¿Cómo ayudar a una persona con alcoholismo? 13 claves

Más allá de la terapia, los amigos y familiares de una persona alcohólica pueden ayudar mucho.

Ayudar a una persona con alcoholismo
Varias pautas a seguir para facilitar la recuperación.

El consumo de alcohol es un fenómeno socialmente aceptado que de hecho forma parte desde la antigüedad de una gran cantidad de culturas. Sin embargo, muchas personas realizan un consumo de alcohol excesivo y muy prolongado a lo largo del tiempo y terminan adquiriendo dependencia a esta sustancia: estamos hablando de dependencia al alcohol o alcoholismo.

Esta situación tiene graves repercusiones para el sujeto, pudiendo generar graves problemas de salud o incluso llevar a la muerte. Se trata de algo dramático que muchas familias observan en uno de sus miembros, no sabiendo cómo actuar. ¿Cómo ayudar a un alcohólico? En este artículo vamos a discutir una serie de pautas generales que familiares y amigos pueden encontrar relevantes y útiles de cara a abordar el tema.

Rememorando conceptos: ¿qué es el alcoholismo?

Se considera alcoholismo la adicción al alcohol, es decir, la adquisición de dependencia tanto física como psicológica al consumo de bebidas espirituosas que se genera debido a la adquisición de tolerancia hacia su consumo. El organismo necesita mayores cantidades de sustancia para notar los mismos efectos, a la vez que su ausencia genera potentes síntomas propias de un síndrome de abstinencia, como ahora disforia, agitación, convulsiones y otros tipos de alteración. Se consume de tal manera que se invierte una gran cantidad de tiempo en conseguir alcohol o se descuidan o deterioran otras actividades o ámbitos vitales relevantes.

Estamos ante una situación en el que el sujeto pierde el control ante el consumo, siendo este mucho mayor de lo que se pretendería y llevándose a cabo a pesar del conocimiento de posibles consecuencias aversivas tanto para él como para su entorno. Sin embargo es frecuente que exista un deseo de cesar el consumo y pueden haberse hecho uno o varios intentos al respecto (infructuosos). A pesar de ello, suelen negar la existencia de una dependencia.

El consumo descontrolado y frecuente de alcohol puede acarrear consecuencias dramáticas, pudiendo generar cirrosis hepática, hígado graso o incluso disfunciones renales. Los daños sobre estos órganos pueden ser irreversibles y llevar a la necesidad de un transplante o incluso a la muerte por la destrucción de dichos tejidos. El alcohólico se intoxica con frecuencia, siendo habitual la presencia de lagunas y pérdidas de consciencia. En algunos casos el sujeto puede llegar al coma etílico o incluso a la muerte por paro cardiorespiratorio.

El comportamiento también se altera, pudiendo ir desde la agresividad hasta la pasividad extrema, y no es poco habitual que se realicen conductas de riesgo en estado de ebriedad. Socialmente pueden sufrir el abandono de su entorno o generar gran sufrimiento a aquellos que les rodean.

Ayudar a un alcohólico: algunas pautas básicas

Las familias y entorno cercano no suelen saber que hacer para afrontar el problema, a menudo culpabilizando al sujeto o bien fingiendo no conocer o justificando su conducta. Pero dichos comportamientos no ayudan al paciente sino que de hecho pueden complicar su estado. Es por ello que a continuación repasaremos algunas pautas para ayudar a un alcohólico, tanto para hacerle ver su problema como para facilitar su solución.

1. El entorno debe reconocer el problema

En primer lugar, aunque pueda parecer lógico, el primer paso a tener en cuenta es no justificar o ignorar la conducta y el consumo excesivo del sujeto con alcoholismo. El sujeto que padece este trastorno o enfermedad (que no vicio, algo importante a tener en cuenta) realiza un consumo de alcohol que es peligroso y que tiene una gran cantidad de consecuencias a corto y largo plazo. Este hecho, así como el de que es una enfermedad o trastorno y no algo que el sujeto haga por hacer y sobre el que tenga un total control, debe ser entendido y comprendido por su entorno cercano.

Es importante tener este punto muy en cuenta, tanto si el sujeto es capaz de identificar y reconocer su problema como si no es consciente de este.

2. Realizar la aproximación al tema en un momento de sobriedad

Un aspecto también en apariencia lógico, pero que puede ser difícil de tener en cuenta cuando el sujeto llega ebrio y con un comportamiento irracional, es tratar el tema en un momento en que éste se encuentre sobrio. Tratar el tema en estado de embriaguez no tendrá el mismo efecto, no estando el sujeto en condiciones de reflexionar, pudiendo olvidarse fácilmente de lo hablado o incluso es posible una respuesta agresiva por su parte.

3. Adoptar una posición de ayuda y no culpabilizar

Puede ser sencillo que la frustración y dolor que causa el estado de nuestro amigo, pareja, familiar o ser querido, o su conducta o ausencia perceptible de intención de cambiar nos empujen a culpabilizarlo de la situación. Este hecho no ayuda al sujeto, sino que puede generar reactancia y la existencia de conflictos que en algunos casos incluso pueden empujar al afectado a beber más para evitar el malestar.

No se trata de fingir que no pasa nada, sino de abordar el tema de forma directa pero adoptando una actitud empática que permita acercarse al tema de una manera proactiva y colaborativa. Es importante también tener en cuenta que no se debe ser condescendiente ni partir de una posición de superioridad, algo que también va a generar reactancia.

4. Vigila cómo te comunicas

Vinculado al punto anterior, hemos de tener en cuenta que estamos ante una situación muy compleja. Es necesario que podamos expresar nuestros sentimientos con respecto a la situación que nuestro ser querido está viviendo, siendo de utilidad que nos incluyamos en las frases.

La preocupación, si existe, debe expresarse y suele resultar útil mencionar algunas de las conductas que te parecen preocupantes. Expresate con empatía e intenta buscar el diálogo, preguntándole el porqué de algunas conductas sin resultan excesivamente demandante.

5. Mantener algún grado de control

El sujeto con alcoholismo es alguien con profundas dificultades para controlar la ingesta de alcohol, siendo dicha pérdida de control lo más definitorio de este trastorno. Si bien no se trata de ejercer un control continuado de cada gesto que haga, sí resulta recomendable mantener un cierto control sobre su situación. Una de las formas de hacerlo es mediante la gestión del dinero, de tal manera que se puede controlar la cantidad que el sujeto lleva y lo que se gasta, e incluso en qué dependiendo como. Es cierto que la persona puede obtener dinero de otras fuentes o incluso ser invitado, pero esta gestión es de gran utilidad y limita la posible compra de alcohol.

6. Evita la exposición a estímulos que generen la respuesta de beber

Los seres humanos estamos habituados a hacer determinadas cosas en determinados lugares. Si bien es posible beber en cualquier lugar, evitar que la persona alcohólica se exponga a situaciones o ambientes que facilitan el consumo resulta de gran utilidad. Por ejemplo bares, discotecas o fiestas son ambientes en que resulta habitual el consumo de bebidas alcohólicas.

Asimismo, tampoco bebas tú delante de ella. Esto haría al sujeto pensar en alcohol y a la vez manda un mensaje contradictorio: quiero que dejes de beber pero yo sí bebo.

7. Tener en cuenta el posible papel que ejercemos en la adicción

Generalmente cuando hablamos de alcoholismo solemos pensar en el sujeto en cuestión como aquel que tiene el problema. Sin embargo, en ocasiones el propio entorno favorece o tiene algún tipo de rol que facilita que el sujeto recurra al consumo. Un ejemplo lo tenemos en la culpabilización antes mencionada, en situaciones de abuso o abandono o incluso en un excesivo paternalismo.

