Confabulaciones: definición, causas y síntomas frecuentes

Un fenómeno que deforma la realidad percibida. Explicamos por qué ocurre.

El fenómeno de la memoria humana es una de las funciones cognitivas más estudiada a lo largo de la historia de la ciencia, ya que además de ser sumamente compleja también es traicionera en sumo grado.

Uno de los fenómenos deformadores de la realidad de las personas son las confabulaciones, entendidas como falsos productos de la memoria.

¿Qué son las confabulaciones?

Las confabulaciones constituyen un fenómeno curioso y de difícil explicación. En primer término, se podrían definir con una especie de falso recuerdo debido a un problema de recuperación en la memoria.

Pero existen diferencias entre los falsos recuerdos y la confabulaciones, y es que estas últimas van más allá de la categoría de lo normal; bien por la alta frecuencia con la que aparecen o bien por la extrañeza de estas.

Por otra parte, la persona que las padece no es consciente de ello, llegando a tomar estos recuerdos por genuinos y no dudando de su veracidad. El contenido de las confabulaciones varía mucho de una persona a otra, pudiendo contener desde historias relacionadas con las vivencias del paciente o de otras personas, o llegar a ser construcciones genuinas completamente inventadas por el paciente.

Además, el grado de credibilidad también puede ser distinto de una persona a otra. Logrando contener desde las historias más corrientes (contar que se ha ido a comprar el pan), y por lo tanto creíbles; hasta los relatos más absurdos y desproporcionados (contar que uno ha sido abducido por alienígenas).

Clasificación de las confabulaciones: Kopelman vs. Schnider

A lo largo de la historia las confabulaciones se han clasificado según cuatro criterios:

  • Contenido: diferenciado en límites de verdadero o falso, probabilidad de ocurrencia, positivo o negativo, etc.
  • Modo en el que aparecen: provocadas o espontáneas.
  • Terrenos en los que se manifiesta: autobiográfico, episódico, general semántico o personal semántico.
  • Síndrome clínico en el que aparece.

Sin embargo la clasificación más aceptada por parte de la sociedad científica es la que realizó Kopelman. El cual consideró que lo más relevante a tener en cuenta era la forma en la que estas surgían; distinguiéndose en dos tipos. Son los siguientes.

1. Confabulaciones espontáneas

Son las menos asiduas y suelen ir relacionadas con otro síndrome amnésico integrado junto con otra disfunción.

2. Confabulaciones provocadas

Estos fenómenos son mucho más frecuentes en pacientes amnésicos y se observan durante la administración de algún test de memoria. Son parecidas a los errores que una persona sana puede presentar cuando intentar memorizar algo con un intervalo de retención prolongado, y pueden representar una respuesta habitual según una memoria alterada.

Otra clasificación fue la propuesta por Schnider, quien las ordenó en cuatro géneros según los distintos mecanismos de producción. Aunque estas agrupaciones no gocen de una validez unánime por parte de la comunidad científica, pueden ayudar a comprender al lector de qué tratan.

3. Intrusiones provocadas simples

Este término incluye las distorsiones que aparecen cuando la persona es presionada a recordar los detalles de una historia. Un ejemplo sería cuando la persona intenta recordar una lista de palabras e introduce, de forma inconsciente, palabras nuevas que no están en ella.

Según Schnider, este tipo de intrusiones no corresponden a un mecanismo de recuperación específico.

4. Confabulaciones momentáneas

Hacen referencia a las falsas afirmaciones que un paciente realiza cuando es incitado a hacer un comentario en una conversación. En comparación con otras confabulaciones de contenido más fantástico, estas pueden ser completamente plausibles y creíbles por parte del oyente, aunque pueden ser incompatibles con el estado actual de la persona y sus circunstancias.

Por ejemplo, el paciente puede relatar que va a realizar un viaje al extranjero cuando, en realidad, está internado en el hospital.

