​Terapia Dialéctica Conductual: teoría, fases y efectos

Una de las terapias de tercera generación más utilizadas en el tratamiento de varios trastornos.

La gran cantidad de teorías y corrientes de pensamiento que han existido a lo largo de la historia de la psicología ha permitido que se hayan generado un elevado número de técnicas terapéuticas que permiten afrontar diferentes problemas y trastornos. 

Una de las corrientes más predominantes en la actualidad es la cognitivo-conductual, que a través de la modificación de conductas pretende alterar las pautas de pensamiento y comportamiento de los individuos con dificultades para hacerlas más adaptativas al medio y reducir su sufrimiento. Entre las técnicas que permiten tal cosa, especialmente ante comportamientos autodestructivos y alteraciones severas de la personalidad, está la terapia dialéctica conductual.

Terapia Dialéctica Conductual: bases teóricas

Experimentar impulsos y emociones de manera intensa es algo que la mayor parte de la gente ha hecho en alguna ocasión. Sin embargo, en algunos casos la vivencia de emociones exageradamente intensas puede llevar a conductas exageradamente impulsivas, incluyendo la autolesión y el intento de suicidio, derivadas de la falta de adecuación y la represión de la frustración sentida.

Con el fin de tratar estas problemáticas en numerosos pacientes, Marsha Linehan intentaría aplicar técnicas de modificación de conducta propias del paradigma cognitivo-conductual. Sin embargo estas técnicas no surtirían el efecto esperable, sintiéndose los individuos tratados poco comprendidos, emocionalmente ignorados en sus sentimientos de vacío e incluso atacados ante el intento de cambiar su conducta sin más.

Linehan se daría cuenta de este hecho y de las sensaciones de los pacientes que eran atendidos, y como respuesta a ello terminaría por mezclar dichas técnicas de modificación de conducta con un enfoque más centrado en la dialéctica, que terminaría siendo el eje fundamental del tratamiento a aplicar. Linehan crearía lo que hoy en día es conocido como la terapia dialéctica conductual o conductual dialéctica, especialmente dedicada al tratamiento de conductas autodestructivas y adictivas.

¿Qué objetivo tiene?

Se trata de una técnica perteneciente a la tercera oleada o generación de terapias de conducta, de manera que no se centra tanto en eliminar la conducta o característica que produce dificultades sino en, además de ello, transformar la relación del paciente con ella y guiarle de forma que pueda aceptarla e ir viendo la realidad de un modo distinto al original.

El objetivo básico de la terapia dialéctica conductual es lograr que el paciente aprenda a gestionar correctamente sus emociones y conducta, de manera que sea capaz de controlar las conductas impulsivas causadas por alteraciones anímicas mientras que tanto el sujeto como el terapeuta que le atiende aceptan su vivencia de los hechos y lo que para él suponen. Se busca pues un equilibrio entre estrategias de cambio conductual de autoaceptación. 

Esta aceptación y validación de la propia experiencia aumenta por sí misma la capacidad de gestionar de manera más adaptativa las propias emociones, con lo que a su vez disminuye la impulsividad que en último término lleva a las conductas extremas. Dentro de esta terapia resulta de gran importancia la figura del (o de los, ya que por lo general se emplea a un equipo de profesionales) terapeuta, siendo la relación terapéutica y aceptación por su parte de aquellos elementos que dificultan el cambio una constante imprescindible para el éxito.

Componentes básicos

En la terapia dialéctica conductual se emplea una gran cantidad de modalidades de tratamiento, trabajando de diferentes maneras dos aspectos básicos que este tipo de tratamiento intenta solucionar.

El primero de dichos aspectos se basa principalmente en el hecho de provocar en el paciente ganas de continuar adelante y motivarle para seguir el tratamiento, a través de focalizar su atención en los motivos para mejorar y ayudarle a concretar objetivos vitales a perseguir y por los que merece la pena vivir.

El segundo componente se basa en la formación, entrenando al paciente en habilidades específicas de cara a que sea más capaz de aceptarse y gestionarse de una manera más adaptativa. Este entrenamiento se basa en cuatro módulos principales.

Entre dichos módulos encontramos un entrenamiento en aumentar la tolerancia al malestar de cara a combatir la tendencia a realizar conductas impulsivas, otro en generar habilidades de autoconciencia a través de técnicas como el Mindfulness para tratar las sensaciones de vacío y las distintas alteraciones cognitivo-emocionales, un módulo dedicado a trabajar la regulación emocional y por último un módulo en el que se trabajan las habilidades sociales e interpersonales haciendo las relaciones de estas personas menos caóticas, más estables y duraderas.

Se emplea la psicoterapia a nivel individual para tratar de dar con una solución a los problemas experimentados por el paciente, mientras que se hace uso de la terapia grupal a la hora de formar al cliente en diferentes habilidades necesarias para la mejora de su autoaceptación. Ante problemas concretos de la vida cotidiana, es posible establecer contacto telefónico con el terapeuta de cara a que sea posible aplicar a la vida cotidiana las situaciones trabajadas en consulta.

