando efectos en diferentes tipos de neurotransmisor.

El efecto activador propio del café se debe principalmente a la actuación sobre una hormona denominada adenosina, hormona que contribuye a mantener un estado de calma y relajación al incitar la supresión de la actividad cerebral así como a mantener niveles medios o bajos de otras hormonas como la dopamina y la noradrenalina. La cafeína actúa como antagonista de los receptores de adenosina, afectando a su absorción de forma que inhibe su recaptación por parte de las neuronas. Dicha actuación tiene como desenlace un aumento de la actividad cerebral y de la intensidad de la transmisión de las señales nerviosas al permitir una mayor actuación por parte de otras hormonas como la dopamina.

Sistema de recompensa cerebral

Además de su efecto sobre la adenosina, la cafeína interactúa también con otros neurotransmisores. Otro de los grandes efectos de la cafeína en el encéfalo es el aumento de la liberación de dopamina, que activa los mecanismos de recompensa cerebral para inducirnos un estado de bienestar. 

Sin embargo, mientras que otras sustancias como la cocaína activan todo el sistema (lo que facilita su enorme potencial adictivo), la cafeína y las xantinas suelen provocar un aumento de la liberación dopaminérgica en zonas más concretas como el núcleo caudado y la corteza prefrontal. De este modo se consigue una sensación de activación hasta cierto punto placentera, pero sin que llegue a activarse la totalidad del sistema de recompensa cerebral.

La cafeína estimula a su vez los sistemas noradrenérgicos y colinérgicos, produciendo un aumento de la activación y una mejora en la capacidad de concentración y de procesamiento de información.

Por último resulta relevante destacar que el consumo de cafeína provoca un aumento en los niveles de cortisol, la conocida como hormona del estrés, y de adrenalina. Este efecto ayuda a inducir un estado de activación a nivel fisiológico que permite permanecer alerta y atento. Sin embargo, también puede provocar distress o estrés negativo que puede conllevar conductas desadaptativas, aceleraciones cardíacas o ansiedad.

Efectos beneficiosos

El consumo de café puede aportar numerosos beneficios siempre y cuando se realice de manera prudencial y sin excesos. Algunos de los efectos positivos que tiene el café sobre el organismo son los siguientes.

1. Aumenta la vigilia y disminuye el nivel de cansancio

El hecho de que la cafeína inhiba la acción de la adenosina y potencie un aumento de cortisol y otras hormonas excitadores provoca que el nivel de consciencia se mantenga elevado, con lo que se provoca que los niveles de cansancio y fatiga que el cuerpo pueda estar experimentando se reduzcan.

2. Favorece la capacidad atencional y de aprendizaje

Al provocar el mantenimiento del nivel de consciencia y la reducción de las sensaciones de fatiga y cansancio la capacidad de atención del sujeto también se eleva, provocando que pueda emplear y repartir sus recursos físicos y cognitivos con mayor eficiencia y durante más tiempo.

Además, permite que los impulsos nerviosos se transmitan con gran intensidad, cosa que puede favorecer la adquisición de nuevos aprendizajes y el refuerzo de los ya existentes.

3. Posee un efecto protector ante ciertas demencias

Recientemente se ha investigado sobre el posible papel que puede tener el consumo de cafeína a la hora de contribuir en la prevención de determinadas demencias.

Concretamente, su consumo habitual puede servir de factor protector ante el Parkinson y el Alzheimer al producir la estimulación de los sistemas dopaminérgico, colinérgico y noradrenérgico y tener efectos antioxidantes que reduce el número de radicales libres presentes en el sistema.

4. Acelera el metabolismo

El aumento de la actividad que produce la cafeína suele traducirse en un estado de excitación fisiológica acelerando el metabolismo no solo del cerebro sino de todo el cuerpo. Se ha demostrado que el consumo de café antes de realizar ejercicio físico ayuda a descomponer la grasa de nuestro cuerpo.