Las confabulaciones momentáneas son las más comunes de todas, pero aún no son entendidas en su totalidad por lo que no está esclarecido si poseen un mecanismo de propio.

5. Confabulaciones fantásticas

Tal y como su nombre indica, estas confabulaciones no tienen ninguna base en la realidad; y son frecuentes en paciente con demencias paralíticas y psicosis.

Estas confabulaciones son absolutamente inconcebibles desde el punto de vista lógico y carecen de todo sentido. Además, de no estar acompañadas de la conducta que les corresponde.

Causas

Habitualmente el relato de confabulaciones es típico de pacientes con daños en áreas prefrontales del cerebro, concretamente el cerebro basal anterior; incluyendo aquí las áreas orbitofrontales y ventromediales.

Los trastornos y enfermedades que presentan mayor cantidad de confabulaciones son los siguientes:

Por otra parte, desde el punto de vista neuropsicológico se distinguen tres hipótesis, las cuales difieren en el grado en que el deterioro de la memoria afecta a las confabulaciones. Estas son la hipótesis centrada en la disfunción de la memoria, centrada en la disfunción ejecutiva, o la hipótesis dual.

1. Disfunción de la memoria

Esta primera suposición se basa en la idea de que la amnesia es una condición necesaria para que el paciente pueda confabular. En su momento las confabulaciones se consideraron una forma diferente de amnesia. Creencia que aún se mantiene en la actualidad puesto que estas aparecen predominantemente en trastornos neurológicos que conllevan deterioro un deterioro de la memoria.

Desde esta hipótesis se insiste en el que las confabulaciones son una manera de “rellenar” las lagunas que deja la amnesia.

2. Disfunción ejecutiva

La función ejecutiva incluye las habilidades cognitivas autodirigidas internamente y con una meta concreta. Estas funciones dirigen nuestra conducta y nuestra actividad cognitiva y emocional.

Por lo tanto, esta hipótesis establece que las confabulaciones son resultado de problemas en esta función ejecutiva. La prueba en la que se apoya esta teoría es que dichas confabulaciones disminuyen cuando mejora el funcionamiento ejecutivo.

3. Hipótesis dual

La tercera y última hipótesis mantiene que la producción de confabulaciones se debe a una implicación conjunta de procedimientos deficitarios tanto a nivel de memoria como de funcionamiento ejecutivo.

Modelos explicativos de las confabulaciones

La dificultad que supone definir las confabulaciones de forma concreta, explicándolas como falsos recuerdos pero que son completamente veraces para el paciente; hace necesaria la elaboración de modelos explicativos por parte de los investigadores.

Durante el inicio de las investigaciones en de las confabulaciones, los modelos insistían en que estas surgían de la necesidad por parte del paciente de compensar las lagunas de memoria. Sin embargo, a pesar de que se tengan en cuenta los aspectos emocionales, este modelos ha sido superado hoy en día.

Por otra parte, desde la neuropsicología existen varias sugerencias de explicación de este fenómeno. Estas se agrupan entre las que definen las confabulaciones como un problema de temporalidad, y las que dan mayor relevancia a los proceso de recuperación.

1. Teorías de la temporalidad

Esta teoría respalda que un paciente que confabula sufre de un sentido de la cronología distorsionados. En este sentido los paciente son capaces de recordar lo ocurrido pero no el orden cronológico adecuado.

La teoría de la temporalidad tiene su respaldo en la observación de que la mayoría de las confabulaciones pueden encontrar su origen en un recuerdo verdadero pero mal situado.

2. Teorías de la recuperación

La memoria humana es considerada un proceso reconstructivo, y las confabulaciones son un gran ejemplo de esto.

Según estas teorías, las confabulaciones son producto de un déficit en el proceso de recuperación de la memoria. La prueba más firme es que afecta tanto a los recuerdos más lejanos como a los adquiridos una vez instalado el déficit.

Aún así, la recuperación de los recuerdos no es un proceso único, por lo que sería necesario determinar qué aspectos concretos son los que están deteriorados.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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