Astenia primaveral: causas, síntomas y remedios para combatirla

Este tipo de fatiga aparece con los cambios de temperatura que se producen durante la primavera.

Aunque para la mayoría de personas la llegada de la primavera es un acontecimiento positivo, para otras el aumento de la intensidad de la luz y de la temperatura conlleva una cierta desestabilización del estado de ánimo y una reducción de la energía física.

En este artículo hablaremos de las causas y los síntomas de la astenia primaveral, así como de los remedios caseros que podemos usar para combatirla.

¿Qué es la astenia primaveral?

El término “astenia” se utiliza para hacer referencia a estados de fatiga generalizada, tanto a nivel físico como psicológico. Asimismo suele denotar debilidad física; literalmente, la palabra astenia significa ‘falta de fuerza’ en griego.

La astenia puede ser un síntoma de muchos trastornos distintos, entre ellos las alteraciones del sueño y las enfermedades degenerativas como el cáncer. También puede producirse como consecuencia del consumo de algunos medicamentos.

Algunas personas, especialmente mujeres de mediana edad, sienten cansancio y un descenso en el estado de ánimo que coinciden con la llegada de la primavera; conocemos estos casos como ‘astenia primaveral’.

Se trata de una alteración transitoria y leve que no alcanza la categoría de trastorno, a diferencia del trastorno afectivo estacional (TAE), que se produce más habitualmente en invierno. Tanto la astenia primaveral como el TAE parecen relacionarse con la exposición a la luz natural.

Causas de esta alteración

Los síntomas de astenia primaveral se atribuyen principalmente a las fluctuaciones en la temperatura y el número de horas de luz solar propias de esta estación, que provocan cambios hormonales en el organismo.

Aunque las causas de la astenia primaveral no están del todo claras, la hipótesis más aceptada propone que con la llegada de la primavera se produce una alteración en los niveles sanguíneos de algunos neurotransmisores y hormonas, como la serotonina y las endorfinas. Asimismo la exposición a la luz natural aumenta la liberación de melatonina, una hormona que favorece el sueño.

Estos factores, unidos a la reducción de la presión sanguínea que se produce cuando la temperatura se eleva, hacen que el cuerpo consuma cantidades importantes de energía y favorecen la aparición de sensaciones de cansancio, debilidad y somnolencia.

La astenia primaveral se da sobre todo cuando nos adaptamos al cambio de hora del mes de marzo, perdurando hasta que el cuerpo se habitúa al nuevo horario (aproximadamente una o dos semanas). En este sentido es especialmente importante el papel de los ritmos circadianos, implicados en los patrones de sueño y de alimentación.

Síntomas frecuentes

La astenia primaveral consiste habitualmente en síntomas relacionados con la fatiga y el cansancio generalizados; así, las personas que sufren esta alteración refieren dificultades para lidiar con sus obligaciones cotidianas y somnolencia diurna, aunque duerman un número adecuado de horas.

La fatiga física se asocia con frecuencia a síntomas psicológicos, entre ellos la tristeza o la disminución de la motivación, de la capacidad de concentración, del apetito y del deseo sexual.

Asimismo los síntomas de la astenia primaveral incluyen con frecuencia alteraciones de carácter ansioso, especialmente nerviosismo, irritabilidad y dificultades para conciliar el sueño.

El dolor de cabeza y de articulaciones, la sensación de mareo, la disfunción eréctil y el malestar generalizado son otros de los síntomas más comunes de la astenia primaveral.

Remedios para la astenia primaveral

Dado que en general es una alteración de intensidad leve, la astenia primaveral no requiere tratamiento farmacológico o psicológico, sino que podemos ponerle remedio mediante sencillos cambios en nuestros hábitos y rutinas.

1. Llevar una dieta saludable

El consumo de alimentos ricos en vitaminas y minerales, como las verduras, las frutas, los cereales integrales o los frutos secos. Se recomiendan especialmente las comidas que aportan mucha energía, como los plátanos y la jalea real.

Conviene asimismo reducir el consumo de alimentos hipercalóricos; se ha relacionado la astenia primaveral con este tipo de comidas porque aumentan la sensación de somnolencia y es habitual que nos alimentemos de ellas en mayor medida durante el invierno.

También es importante beber al menos 6 vasos de agua cada día para mantenernos hidratados. Los zumos y las infusiones pueden ser beneficiosos como complemento.

Entre los alimentos y bebidas que deben evitar las personas con síntomas de astenia primaveral destacan la bollería industrial, el café y las bebidas excitantes y alcohólicas.

2. Practicar ejercicio físico

Hacer actividad física de intensidad moderada de forma diaria puede ser muy beneficioso para las personas con astenia primaveral. El ejercicio hace que nuestro cuerpo libere endorfinas, provocando sensaciones de placer y de relajación.

Aunque lo más recomendable es hacer deporte aeróbico durante media hora al menos 5 días a la semana, caminar 30 minutos al día puede ser suficiente para aliviar los síntomas de cansancio físico y mental.

3. Aumentar las horas de sueño

Durante la transición entre el invierno y la primavera, los cambios ambientales hacen que nuestro cuerpo gaste más energía; por tanto, en esta época es especialmente importante dormir un número de horas adecuado cada noche, sobre todo para las personas con astenia primaveral.

Hay que intentar dormir al menos 7 u 8 horas cada noche, en función de las necesidades de sueño habituales de cada persona. Si esto no es factible conviene intentar descansar más durante el fin de semana.

4. Regularizar los horarios

Mantener horarios fijos para descansar y alimentarnos ayuda a estabilizar los ritmos circadianos, favoreciendo la adaptación del cuerpo a la llegada de la primavera y a los cambios de hora.

5. Realizar actividades agradables

Los síntomas de tipo depresivo, como la fatiga mental, la tristeza y la falta de motivación, se pueden aliviar haciendo actividades que nos resulten placenteras, sobre todo si las compartimos con nuestros seres queridos.

La actividad física es especialmente recomendable porque no sólo eleva nuestro estado de ánimo de forma directa sino también indirectamente, al favorecer la producción de determinados neurotransmisores y hormonas.

6. Procurar relajarse

Las actividades y hábitos relajantes, como meditar, darse baños calientes o respirar lenta y profundamente, pueden ser muy útiles para las personas con síntomas ansiosos derivados de la astenia primaveral.

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese