Los 7 tipos de pruebas neurológicas

Repasamos las pruebas diagnósticas más comunes en neurología.

El sistema nervioso en un conjunto de órganos y estructuras, formadas por tejido nervioso, que se encargan de recoger y procesar las señales para después controlar y organizar el resto de órganos, y así conseguir una correcta interacción de la persona con su medio.

La ciencia encargada de estudiar todo esta compleja estructura es la neurología. La cual trata de evaluar, diagnosticar y tratar todo tipo de trastornos del sistema nervioso. Para las labores de evaluación y diagnóstico se han desarrollado una serie de pruebas neurológicas que permiten al personal médico observar el funcionamiento de dicho sistema.

¿Qué son las pruebas neurológicas?

Las pruebas o exámenes neurológicas se realizan con la finalidad de examinar si el sistema nervioso del paciente funciona correctamente. Estas pruebas pueden ser más o menos exhaustivas dependiendo de lo que el facultativo intente evaluar, además de la edad o del estado en el que se encuentre el paciente.

La importancia de estas pruebas reside en su utilidad a la hora de detectar de forma temprana posibles alteraciones, y así eliminar o menguar, en la medida de lo posible, posibles complicaciones que puedan aparecer a largo plazo.

Las primeras pruebas que realiza el clínico son las pruebas físicas, en las que mediante el uso de martillos, diapasones, linternas, etc. se pone a prueba el sistema nervioso.

Los aspectos que se evalúa durante este tipo de exploración neurológica son:

  • Estado mental (consciencia)
  • Reflejos
  • Capacidades motoras
  • Capacidades sensoriales
  • Equilibrio
  • Funcionamiento de los nervios
  • Coordinación

Sin embargo, en el caso de que exista sospecha de un posible alteración en alguno de estos aspectos, el profesional médico tiene a su disposición un gran cantidad de pruebas clínicas específicas y muy reveladoras a la hora de diagnosticar cualquier tipo de problema neurológico.

Tipos de pruebas neurológicas

Existen más de una decena de pruebas para evaluar el estado del sistema nervioso, cualquiera de ellas resultará más o menos útil según aquello que el clínico quiera buscar.

Aquí se explican algunas de ellas.

1. Angiografía cerebral

La angiografía cerebral, también conocida como arteriografía es un procedimiento para localizar posibles singularidades vasculares en el cerebro. Estas irregularidades van desde posibles aneurismas cerebrales, obstrucciones de los vasos sanguíneos o ictus, hasta inflamaciones cerebrales o malformaciones en las venas del cerebro.

Para detectar cualquiera de estas anormalidades el facultativo inyecta una sustancia radiopaca en alguna de las arterias cerebrales, haciéndose así visible en las radiografías cualquier problema a nivel vascular en el cerebro.

2. Electroencefalograma (EEG)

Si lo que el facultativo necesita es monitorizar la actividad cerebral, el electroencefalograma puede ser su prueba de referencia. Durante esta prueba se colocan una serie de electrodos en la cabeza del paciente, estos pequeños electrodos transporta la actividad eléctrica del cerebro hasta un aparato que lee dicha actividad y la convierte en un trazado del registro eléctrico.

Asimismo, el paciente puede verse sometido a distintas pruebas en las que se le presentan una serie de estímulos como luces, ruidos o incluso medicamentos. De esta manera el EEG puede detectar los cambios en los patrones de ondas cerebrales.

Si el profesional médico viera necesario acotar más la búsqueda o hacerla más exhaustiva puede llegar a colocar estos electrodos directamente en el cerebro del paciente mediante una incisión quirúrgica en el cráneo de este.

El electroencefalograma resulta muy interesante a la hora de diagnosticar enfermedades o alteraciones como

3. Punción lumbar

Las punciones lumbares se realizan con el objetivo de obtener muestras de líquido cefalorraquídeo. Este líquido se analiza para comprobar la existencia de sangrados o hemorragias cerebrales, así como para medir la presión intracraneal. El fin es diagnosticar una posible infección cerebral o de la médula como las que se dan en algunas enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple o la meningitis.

