Los psicólogos también somos personas de carne y hueso (reímos, lloramos, nos enfadamos...)

Una reflexión sobre la supuesta naturaleza no humana del psicólogo.

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Este artículo viene inspirado por las múltiples veces que me han dicho un comentario un tanto peculiar respecto a mi profesión. Y no solamente a mí, sino que muchos de los que lean este texto y se dediquen a la psicología deben de estar pensando lo mismo.

Desmontando algunos mitos sobre la profesión de psicólogo

Hay muchas ramas de la psicología, pero popularmente no suelen conocerse todas. Cuando alguien piensa en un psicólogo, lo asocia automáticamente a la especialidad clínica, esto es, la disciplina que estudia los trastornos de la conducta para posteriormente someter a terapia al paciente para mejorar su calidad de vida. Casualmente, el oficio de psicólogo clínico es el más explotado por la industria cinematográfica de Hollywood y está también estrechamente relacionada con el más famoso psicólogo clínico de la historia, Sigmund Freud, el Psicoanálisis y el enorme mundo de los sueños.

El diván

Por esta razón, cuando alguien te pregunta cuál es tu profesión y contestas que eres psicólogo/a, casi al instante ya te han imaginado sentado en una silla con un paciente en el diván.

“Diván: sillón/cama para tumbarse y

estrechamente relacionado con el psicoanálisis”.

La auto-psicología

Una vez asumido que te dedicas a la psicología, y aunque nadie sepa que lo tuyo no es la especialidad clínica, suele surgir en la mente de los interlocutores una de las frases que más hemos oído desde que empezamos a estudiar la fantástica carrera de Psicología.

Dejando de lado otras preguntas recurrentes también muy conocidas como: adivina lo que pienso, ¿me estas psicoanalizando? O ¿esta noche he soñado con un castillo, significa eso algo para ti?, ¡Allá va la frase que nos repiten hasta la extenuación!:

“Los psicólogos estudian esa carrera porque tienen algún problema y quieren curarse a sí mismos (vulgarmente llamados “locos” o “trastornados”)”.

Reflexionemos sobre esta sentencia. Como en todas las carreras, hay gente peculiar, rara, conflictiva e incluso con problemas graves en su conducta. Igual que ocurre en la carrera de psicología, también sucede esto en todas las disciplinas, como en todos los trabajos y sobre todo como en la vida.

Personas con problemas más o menos graves las hay en todos los rincones de nuestra sociedad, y también alguno en la facultad. Doy fe de ello, porque he tenido el “placer” de conocer a varias “peculiaridades” que provienen del mismo gremio.

Pero esto no significa que debamos hacer de la excepción, la regla. También hay personas que se ponen a estudiar esta carrera para poder entender mejor por qué son de la manera que son. Aunque todos hemos tenido alguna vez esos pensamientos en la cabeza, simplemente por el mero hecho de ser seres humanos y reflexivos. Pero mi consejo para las personas que están valorando ponerse a estudiar Psicología con el único interés de intentar solucionar sus problemas, es preferible acudir a consulta e intentar solucionar tus posibles “problemas” o preocupaciones de esa forma. Al final, seguramente te ahorrarás mucho tiempo e irás directamente al objetivo.

Los psicólogos tenemos emociones, aunque resulte increíble

Como bien dice el título del artículo, los psicólogos somos personas. No lo hacemos todo bien, ni seguramente podamos “curarnos” a nosotros mismos, como muchos creen. Tenemos herramientas para gestionar de manera más fácil algunas situaciones, pero no hacemos magia.

Nos equivocamos, nos caemos, nos hacemos daño y también sufrimos. Tenemos dificultades, circunstancias complicadas y momentos menos llevaderos, como todo el mundo. Tenemos derecho a estar mal, como todas las demás personas y no por eso somos menos profesionales. Tenemos que tener en cuenta que nuestras actitudes, emociones y situaciones nos afectan subjetivamente, así que tenemos que discernir muy bien lo que nos afecta a nivel personal o a nivel profesional. Si aquello que nos sucede es realmente ineludible, es necesario ponerse a solucionar ese problema y esa situación para poder realizar nuestro trabajo de la mejor manera posible.

Psicólogos que acuden a consulta

Los psicólogos muchas veces también necesitan acudir a consulta para solucionar ciertos temas que les afectan. ¿Suena extraño que un psicólogo vaya a otro psicólogo? Pues no tendría que serlo.

Por ejemplo, un psicólogo puede necesitar ir a terapia porque no consigue elaborar el duelo de la muerte de un familiar o ser querido. Puede suceder que esta persona acuda a consulta para que otro profesional le ayude en el acompañamiento a este proceso llamado duelo.

El duelo tiene diferentes fases, y no siempre se pasa rápidamente de un estado a otro, sino que podemos quedarnos en una de esas fases más o menos tiempo o incluso quedarnos encallados en uno de ellas. Sobre todo en esta sociedad en la que no nos enseñan a pasar por un duelo con normalidad, parece que tenemos muy poco tiempo para superar un duelo y no todos necesitamos el mismo tiempo para asimilar la pérdida de esa persona que ahora ya no está.

Cada persona afronta a su manera los malos momentos

Incluso mucha gente lleva a encallarse años en una fase, que no le permite avanzar en su vida con normalidad. En otras culturas y/o países como en México se afronta de una manera muy distinta la pérdida o la muerte de una persona. Ejemplos como el día de los muertos en México en que todo el mundo sale a la calle para recordar a las personas difuntas con canciones y customizados con calaveras pintadas en la cara. Por otro lado, en Estados Unidos se realiza una especie de catering en casa para que todo el mundo pueda despedirse del difundo y dar las condolencias a la familia.

Son maneras distintas de afrontar una misma realidad. Los psicólogos, en tanto que personas humanas, también somos diferentes a la hora de pasar por un momento así. No estamos inmunizados ante la tristeza, nadie lo está.

Resumiendo: un psicólogo no es ni un robot ni un mago

Así entonces y volviendo a la tesis del artículo, espero que después de leer este texto, cuando vuelvas a coincidir con un psicólogo/a, pienses de manera distinta en cuanto a cómo es o en qué puede aportarte. No olvides que las personas somos, ante todo, personas. Con defectos y con virtudes, con miedos y con ilusiones.

Atentamente,

Una psicóloga.

Psicóloga clínica

Graduada en Psicología por la Universidad de Barcelona. Psicóloga clínica y Reeducadora infanto-juvenil. Locutora de radio programa Sinapsis.

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