Fases de la terapia

La aplicación de la terapia dialéctica conductual se realiza a través de una serie de tres fases, posteriormente a orientar al paciente sobre la terapia, hacer ver su necesidad y promoviendo la participación activa del individuo tratado de cara a unos objetivos establecidos entre paciente y terapeuta.

En una primera fase el trabajo se centra en el aumento de autoconciencia y habilidades tanto de tolerancia al malestar como regulación de emociones y relaciones personales, junto con el control y gestión de las conductas impulsivas, aceptando y teniendo en cuenta todas aquellas variables y conductas que puedan afectar al individuo. En general se llevan a cabo la mayoría de las actividades dirigidas a conseguir tanto la autoaceptación como el cambio conductual.

En un segundo momento se procede a actuar sobre el estrés que ha producido y produce la situación en los individuos.

Por último se procede a ayudar al sujeto a reconstruirse y crear un autoconcepto realista más positivo y autovalidante, contribuyendo a la fijación y orientación hacia metas vitales importantes para cada cliente.

Usos y aplicaciones clínicas

La terapia dialéctica conductual ha manifestado su utilidad en una gran cantidad de trastornos, resultando especialmente eficaz en el control de comportamientos impulsivos y de emociones intensas. Algunos de los trastornos en los que más es indicado son los siguientes.

Trastorno de personalidad límite

La terapia dialéctica conductual es principalmente conocida por ser el tipo de terapia que más apoyo empírico tiene en el tratamiento del trastorno de personalidad límite. Desde la perspectiva de la terapia dialéctica conductual se entiende este trastorno como un patrón continuado de desregulación emocional debido a la interacción entre variables biológicas que predisponen a la vulnerabilidad emocional y un ambiente invalidante restrictivo de las emociones que impide que puedan ser gestionadas con eficiencia.

Esto produce que las emociones se acaben intensificando y saliendo de control, habiendo una extrema labilidad emocional junto con una intensa sensación de vacío interior que pueden terminar desembocando en conductas autolesivas e incluso suicidas y actitudes dependientes e impredecibles. Así, en este trastorno la terapia dialéctica conductual pretende trabajar la vulnerabilidad y sentimientos de impotencia del sujeto, la pasividad vital de la que acaban haciendo gala y la expresión de la angustia y sentimientos reprimidos.

Trastornos del estado del ánimo

La terapia dialéctica conductual ha sido aplicada con éxito a una gran cantidad de trastornos en que el principal problema eran dificultades de regulación de las emociones. Por este motivo, los estudios realizados indican que parece resultar de gran ayuda en la reducción de síntomas de trastornos del estado del ánimo como la depresión mayor.

Trastornos alimentarios

Los trastornos de la alimentación como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón suelen tener en su base graves problemas de regulación emocional vinculadas con la aceptación de la propia imagen corporal o bien con una incapacidad de mantener el control sobre la propia conducta alimentaria. 

En este aspecto, la terapia dialéctico conductual ha demostrado que reduce la sintomatología de este tipo de trastornos, especialmente del trastorno por atracón y la bulimia nerviosa en las que se producen consumos masivos de comida en base a impulsos inmediatos.

Abuso de sustancias

Hay que tener en cuenta que en una gran cantidad de casos el consumo abusivo de sustancias se realiza con la intención de hacer frente a un vacío existencial, como mecanismo de huida emociones difícilmente asumibles para quien las sufre (como el miedo o la culpa) o para aliviar el deseo compulsivo de consumir derivado de la abstinencia a la sustancia a la que se es adicto. Así, en los casos en que detrás del consumo hay un problema de regulación de las emociones la terapia dialéctica conductual también se ha demostrado especialmente eficaz.

Otros

Si bien no se ha registrado tanto éxito como en los casos anteriores, la terapia dialéctica conductual ha sido aplicada con frecuencia tanto en trastorno por estrés postraumático como en trastornos de la ansiedad como el trastorno por pánico.

Referencias bibliográficas:

  • Almendro, M.T. (2012). Psicoterapias. Manual CEDE de Preparación PIR, 06. CEDE: Madrid.
  • Aramburu, B. (1996). La terapia dialéctica conductual para el trastorno límite de la personalidad. Psicología Conductual, 4, 123-140.
  • Linehan, M. M. & Dimeff, L. (2001). Dialectical Behavior Therapy in a nutshell. The California Psychologist, 34, 10-13.
  • Soler, J.; Elices, M. y Carmona, C. (2016). Terapia Dialéctica Conductual: aplicaciones clínicas y evidencia empírica. Análisis y modificación de Conducta, vol.42, nº165-166. 35-49.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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