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Los 7 mejores museos de España que no te puedes perder

Un repaso a varias recomendaciones de los museos de España que deberías visitar.

Los 7 mejores museos de España que no te puedes perder

En España existe un gran número de museos muy interesantes que harán las delicias de los amantes de los museos, el arte y la cultura: desde el universalmente conocido Museo del Prado hasta el menos conocido (pero no menos interesante) Museo de Bellas Artes de Sevilla, pasando por joyas olvidadas como son el Museo Nacional de Escultura de Valladolid o el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz.

En este artículo te proponemos un recorrido por 7 de los mejores museos españoles que no te puedes perder. Esperemos que disfrutes del viaje.

Los museos más interesantes para visitar en España

Obviamente, en un resumen tan breve no podemos incluir todos los museos que consideramos de imprescindible visita en España. En cualquier comunidad autónoma y región española encontraréis multitud de museos interesantes, que albergan muchas joyas pendientes de descubrir. Sin embargo, hemos intentado establecer este recorrido en base a una serie de características: la fama internacional del museo; su calidad museística (que no solo tiene que ver con la calidad de las piezas expuestas, sino también en cómo se exponen al visitante); y, finalmente, el número de obras maestras que guardan en su interior. Vamos a ver, pues, cuál es este recorrido imprescindible por los museos españoles.

1. Museo Nacional del Prado (Madrid)

El Museo Nacional del Prado (más conocido, simplemente, como Museo del Prado) es una de las pinacotecas más reconocidas y visitadas del mundo. En el año 2013, figuró como el decimoctavo museo que más visitantes recibió a nivel internacional, lo que da una idea de la gran calidad de su oferta museística.

En 2019, esta pinacoteca cumplió sus 200 años de historia. Su fundación fue bajo amparo regio, ya que su impulsora fue nada menos que la reina María Isabel de Braganza, la segunda esposa de Fernando VII.

Anteriormente, el edificio (obra del arquitecto neoclásico Juan de Villanueva) había albergado el Gabinete Nacional de Historia Natural. El proyecto se ideó como parte de la urbanización del Paseo del Prado, dentro del gran impulso urbanístico que tuvo Madrid bajo el reinado de Carlos III (que, no en vano, fue conocido como “el mejor alcalde de Madrid”). La Guerra de la Independencia dejó el edificio de Villanueva casi en ruinas, y solo a partir de 1818, y a instancias de María Isabel de Braganza, se inició la renovación de viejo museo.

El inventario de obras del Prado asciende a más de 8.600, de las que un poco menos de la mitad proceden de las colecciones reales, que fue el núcleo original de las obras expuestas en 1819. Esta colección, constituida por obras de artistas tan importantes como Van Eyck, El Bosco, Rubens o Tiziano, se debe al interés que mostró siempre la corona española, especialmente los Austrias, en el coleccionismo de obras de arte.

El Museo Nacional del Prado es parada imprescindible, ya que en él podrás encontrar obras de maestros indiscutibles del arte universal. Entre las obras que guarda la colección permanente, encontramos Las Meninas de Velázquez, El jardín de las delicias de El Bosco y Los fusilamientos del 3 de mayo de Francisco de Goya, entre otras obras maestras.

2. Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)

Ubicado en Barcelona, Cataluña, es uno de los museos españoles más importantes. Su colección de arte románico está considerada como una de las más completas del mundo, por lo que, si te gusta el arte y, en especial, la Edad Media, no puedes perdértelo.

El museo actual se inauguró en 1990 con colecciones provenientes de otros museos de Barcelona. El imponente edificio que alberga las colecciones y que se yergue majestuoso al final de la Avenida María Cristina es el Palacio Nacional, levantado en 1929 para la Exposición Internacional. La construcción, realizada en un estilo ecléctico que mezcla cúpulas barrocas con elementos renacentistas, es ya uno de los símbolos de la ciudad. Además de sus importantes colecciones de arte, es interesante visitar la magnífica Sala Oval, donde se efectuó la ceremonia de inauguración de la exposición del 29.

Los numerosos frescos románicos que alberga el MNAC proceden de diversas localizaciones españolas, especialmente del Valle de Bohí, en el Pirineo catalán. Destacan, por su ejecución y medidas, el majestuoso Pantocrátor de San Clemente de Tahull, así como la Virgen Theotokos (Virgen con Niño en Majestad) de Santa María de Tahull. Importantes son también las tablas y tallas románicas del museo.

