Las 4 diferencias entre dislexia y dislalia

Estos dos trastornos del lenguaje tienen bastantes similitudes. Las explicamos en este artículo.

dislexia dislalia
Dos trastornos parecidos.Unsplash

Podemos afirmar que el lenguaje es uno de los elementos más importantes para la especie humana, pues nos diferencia del resto de animales y nos otorga la capacidad de razonamiento, reflexión, abstracción.. en definitiva, nos da el poder de comunicarnos de forma sistematizada y clara con nuestros iguales.

Otra gran ventaja que tenemos los humanos es la posibilidad de transmitir ese lenguaje por escrito, con el fin de que perdure en el tiempo y permita a futuras generaciones aprender sobre nuestros errores y aciertos. Pero nadie dijo que esto iba a ser fácil: existen ciertos trastornos de aprendizaje y del habla que pueden comprometer el desarrollo normal de un niño en términos lingüísticos.

En este artículo vamos a hablar del trastorno de aprendizaje más común en niños -la dislexia- y de uno de los trastornos del habla más conocidos, la dislalia. Las manifestaciones de la dislexia y la dislalia en los niños pueden dar lugar a varias confusiones, las cuales vamos a tratar de despejar con este artículo.

Diferencias principales entre la dislexia y la dislalia

La principales diferencias de estos dos trastornos, la dislexia y la dislalia, radican en su definición, sus causas, los errores más frecuentes que cometen las personas que las padecen y en su tratamiento.

1. Diferencias en la definición

La dislexia, con una prevalencia en población escolar del 3-10%, es un trastorno de aprendizaje con dificultades en la lectura que tiene origen neurológico y se considera crónico (es decir, las personas adultas también padecen dislexia).

Las habilidades lectoras de la persona con dislexia están muy por debajo de lo que se espera para su nivel de inteligencia y nivel madurativo, y pueden presentar muchas dificultades para reconocer palabras a nivel escrito. Estas dificultades les pueden llevar a evitar actividades tan placenteras como la lectura, o a evitar otras actividades como el estudio, lo que se relaciona con las dificultades académicas que frecuentemente presentan.

Imaginemos por un momento las dificultades objetivas que tiene que atravesar una persona con dislexia que está estudiando para un examen o unas oposiciones. Qué frustrante, ¿verdad?, por ello es habitual que las personas con dislexia que no saben que la padecen se sienten desesperanzadas, tristes, con sentimientos de inutilidad, pensar que no sirven para lo que están haciendo, etcétera.

A diferencia de la dislexia, la dislalia es un trastorno del habla fonológico y no suele ser crónica. Es considerado el trastorno del habla más común en niños menores de 5 años. Es una alteración en la articulación correcta de los fonemas, que consiste en la incapacidad del menor para pronunciar correctamente los sonidos de las palabras (o de determinados grupos de palabras) que serían esperables para su nivel madurativo e intelectual.

2. Diferencias en los errores más típicos de la dislexia y la dislalia

Los errores más frecuentes que presenta una persona con dislexia durante al leer son: omitir letras y sonidos, trasladar la posición de las letras dentro de una palabra, titubear durante la lectura o repetir lo que se está leyendo… Además, al tener un ritmo más lento en la actividad lectora, tienen dificultades para comprender lo que han leído.

Los errores típicos de un niño con dislalia son: omisión de sonidos, sustitución de unos por otros de forma incorrecta (p. ej., dice esa o gesa, en lugar de mesa). En los casos más severos es posible que sea imposible comprender al niño.

3. Diferencias en cuanto a sus causas

Las causas de la dislexia parece ser que son neurológicas de base genética, mientras que las causas de la dislalia son mucho más variadas, y destacan las siguientes:

  • Inmadurez de los órganos del habla
  • Defectos en la audición que impiden la pronunciación adecuada de las palabras
  • Funcionamiento anormal de los órganos periféricos del habla, siendo el motivo más común. Los fonemas que más afectados se ven son: r, s, z, l, k y ch.
  • Educación insuficiente o entorno familiar poco favorable para el niño
  • Defectos de los órganos que intervienen en el habla (labiales, dentales, palatinas, linguales, mandibulares y nasales).

4. Diferencias en el tratamiento

Estos dos trastornos también difieren cualitativamente en la forma en que se tratan. En la dislalia lo mejor es prevenir e intervenir de forma precoz mediante un logopeda y ejercicios de apoyo en el hogar del niño. En estos casos la fonética del niño puede mejorar con una terapia adecuada, aunque es cierto que esto dependerá de las causas de la dislalia. Habitualmente el logopeda se centrará en realizar ejercicios con el niño de cara a mejorar la musculatura implicada en la producción de fonemas.

Por otro lado, el tratamiento de la dislexia suele ser psicopedagógico y logopédico. A parte de utilizar técnicas para mejorar la conciencia fonológica, se deberá tener muy en cuenta el estado emocional del menor o adolescente, con el objetivo de que este trastorno no le impida desarrollar una sana autoestima.

Resumen de las principales diferencias

  • La dislexia es un trastorno del aprendizaje; la dislalia es un trastorno del habla.
  • La dislexia es considerada crónica, aunque se puede tratar obteniendo notables mejorías y adaptaciones al ambiente; la dislalia, con un buen tratamiento a tiempo, no es crónica.
  • Las causas de la dislexia son neurológicas; las de la dislalia son más variadas (evolutiva o fisiológica, audiógenas, funcionales, orgánicas).
  • La dislexia conlleva más problemas psicológicos y emocionales asociados que la dislalia. Algunas personas con dislexia pueden tener serios problemas de autoestima y les puede repercutir a lo largo de la vida.
  • El tratamiento para la dislexia suele ser psicopedagógico, mientras que la dislalia suele remitir con el trabajo logopédico.

Psicóloga Forense y Sanitaria

Psicóloga graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona. Ha realizado el Postgrado en Peritaje Forense y Asesoramiento Psicológico en Derecho Civil, Familiar y Laboral y el Postgrado en Peritaje Psicológico Penal Forense en la UAB.

Cuenta con el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria (MUPGS) de la UB y dos años de formación intensiva cognitivo-conductual como psicoterapeuta en la Unidad de Terapia de Conducta de la UB.

Además de haber trabajado con personas que padecían trastorno mental severo, está especializada en terapia en depresión, ansiedad, relaciones tóxicas, baja autoestima, control de la ira, traumas, víctimas de violencia de género, etc. También realiza peritajes psicológicos en materia civil, familiar, laboral y penal.

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