Cómo fijar límites en las relaciones para crear Vínculos Estables

Tener relaciones sólidas y estables pasa por saber fijar nuestros límites ante los demás.

Cómo fijar límites en las relaciones para crear Vínculos Estables

Los límites son imprescindibles en cualquier relación interpersonal. Dentro de la relación, nos ayudan a sentirnos cómodos y seguros, a ser nosotros mismos, y a que nuestras expectativas y necesidades sean cubiertas. Esto aumenta nuestra autoestima y consigue que la relación sea estable y sana.

Sin embargo, muchas personas son incapaces de poner límites, y otras se toman fatal que otras personas los pongan con ellos. Si te sientes identificado/a con cualquiera de las dos partes, te animamos a que sigas leyendo y descubras por qué son tan importantes los límites para tener una relación sana, y cómo ponerlos y respetarlos.

Problemas en una relación sin límites

En todas las relaciones interpersonales que tenemos, ya sean amigs, familia, pareja o compañers de trabajo/estudios, son necesarios los límites para que la relación sea sana. En cuanto una de las dos partes no pone límites, la estabilidad y salud de la relación peligra. ¿Por qué?

Imagínate una línea horizontal, y en medio una pequeña línea vertical que la corta perpendicularmente. En cada lado de la línea hay una persona: vamos a llamarlas Carla y María. Esa sería la imagen mental de una relación sana: cada miembro de la relación está en un lado de la línea, teniendo ambs la misma cantidad de espacio, dando lo mismo que recibiendo y manteniéndose en equilibrio gracias a los límites que hay en medio.

Si no hay límites, hay vía libre para invadir el espacio de la otra persona. Incluso puede que María (el/la que manipula) empuje a Carla (el/la que cede) por el borde la línea y ocupe la línea completa. Este sería el caso de una relación malsana. En este tipo de relaciones pueden darse muchas conductas tóxicas.

Por lo pronto, María aprovecha que Carla cede continuamente para hacer lo que ella quiera. En consecuencia, cuando Carla no cede, María pierde el espacio que había estado ocupando hasta ese momento. Entonces se enfada, porque está perdiendo algo con lo que contaba, e incluso tiene miedo de no poder recuperarlo y aumenta la fiereza con la que le responde a Carla. Carla entonces teme perder la relación y vuelve a ceder, mostrando que si María reacciona mal, el límite de Carla desaparecerá fácilmente.

De esta manera, Carla no es libre en la relación. No se respeta lo que ella quiere, no puede expresarse libremente, es manipulada y teme constantemente que si se impone, perdería la relación con María. Lo que Carla aprende es que lo que ella quiere vale menos que el resto de personas y que en una relación, solo puede esperar dar y no recibir nada. Así, Carla se siente sola y quemada por las relación que tiene con María.

¿Cómo poner límites?

Por suerte, establecer límites es algo que se puede aprender. Aunque no nos hayan enseñado desde pequeños, aún estamos a tiempo. Si estás en la situación de Carla, te animamos a seguir nuestros consejos para conseguir relaciones sanas y estables.

1. Ten claro cuáles, con quién y cuándo

Una dificultad común a la hora de establecer límites es no saber definir cuáles queremos poner. Puede ser porque no tienes claro lo que necesitas, y ya no sepas distinguir qué es lo que quiere la otra persona y qué es lo quieres tú realmente; o puede que no sepas definirlo con palabras. Si no son claros los límites, es mucho más fácil que los derrumben.

Te recomendamos encarecidamente que antes de hablar con la otra persona, te plantees con tranquilidad qué quieres conseguir en la conversación y te preguntes qué necesitas exactamente en la relación. Hazlo por escrito, puede ayudarte a organizar tus ideas y al tener una representación visual lo puedes ver más claro.

Ten en cuenta que no todas las relaciones son iguales ni nos comportamos igual con todo el mundo, de la misma manera que tampoco esperamos o necesitamos lo mismo de todas las relaciones. Así que haz un repaso de todas las relaciones que tienes y pregúntate con quién estás más comodo y con quién no.

Y la pregunta del millón: ¿cuándo sé que es necesario poner un límite? Muy fácil, simplemente cuando te sientas mal con una persona. Si ha hecho que te sientas mal, es que esa persona ha pasado por encima de un límite que te gustaría poner.

2. Di que no poco a poco

Ya lo has visto en el ejemplo de Carla y María: la principal dificultad que tenemos para poner límites es el miedo. El miedo puede ser a múltiples factores, como al cambio, a la confrontación y enfado de la otra persona, a mostrarnos vulnerables, a ser juzgados, a ser rechazados o a perder la relación.

Si vas poco a poco, y te centras primero en pequeños objetivos, será menos abrumador y el miedo será menor. Incluso una vez que consigas poner el primer límite, te dará el coraje para seguir avanzando y poner más. Si quieres, ordena la lista de límites de menor a mayor dificultad y ve avanzando en ese orden.

3. Sé asertivo/a

También puede pasar que no sepas cómo expresarte, ya sea para mantenerte firme o para intentar poner el límite sin dañar a la otra persona. Para encontrar el punto medio, practica la asertividad. Por ejemplo, te recomendamos que uses técnicas como la del sandwich: decir algo positivo sobre la persona, después decir lo que realmente quieres y terminar con otra cosa positiva.

También, intenta criticar sus acciones, no a la propia persona; intentar expresarte usando expresiones como “Mi opinión es…”, “Me siento así por esto…” y “Creo que…” en vez de hablar como si fueran verdades absolutas. Para ello, evita palabras absolutistas como siempre o nunca.

Recuerda que ser asertivo, por desgracia, no te asegura conseguir lo que deseas 100%, sobre todo si la otra persona no está dispuesta a tener una comunicación sana en la relación. Sí que te podemos confirmar que aumenta las probabilidades de hacerte entender mejor, sin dañar a nadie, al mismo tiempo que defiendes lo que quieres.

4. Asume que lo vais a pasar mal

Poner límites es incómodo, sobre todo al principio. Por mucho que sigas nuestras pautas, no vas a poder evitar sentir un mínimo de emociones desagradables, como miedo o culpa. No permitas que las emociones enfocadas en el corto plazo tomen el control de tu vida, pon los límites y mantenlos a pesar de sentir así. Cuantos más límites pongas, menor serán las emociones desagradables que te provoquen estás situaciones.

No podemos decir lo mismo de la otra persona. Es bastante probable que las personas se tomen a mal los límites que les pongas. Ten en cuenta que les estás quitando algo que daban por hecho que lo tenían, que podían contar con ello. La reacción natural que esto provoca es el enfado. Dales tiempo para asimilarlo, deja clara tu posición y mantente firme, no te achantes por su reacción. Y recuerda: más vale una vez colorado que ciento amarillos.

Blanca Ruiz Múzquiz

Blanca Ruiz Múzquiz

Psicoterapeuta de Familia y Pareja

Profesional verificado
Madrid
Terapia online

5. Ahora no te excedas tú

Algunas personas se refugian (de mala manera) en el autocuidado y en lo importante que es poner límites para manipular a los demás y hacer siempre lo que quieren, con un lavado de cara. No seas tú esa persona, por favor, no te conviertas en María.

La clave está en tener en cuenta que las relaciones tienen que estar equilibradas: se tiene que dar lo mismo que se recibe. Esto también engloba el ceder y poner límites. A la hora de poner límites tenlo en cuenta y busca que ambas partes os sintáis cómodos y seguros juntos, como para poder expresaros y actuar libremente la una con la otra.

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