La colección gótica es especialmente resaltable. Está constituida, sobre todo, por obras catalanas, auténticas maravillas artísticas que siguen tanto el estilo del gótico internacional como las nuevas ideas venidas de Flandes. El MNAC también alberga una más que interesante colección de arte catalán de los siglos XIX y XX, en la que destacan pintores como Isidre Nonell y Ramon Casas y escultores como Josep Llimona y Miquel Blay.

3. Museo Nacional de Escultura de Valladolid

Se trata de uno de los museos más antiguos de España, puesto que su inauguración se remonta nada menos que a 1842. El fondo artístico en el momento de su fundación se basó en las obras de arte provenientes de los conventos desamortizados durante el gobierno liberal de Mendizábal.

En 1933, dada la gran calidad de sus fondos museísticos, la II República Española lo nombra oficialmente Museo Nacional de Escultura. Su denominación vuelve a cambiar en julio de 2008, cuando pasa a llamarse Museo Nacional Colegio de San Gregorio, en alusión a la sede principal donde está ubicado. Sin embargo, en 2011 recupera su denominación original, que es la que mantiene actualmente.

Los magníficos fondos de este museo se encuentran repartidos entre el ya citado Colegio de San Gregorio (un magnífico ejemplo de arquitectura de la época de los Reyes Católicos), el Palacio de Villena y el Palacio Conde Guiomar. La colección es un excelente recorrido que nos lleva desde la escultura en época medieval hasta la de inicios del siglo XIX, además de mostrar obras pictóricas de maestros de la talla de Rubens o Zurbarán.

4. Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid)

Otra de las paradas imprescindibles en la capital española es el Museo Thyssen-Bornemisza, que se encuentra también en el emblemático Paseo del Prado.

La colección está ubicada en un edificio que es el resultado de todo el proceso de urbanización que sufrió la zona ya desde el siglo XVI. El duque de Villahermosa, propietario del palacio en 1785, encarga en esa fecha las que serían las primeras reformas del edificio, que no pararían hasta el siglo XIX; en 1805, Antonio López Aguado lo convierte en un palacio de refinado gusto neoclásico, cuyas líneas son las que podemos observar hoy. Ya en el siglo XX, se pensó que el palacio podría albergar una ampliación del Museo del Prado, pero finalmente se decidió que fuera la sede de la colección del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza.

Y es, efectivamente, el patrimonio artístico de esta familia de coleccionistas el que podemos admirar actualmente en el palacio. Los Thyssen-Bornemisza consiguieron recopilar, en apenas dos generaciones, una colección que, si bien no es de las mayores del mundo (las obras no superan el millar), contiene una enorme cantidad de obras maestras del arte occidental. Entre ellas, encontramos, por ejemplo, el Retrato de Giovanna Tornabuoni de Ghirlandaio, el Retrato de Enrique VIII de Hans Holbein o la Santa Catalina de Alejandría de Caravaggio. El Thyssen cuenta también con una importante colección de arte contemporáneo, con obras de Salvador Dalí, Pablo Picasso o Edward Hopper.

5. Museo Reina Sofía (Madrid)

Se trata de una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes de España, ubicada en el edificio del antiguo Hospital General de Madrid. El edificio ha tenido una interesante historia: después de más de 300 años de servicios (sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se unificaron varios hospitales de Madrid), finalizó sus actividades como hospital en 1969. Desde entonces, la edificación quedó casi olvidada. De hecho, la salvó de un más que probable derribo el Real Decreto de 1977, que la declaró monumento histórico-artístico.

Posteriormente, se realizaron una serie de remodelaciones; entre ellas, la ubicación de las tres famosas torre-ascensores exteriores de vidrio y acero, obra de José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro, en colaboración con el arquitecto británico Ian Ritchie. Finalmente, y casi dos décadas más tarde de la aparición del Real Decreto, en 1992 los entonces reyes de España, Juan Carlos y Sofía, inauguraron la colección permanente de arte contemporáneo que podemos contemplar hoy.

El edificio que alberga el museo tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera corresponde al diseño de José de Hermosilla, Francisco Sabatini y Juan de Villanueva, levantada en el siglo XVIII, cuando aún servía como hospital. La segunda es la ampliación que realizó el arquitecto francés Jean Nouvel en 2005.