Comúnmente, el procedimiento a seguir en esta prueba comienza por recostar al paciente sobre uno de sus lados, pidiéndole que coloque las rodillas junto a su pecho. A continuación el médico ubica la posición entre las vértebras en medio de las cuales se va a realizar la punción. Tras administrar un anestésico local, el facultativo introduce una aguja especial y extrae una pequeña muestra de líquido.

4. Tomografía computerizada (TC)

Esta prueba forma parte de las llamadas ecografías cerebrales, entre las que se encuentran también la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones. La ventaja de todos ellos es que son procesos indoloros y no invasivos.

Gracias a la tomografía computerizada se obtienen imágenes rápidas y claras tanto de órganos como el cerebro, como de tejidos y huesos.

La TC neurológica puede ayudar a realizar diagnósticos diferenciales en trastornos neurológicos con varias propiedades parecidas. Además, es especialmente eficaz en la detección de, entre otros:

  • Epilepsia
  • Encefalitis
  • Coágulos o sangrados intracraneales
  • Daño cerebral por lesión
  • Tumores y quistes cerebrales

La prueba dura alrededor de 20 minutos, durante los cuales el paciente debe permanecer rescostado dentro de la cámara de TC. Para este examen la persona debe permanecer muy quieta mientras los rayos X escanean su cuerpo desde distintos ángulos.

El resultado final son varias imágenes transversales de la estructura interna, en este caso de la estructura interna del cerebro. Ocasionalmente, se puede introducir un líquido de contraste en el torrente sanguíneo para facilitar la diferenciación de los diferentes tejidos cerebrales.

5. Resonancia magnética (RM)

Para la obtención de imágenes obtenidas mediante resonancia magnética se utilizan las radioondas que se generan en un aparato y un gran campo magnético que revelan los detalles de órganos, tejidos, nervios y huesos.

Al igual que en la TC, el paciente debe permanecer recostado e inmóvil y al cual se introduce dentro de un conducto hueco rodeado de un gran imán.

Durante la prueba se origina un gran campo magnético en torno al paciente y mediante una serie de reacciones se produce una señal de resonancia desde varios ángulos del cuerpo del paciente. Un ordenador especializado trata esta resonancia convirtiéndola en una imagen tridimensional o en una imagen bidimensional transversal.

Asimismo, también existe la resonancia magnética funcional, en la cual se obtienen imágenes del flujo sanguíneo de diferentes áreas del cerebro gracias a las propiedades magnéticas de la sangre.

6. Tomografía por emisión de positrones (PET)

En la tomografía por emisión de positrones el clínico puede conseguir imágenes, en dos o tres dimensiones, de la actividad cerebral. Esta imagen se logra a través de la medición de isótopos radioactivos inyectados en el torrente sanguíneo del paciente.

Estos isótopos radioactivos unidos a sustancias químicas que discurren al cerebro son rastreados mientras el cerebro ejecuta diferentes labores. Mientras, unos sensores de rayos gamma escanean al paciente y un ordenador procesa toda la información mostrándola en una pantalla. Pueden inyectarse diferentes compuestos para poder examinar más de una función cerebral a la vez.

Las PET son especialmente útiles a la hora de:

  • Detectar tumores y tejidos infectados
  • Determinar cambios cerebrales tras el consumo de sustancias o lesiones
  • Evaluar pacientes con trastornos de memoria
  • Evaluación trastornos convulsivos
  • Medir el metabolismo celular
  • Mostrar el flujo sanguíneo

7. Potenciales evocados

En la prueba de potenciales evocados se pueden evaluar posibles problemas nerviosos sensoriales, así como corroborar ciertas afecciones neurológicas como tumores cerebrales, lesiones de médula o esclerosis múltiple.

Estos potenciales o respuestas evocadas calibran las señales eléctricas que los estímulos visuales, auditivos o táctiles envían al cerebro.

Mediante el uso de agujas electrodo se evalúa el daño nervioso. Un par de estos electrodos mide la respuesta electrofisiológica de los estímulos en el cuero cabelludo del paciente, y el otro par se coloca en la zona del cuerpo que se quiera examinar. A continuación, el clínico anota el tiempo que tarda el impulso generado en alcanzar el cerebro.

Otras pruebas utilizadas frecuentemente para la evaluación y diagnóstico de trastornos neuronales son:

  • Biopsia
  • Tomografía por emisión de fotón único
  • Ecografía Doppler
  • Mielografía
  • Electromiografía

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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