8. Acudir a profesionales

El alcoholismo es una condición sería, un trastorno crónico cuya existencia puede poner en peligro la vida de quien lo padece. Es por ello que resulta fundamental acudir a algún tipo de profesional con el fin de tratar los diferentes elementos que condicionan y mantienen el consumo de alcohol..En casos extremos, puede ser de gran utilidad acudir a un centro de desintoxicación (en algunos casos podría ser requerido incluso a nivel judicial, aunque es recomendable hacerle entender la necesidad de acudir).

En este sentido, resulta recomendable interesarse y participar activamente en la terapia, de tal manera que se aprenda a relacionarse con el sujeto y con el síntoma y se adquieran pautas de actuación además de proporcionarle un apoyo social para salir de una situación que, cuanto menos, dura. También resulta de gran utilidad de cara a hacer reflexionar y motivar al sujeto para el cambio.

9. Apoya sus avances

El simple hecho de reconocer el alcoholismo ya es un paso muy duro para alguien con este trastorno. Y el proceso de cesar el consumo es largo (importante: no se debe dejar de golpe a menos que se cuente con monitorización médica debido al posible surgimiento de síndromes de abstinencia con potencial mortal, como el delirium tremens) y complejo, habiendo de tratar diferentes aspectos tanto conductuales como cognitivos. El apoyo social y del entorno es un factor de buen pronóstico y un estímulo para progresar en el tratamiento.

10. Motívale a asistir a grupos de apoyo

Alcohólicos Anónimos es una asociación creada con el propósito de servir como grupo de apoyo de cara a resolver problemas de alcoholismo y generar una recuperación, a la par que permite que el sujeto se encuentre con otros que han pasado por su misma situación. En estas reuniones la persona va a poder expresar libremente aquellos elementos y aspectos que no quiera o pueda contarnos de su experiencia y contrastar su experiencia con la de otros.

12. Actividades agradables incompatibles con la bebida

Una forma de ayudar a un ser querido a dejar la bebida, o de mantener los cambios con el tratamiento, es la de explorar y emplear con el o ella actividades que resulten agradables y que no sean compatibles con el consumo de alcohol. Se trata de aprender a divertirse sin precisar de la ebriedad.

13. Prevención de recaídas

Se trata de un aspecto fundamental en todas las adicciones. El tratamiento puede resultar exitoso, pero la existencia de diferentes estresores o situaciones puede generar una recaída en el alcoholismo. Es por ello que, al igual que ya se hace en terapia, tengamos en cuenta la necesidad de trabajar en su prevención con elementos como los de los dos anteriores puntos.

¿Y desde terapia?

Lo expuesto anteriormente hace referencia a maneras de ayudar al alcohólico desde el contexto familiar o amical, siendo el apoyo social hacia la retirada del alcohol uno de los elementos más importantes para mantener y generar la percepción y motivación para el cambio. Pero también en terapia psicológica se emplean diferentes métodos para contribuir a que el alcohólico cese el consumo de alcohol, además de controlar el craving o ansia de consumo. De hecho, es importante poder asistir a terapia, dado lo mucho que está en juego.

A grandes rasgos, la terapia se centra en primer lugar en la adquisición de conciencia del problema en los casos en que esta no existe, para posteriormente hacer reflexionar sobre los pros y los contras de la conducta de beber, reforzar la motivación al cambio y actuar mediante diversos programas técnicas (en que se incluyen la aproximación al refuerzo comunitario, la terapia marital y de pareja, terapia de exposición a señales con prevención de respuesta, manejo de contingencias, entrenamiento en habilidades de afrontamiento y sociales, programas de beber controlado) y finalmente mantener dichos cambios con programas de prevención de recaídas.

Durante el tratamiento pueden emplearse técnicas de muy diversas vertientes teóricas, siendo las más habituales cognitivo-conductuales, sistémicas y humanísticas. También es habitual que durante el tratamiento se empleen sustancias como el disulfiram, que genera efectos desagradables en el organismo al interaccionar con el alcohol de tal manera que su consumo adquiere un tinto aversivo.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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