Obviamente, la obra estrella del museo es el famoso Guernica de Picasso, uno de los monumentos más espectaculares del arte pictórico del siglo XX. Sin embargo, entre sus paredes encontramos otras joyas indiscutibles, como la Muchacha en la ventana y El gran masturbador de Salvador Dalí, La mesa del músico de Juan Gris o Pintura (caracol, mujer, flor, estrella) de Joan Miró. En pocas palabras, el Reina Sofía es un recorrido por los mejores artistas de las vanguardias del siglo XX.

6. Museo de Bellas Artes de Sevilla

Los grandes amantes del barroco español, especialmente del barroco sevillano, no pueden perderse la colección de maestros del siglo XVII que alberga el Museo de Bellas Artes de Sevilla. En su colección encontramos obras maestras como el monumental conjunto que pintó Bartolomé Esteban Murillo para la Iglesia del Convento de los Capuchinos de Sevilla, que contiene obras tan emblemáticas como La Inmaculada Niña, La Virgen de la servilleta o San Antonio de Padua con el Niño. De Murillo se conservan otras obras maestras, como la Inmaculada Colosal. Por otro lado, destacan obras de Zurbarán y el Greco, entre otros muchos.

El museo se fundó en 1835, durante el gobierno liberal, y su colección se nutrió de las obras procedentes de monasterios y conventos desamortizados. Como sucede con la mayoría de los museos, el edificio en sí es una obra de arte. En este caso, la colección está ubicada en el antiguo convento de la Merced Calzada de Sevilla. El primer edificio, de estilo mudéjar, fue derribado en el siglo XVII para levantar el actual edificio barroco que, a su vez, ha sufrido varias transformaciones desde el siglo XIX.

Además de la importantísima colección barroca, el museo alberga también pintura y escultura medieval y del siglo XIX. Famoso es el retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, realizado por su hermano Valeriano, y que supone una clara muestra del retrato en la época Romántica.

7. Museo Diocesano de Arte Sacro (Vitoria-Gasteiz)

Inaugurado en 1999, el Museo Diocesano de Arte Sacro de la capital alavesa es, sin duda, una de las mejores colecciones de arte sacro de España. Sus fondos provienen de las colecciones de la Diputación Foral de Álava y de la Diócesis de Vitoria. La ubicación del museo no puede ser más espectacular, ya que sus salas se suceden a lo largo de la girola de la Catedral de Santa María (más conocida como Catedral Nueva). El resultado es un conjunto museístico integrado en el conjunto arquitectónico, en absoluta comunión con el edificio.

Las obras que alberga el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz no son menos espectaculares que su entorno. Su recorrido se articula en seis apartados, divididos según el material y la técnica de las obras que albergan: la piedra, el tronco, la tabla, el lienzo, la plata y, finalmente, otros materiales como el textil. En el primer apartado encontramos algunas de las primeras manifestaciones artísticas del cristianismo alavés, como tumbas, estelas y altares, así como también canecillos, ménsulas y capiteles. En el apartado del “tronco" podemos disfrutar de espectaculares tallas góticas en madera, entre las que se encuentra la famosa talla de la Virgen Blanca, del siglo XIV. Entre las tablas que se recogen en el tercer apartado se pueden contemplar magníficas obras renacentistas procedentes de Flandes, además de obras alavesas.

Las salas del “lienzo” guardan joyas de la pintura del XVI y el XVII, con autores destacados como El Greco, Alonso Cano o Carreño de Miranda. También se ubican en este apartado interesantes esculturas de artistas de la talla de Pedro de Mena o Luis Salvador Carmona. Finalmente, el espacio dedicado a la plata conserva objetos litúrgicos que van desde la Edad Media hasta el siglo XX.

Pero, sin lugar a duda, una de las joyas del museo son los cinco bustos-relicario que forman parte de un grupo de veinte bustos que salieron del taller de los Borman, en Bruselas, en el siglo XVI, y que se encuentran repartidos por iglesias y museos de todo el mundo. El conjunto vitoriano es el más completo y el mejor conservado. Estas tallas de madera de roble policromadas representan a muchachas jóvenes en actitud orante y presentan una profusión exquisita de detalles, tanto en el rostro como en los vestidos, los tocados y el cabello. Los bustos contienen reliquias de las once mil vírgenes que, según la tradición, acompañaron a santa Úrsula a Roma y, más tarde, fueron martirizadas en Colonia.

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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