Además, dicha aceleración suele comportar un aumento de la actividad física, con lo que además de facilitar la quema de grasas predispone a que el organismo realice actividades que permiten perderla

5. Efecto diurético

La cafeína también tiene un importante efecto diurético. Se ha demostrado que estimula la producción de orina, ayudando a excretar elementos nocivos para el organismo.

También presenta efectos antieméticos si es consumido de forma moderada, evitando la aparición de vómitos y reduciendo el nivel de náuseas,

Posibles perjuicios

Una o varias tazas de café al día pueden afectar de manera positiva a nuestro cerebro, pero como en la mayoría de sustancias y alimentos consumidos, un exceso puede tener efectos adversos.

1. Problemas de sueño

Como hemos mencionado anteriormente, la cafeína provoca una disminución de la sensación de fatiga o de cansancio.

Si bien puede aumentar la alerta en personas con somnolencia diurna, dependiendo de cómo, cuándo y de cuanta cantidad sea consumida puede provocar que el individuo no sea capaz de conciliar el sueño, siendo el insomnio de conciliación el efecto más frecuente.

2. Trastornos de la ansiedad

La elevación de la cantidad de cortisol y adrenalina producida por el café provoca un aumento en la excitabilidad del sujeto que lo ha consumido. Si bien en algunas circunstancias puede ser favorecedor de cara a realizar aprendizajes o a actuar de manera eficiente, en otras ocasiones dicho aumento genera un estrés superior al que el individuo es capaz de manejar, pudiendo aparecer reacciones de ansiedad.

De hecho, el consumo de cafeína no es recomendable para individuos estresados o con trastornos vinculados a la ansiedad.

3. Agitación, taquipsiquia y logorrea

Si bien el aumento de activación que produce el café puede ser deseable en dosis bajas, en cantidades más elevadas la cafeína puede provocar la presencia de agitación, temblores (e incluso crisis epilépticas).

También puede presentarse a nivel cognitivo la presencia de taquipsiquia o pensamiento acelerado, en el que frecuentemente aparece fuga de ideas o pérdidas del hilo del pensamiento. Otro síntoma común es la logorrea.

4. Estrés e irritabilidad

El aumento de activación en el sistema nervioso y el estado de ánimo ligeramente más expansivo de la habitual, así como el aumento del nivel de estrés que genera el café, provocan que en ocasiones la persona que ha consumido cafeína tenga tendencia a mostrarse agresiva o irritable ante estímulos que generalmente no le serían aversivos.

5. Efectos cardíacos

Tampoco suele ser recomendable el consumo de cafeína para personas con trastornos cardíacos, puesto que puede inducir taquicardias y arritmias que en personas con un determinado nivel de vida y con determinadas patologías podría desembocar en un infarto o incluso en paradas cardiorrespiratorias.

6. Riesgo de muerte

Si bien suele ser necesaria una elevada cantidad, el consumo de cantidades que excedan los diez gramos de cafeína puede inducir crisis epilépticas, o problemas cardiorrespiratorios que podrían llegar a culminar con el deceso del paciente.

7. Síndrome de abstinencia

Se ha discutido asimismo que la cafeína puede, con un consumo prolongado y frecuente a lo largo del tiempo, llegar a producir síndrome de abstinencia. Dicho síndrome se traduce en la presencia de somnolencia excesiva, náuseas y vómitos, ansiedad y/o depresión tras el abandono o reducción brusca del consumo.

8. Otros aspectos

La elevación del estado del ánimo y el elevado nivel de actividad que puede llegar a producir en algunas personas el consumo de cafeína hace que no sea indicado para personas con determinadas características. Por ejemplo, en trastornos del estado del ánimo (por ejemplo durante episodios maníacos en el caso de un trastorno bipolar) o en trastornos psicóticos.

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
  • Glade, M. J. (2010). Caffeine - not just a stimulant. Nutrition, 26(10), 932-938.
  • Salazar, M.; Peralta, C.; Pastor, J. (2006). Manual de Psicofarmacología. Madrid, Editorial Médica Panamericana.
  • Smith, A. (2002). Effects of caffeine on human behavior. Food and chemical toxicology, 40(9), 1243-1255.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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